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Las semanas pasan y Alice y yo nos queremos cada día más. Hoy es la exhibición de sus pinturas en el "Café Leo". Hemos convertido el café en una sala de exhibición. Movimos las mesas y las sillas para poder colocar las pinturas.

Al final, donde está la gigantesca pintura con la torre Effiel, hemos puesto una tarima, donde la banda de Moisés tocara durante la velada.

Cierto, no había mencionado que Moisés tiene una banda. Pues sí, toca básicamente todo tipo de música, aunque se consideran más una banda "indie". Moisés es el vocalista y guitarrista.

Es sábado, así que el Viejo San Juan está lleno. Alice está muriéndose de los nervios desde que se levantó. Me había sorprendido que hubiese estado tan tranquila durante las pasadas semanas.

–¿Creen que todos los cuadros están bien ubicados?– pregunta cuando termina de ubicar los cuadros.

En el local estamos, Leo, Javy, Zara, Karen, Alejandra, Mariana, Juan, Laura, Moisés, y Ernesto (que es uno de los empleados del café). Todos estamos haciendo distintas tareas. Leo, Juan, Moisés, Ernesto y yo, hemos estado haciendo los trabajos pesados, es decir: mover y armar cosas, como las sillas, las mesas y la tarima. Leo y Alice se han encargado de acomodar los cuadros. Zara y Laura han ayudado manteniendo todo limpio. Las amigas de Alice han estado en la cocina preparando comida.

Todos miramos. Yo estoy junto con Moisés moviendo una mesa que está mal ubicada.

–Creo que es perfecto– opina Laura.

–Estoy de acuerdo– dice Juan, quien tiene una sacudidora de polvo color rosa.

Algunos cuadros esta puestos en las paredes, otros están en caballetes colocados en distintas áreas por todo el local.

–¿Y si se caen?– pregunta Alice algo ansiosa.

Tiro la mesa, lo cual hace que Moisés casi se caiga ya que es pesada, y me acerco a ella. La abraso y le doy un beso en la cabeza.

–Todo va a estar bien. Están bien ubicados, nada se caerá– le digo, nos miramos.

–Quizá deberías ir a tomar un poco de aire fresco– sugiere Leo.– Nosotros podemos hacer los últimos arreglos.

–Sí, siempre te calma caminar por el paseo– opino.

Ella me sonríe.

–Bueno, quizá sea una buena idea– me sigue sonriendo, capto de inmediato.

–Claro, te puedo acompañar. Quizá deberías pedírmelo directamente sin mirarme con esos ojitos que me hacen perder la cabeza.

–Eso sería un grave problema amigo– dice Juan. Entiendo el doble sentido y lo miro mal.

Todos se ríen, menos yo. Finalmente tomo a Alice por una mano y la llevo a la privacidad.

Quizá no sea exactamente privacidad, teniendo en cuenta que hay cientos de personas en el "Paseo de la Princesa", pero, al menos Alice se relaja un poco. Después de una hora regresamos al café. Son las cuatro de la tarde, y ya todo está listo, incluso la banda ha llegado para montar su equipo. La exhibición está pautada para comenzar a las seis de la tarde. Así que es tiempo de ponernos presentables.

Nuestros amigos ya se han ido. Solo esta Leo, quien ya está vestido y listo para recibir al público.

La realidad es que la mayoría de las personas que harán presencia serán de la alta sociedad. La valoración de los cuadros de Alice Rose ha resultado ser más de lo que ella imaginaba.

Rosas Blancas y CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora