Despierto al escuchar mi móvil. Alguien me está llamando. Miro, es Alice. Automáticamente me siento en la cama y contesto.
–Hola– trato de mantener una voz normal, no la de un recién levantado. Fallo.
Es mejor que no contestar.
–¿Te desperté?– parece preocupada por eso.
–Bueno, sí, pero no importa– menciono mientras me estrujo la cara. Necesito afeitarme.
Ah no, a ella le gustaron tus fotos con barba, me la dejare crecer.
–Perdón, son las nueve. Pensé que estarías despierto por el trabajo.
–Se supone que me levantaría a las diez. Pero, como ya dije, no importa– hablo con amabilidad para que no se sienta mal.– ¿Qué sucede?
–Quería disculparme por mi comportamiento anoche.
–Oh, eso. No creo que tengas que disculparte. No fue tu culpa.
–No me refiero a lo que hicieron mis amigas. Bueno, lo que hiso Alejandra. Me refiero a lo que paso después.
–Oh, ese momento– me estoy haciendo el tonto. No he dejado de pensar en ese momento.
Me rasco la cabeza y dejo mi mano entre mi cabello.
–Sí. Veras, estaba un poco ebria, y pues... no se... me deje llevar.
–Eso pasa. Por suerte yo estaba sobrio.
Nos reímos.
Me enderezo y cruzo las piernas.
–No sé si haya sido suerte– dice falsamente confundida.
–Bueno, creo que llevamos muy poco tiempo conociéndonos– soy sincero.
–Sí, solo una semana, y solo hemos tenido una cita.
–Exacto. Quizá no hubiera sido bueno que amanecieras en mi cama. Quiero decir, no eres cualquier otra chica.
¿Qué demonios estoy diciendo? Acabo de aceptar que si hubiese estado borracho, ella hubiese terminado en la cama conmigo. Mierda.
–Entiendo. Me alegra que pienses así– es sincera, lo sé por su tono de voz.– A mí no me hubiese agradado del todo.
–Realmente no creo que hubiese pasado algo. Ósea, yo no soy ese tipo de hombre. Incluso, no suelo emborracharme.
–Yo tampoco. Quiero decir, no me emborracho mucho. De hecho, anoche solo me tome tres tragos.
–Vaya, eres una chica peligrosa– utilizo un tono juguetón.
–¿Eso porque?– ha adquirido mí mismo tono.
–Tres tragos y ya intentas besarme.
–Hay unas cuantas cosas extra en tu caso.
Me rio, aunque realmente estoy avergonzado.
–Hay muchas razones por las que no te bese.
–Una de esas cosas es que eres todo un caballero.
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Rosas Blancas y Café
RomanceJared Gale es un diseñador gráfico que vive en la ciudad de San Juan, Puerto Rico. Esta es la historia que cuenta como se enamoro de Alice Rose, una hermosa artista que pinta hermosos cuadros realistas, y a su vez, trabaja en el Café de su padre...