Libro de los Sutras

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Capítulo 13

Tus cachorros han muerto, hermano. Yo mismo los entrené y lloro por ellos.

La pena es debilidad, Coúbal, tú más que nadie deberías saberlo.

Pero induce a la precaución. No debes atacar a su Afín, mi señor. No provoques la ira del Durmiente. No debe despertar.

El secreto será mío o morirá con él.

Que así sea, hermano. Tus deseos son mi voluntad.

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—Kesna, Kesna, he encontrado otro. Compruébalo tú mismo, este pertenece al tercer escuadrón de tierra. La fecha es correlativa con el diario de vuelo del tuyo.

—Así es —parecía irritado—, tú lógica es irrefutable. Pero, ¿por qué este misterio? No lo entiendo, ¿qué razonamiento motivó al Titán para actuar de esa manera?

El Instructor miraba contrariado el panel, a la vez que Carel se acomodaba en la burbuja y estiraba sus dos miembros superiores. Las conjeturas de su Maestra y las suyas propias eran acertadas y eso la complacía.

—Entonces —continuó el Instructor—, ¿debemos suponer que la desaparecida Alianza de los Siete aún existe en nuestros días?

—Si no toda, al menos, una parte. Ahora —continúo sin prestar atención a nada que no fuera la holografía—, sí que es factible que el ataque a Lunak no fuera contra los Terranens, sino contra los mercenarios de que hablan los diarios de campaña.

—Bien —tercio el Sutra—, alguna raza ayudo a la Alianza en la Gran Guerra ¿y? Eso no quiere decir que en Lunak estuvieran ellos solos, los sensores detectaron Terranen y eso también está demostrado.

—Creo que no era eso lo que preocupaba al Titán. Titanus no destruyó ese planeta porque se encontrará en inferioridad. Las siete razas aún existían y no, como dice la versión oficial, que tan sólo los Mijais sobrevivieron hasta antes del ataque definitivo. Lo destruyó porque temía a algo o alguien superior.

—En cualquier caso —cortó Kesna, que no soportaba demasiado bien la idea de mercenarios—, eso no nos importa en absoluto respecto a nuestro problema en el tercer planeta.

—Sí, es relevante —tercio la Nüwa—. ¿Y si lo que está ocurriendo allí tuviera relación con lo que pasó entonces? ¿Y si fuera de algún modo la venganza? La Maestra Clarta y yo, encontramos rastros de energía psíquica pegados a los restos del escudo en el exterior del planeta, idénticos a los encontrados en los pacientes de Casa.

—Eso es pretender demasiado, Carel, ¿no crees?

La joven Nüwa se sorprendió, la había llamado por su nombre de pila, sin el debido protocolo imperial, y eso la dejó momentáneamente fuera de juego. Situación que Kesna interpretó erróneamente como una duda razonable a su teoría, con lo que continuo sin dilación.

—Aquello sucedió hace más de ciento cincuenta ciclos de vida* (Equivalente a 50.000 años terrestres. E.I.B. de la F.P.L. Medidas y pesos. N del A), no sé de ninguna raza que pueda vivir tanto tiempo. Ni siquiera los Mijais pueden superar más de un tercio de esa edad.

—Piensa que no estamos hablando de un ser normal —ya se había repuesto de su sobresalto adolescente—. Estamos hablando de una forma de vida excepcional. La misma que derrotó verdaderamente a los Terranen. La misma que mata indiscriminadamente a los nuestros en ese confín de la Galaxia. ¿No te das cuenta?, estamos hablando de un ser tremendamente poderoso.

HISTORIA DE LAS GRANDES GUERRAS. "G - 2° Gran Guerra"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora