Capítulo 18

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–Y bueno, ¿a qué habías venido?– pregunto dejando el tema de Kyle y mío de lado. Él se pone cómodo.

–Pues la verdad es que venía a preguntarte si preferías que me quedara aquí hasta que tu padre volviera– dice analizando mi comedor.– Ya sabes, por Kyle– acaba de analizarlo y me mira.

Yo me muevo incómoda en el sofá. No sé por qué, pero últimamente siento que Drew está muy protector conmigo en cuanto al tema de Kyle, y eso no me hace mucha gracia.

–Yo estoy bien– respondo simple. Él me mira a los ojos.

–Sé que estás incómoda con él, y por eso quiero ayudarte– me sonríe y me coge la mano.

–Lo sé, Drew, pero créeme que estoy bien con él. No me hace nada y prácticamente no cruzamos palabra– miento sonriendo. Él me mira no muy convencido, pero luego asiente y se levanta.

–Bueno, pequeña, me voy, que tengo que llevar a mi hermana a su representación de baile, y no puedo llegar tarde– me dice sonriendo, y yo le respondo igual.– ¿Te apetece venirte?– pregunta.

–Que va, no puedo, Drew. Ahora mismo pensaba subir a hacer los deberes atrasados de estos días, que hay bastantes– digo estresada. Él asiente y se va.

Yo me subo a mi habitación sin hacer mucho ruido para que Kyle no salga y bueno... Ya sabéis...

Cierro la puerta de mi habitación, me pongo las gafas de estudio, me siento en el escritorio y...¡comencemos!

*3 horas más tarde*

–Al fin!!– digo cerrando el libro de biología y estirándome en la silla. De repente, una punzada de dolor en la espalda se hace presente.– Auch!!– digo rozando con las yemas de mis dedos la herida del perro de Theo.

Mi puerta se abre y aparece Kyle solo con unos pantalones de chándal puestos.

–¿Por qué no me has avisado de que tu amigo se había ido?– pregunta acercándose a mí a paso lento.

Mierda.

–Porque...mm estaba haciendo deberes– digo, bueno, más bien pregunto.

–¿Y ya los has acabado?– pregunta cuando está enfrente de mí.

–S-sí– digo muy nerviosa.

Él está plantado delante mía, y a causa de que yo estoy sentada en una silla, tengo su...miembro, enfrente de mi cara. Y por lo que puedo ver, está contento...

–Perfecto– dice agachándose hacia mi y cogiéndome de la cintura.

Ahora él estaba sentado en mi silla y yo encima suya. Empieza a besarme desenfrenadamente. Sus manos van viajando por todo mi cuerpo: desde mi cuello hasta las piernas. Cuando él empieza a besar mi cuello y clavículas, yo le cojo del pelo y me arqueo. Ese es mi punto débil.

–No sé cómo alguien puede ser tan adictivo– dice cogiendo mi culo y apretándolo muy muy fuerte. Ese gesto hace que fuma tan fuerte que se escuchó por toda la casa.– Si sigues gimiendo de esa manera no vas a salir de aquí– dice metiendo sus manos debajo de mi camiseta y acariciando el broche de mi sujetador.

–Y quién te ha dicho a ti que quiero salir de aquí– pregunto sonriendo de manera malévola. Él me sonríe igual y me coge de las piernas para llevarme hasta mi cama.

ADONISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora