La semana pasa como nunca antes. Gonzales no has dado algunos trabajos, pero no tanto como para perder la cabeza. Cada tarde he visitado a Alice, siempre tomamos un café, platicamos, la observo pintar y mi parte favorita es cuando nos besamos.
Si, por fin la besaba cada vez que se me daba la oportunidad, sin excusas, sin nada que perder.
Aún no hemos tenido relaciones, no porque no quisiéramos, es que porque no ha llegado el momento, y a pesar de que no lo hemos mencionado, ambos estamos de acuerdo. No hace falta que hablemos para comprendernos.
Por las noches, como de costumbre, voy al gimnasio junto con Javy. La noche del jueves, Javy y yo hablamos sobre nuestras relaciones.
–Creo que te ha dado tan fuerte como a mí– menciona Javy.
Ese día había llegado un poco tarde ya que había estado tiempo de más con Alice.
–Sé que no soy el único– Javy también ha estado muy comprometido con su relación.
–No me queda de otra. Si ya no estás en casa– se defiende.
Debo decir que es una defensa muy débil. Teniendo en cuenta que desde antes de comenzar mi relación con Alice, ya Javy se veía menos en casa.
–Es solo por las tardes– le digo.
–Eso se te pasara.
Me rio. Como si a él se le hubiese pasado.
–No creo– digo mientras me siento para hacer un ejercicio.– Estoy muy seguro de que estoy con la mujer que quiero pasar el resto de mi vida.
–Vaya, estamos bien románticos– se burla Javy.
–Es la verdad– digo.
–Sera cursi, pero yo estoy igual. Zara...– sonríe– Zara es más de lo que merezco.
Lo miro con los ojos entrecerrados.
–Javy, claro que te la mereces. Eres un buen hombre. Por algo eres mi mejor amigo.
Javy me mira extrañado.
–¿Eso que tiene que ver con la chica que me merezco?
–Se escoger a mis amigos. Siempre escojo a las mejores personas. Tú eres una de las mejores personas que conozco.
Javy sonríe.
–Entiendo.
Sonrío y continúo entrenando.
La noche del sábado, como habíamos acordado, Alice y yo vamos a cenar. Estamos en "Grappa" un restaurante Italiano en el pueblo de Dorado.
Alice luce un vestido blanco, le llaga a las rodillas, y es sencillo, pero, elegante. Tiene más maquillaje de lo acostumbrado, pero no tanto como para ocultar su belleza natural. No puedo dejar de mirar sus labios rojos.
Yo visto más o menos a su nivel, solo que menos que más. Traigo una camisa blanca de botones manga larga, llevo las mangas recogidas y con la mitad de los botones sueltos. Además, traigo unos jeans y unos de mis zapatos favoritos de "Aldo".
Enserio tengo que dejar de mirar sus labios. Me veo muy raro. No lo puedo evitar.
–Tus labios me desconcentran– le confieso.
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Rosas Blancas y Café
RomanceJared Gale es un diseñador gráfico que vive en la ciudad de San Juan, Puerto Rico. Esta es la historia que cuenta como se enamoro de Alice Rose, una hermosa artista que pinta hermosos cuadros realistas, y a su vez, trabaja en el Café de su padre...