Capítulo 2

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No puedo mirarle a la cara, me da mucha vergüenza. Al menos no sabe que estoy enamorada de él, eso es una.....¿ventaja?

–Hija, ven a la cocina– me llamó mi padre.

No. No pienso ir. En la cocina también está Kyle. No. Ni de coña voy.

–Dime, papi– dije entrando a la cocina. Mierda, soy idiota.

Kyle se rió por lo de "papi". Genial, ahora he quedado como una niña pequeña.

–He pensado que podíamos ir a cenar a una pizzería, pero Kyle insiste en pedir la pizza para traer a casa– dijo mi padre.– ¿tú qué prefieres?– preguntó.

¿Y ahora qué digo yo?

Si digo de salir a cenar, Kyle me odiara, y si digo de cenar aquí, la verdad a es que no me apetece la idea...

–Kyle tiene razón, mejor aquí– digo mirándole embobada. Él sonríe y yo me vuelvo rojo tomate.

–Creía que no te gustaba mucho lo de pedir comida en casa...– dijo mi padre.

–Hoy no me apetece salir, papá, no le des más vueltas y pide la pizza que estoy hambrienta– respondí nerviosa.

–Ágata tiene razón, señor Thomas– dijo Kyle mirándome.

Sabe. Mi. Nombre.

Kyle Maddox sabe mi puñetero nombre. No me lo puedo creer!!!!

Vale, tranquilízate o parecerás retrasada mental.

–Gracias– le sonreí amable.

–Cielo, pon la mesa mientras que yo pido las pizzas– dijo mi padre. Yo resoplé.

Fui al armario de los vasos y, cuando me pise de puntillas para coger uno, Kyle lo cogió antes que yo sin necesidad de auparse con los pies.

–Yo la pongo, Gatita– me guiñó un ojo. Miré a mi alrededor y mi padre no estaba, se había ido al comedor a pedir la pizza.

–No me gusta ese apodo, Maddox– le dije frunciendo el ceño. Él se acercó a mi oído.

–Ni a mí que me llames por mi apellido, Gatita– se apartó y desapareció por la puerta.

¿Qué coño acaba de pasar?

(...)

Sonó el timbre y yo me levanté a por las pizzas. Abrí la puerta y vi a un chico rubio muy guapo con mis 3 pizzas en su mano derecha.

–Mm serán..– levantó la vista y me sonrió.– 12€, bonita– acabó.

–Pero si costaban las 3 pizzas 15€– dije confusa.

–Pero yo te las cobro a 12 sólo porque eres preciosa– yo me sonrojé. Me dio las pizzas, yo el dinero y se fue no sin antes guiñarme un ojo.

Volví al comedor y dejé las cajas encima de la mesa y me senté en el sofá.

–A comer– los tres nos abalanzamos hacia la pizza como si fuera una presa.

Quedaba solo un trozo de la de barbacoa, mi favorita, y pumm ..... Desapareció al momento. Vi que la tenía entre sus manos Kyle. Lo voy a matar.

–Hey, la quería yo– dije como una niña. Él me miró sin mostrar cambio de expresión.

–Déjale que se la coma, es el invitado– dijo mi padre viendo el fútbol.

ADONISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora