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¿Quién soy en este momento? Me siento vacío, siento que no debería estar aquí. No soy Jared Gale, soy una persona que no comprende lo que Alice Rose tiene en su mente, si es que ella es Alice Rose. Soy un hombre enamorado que no sabe qué hacer, porque su amor a perdido una parte de su ser. Pensaba que lo estaba haciendo bien, creí que estar a su lado, abrazarla y consolarla bastaría. Pero no es así. Ella solo quiere estar a solas, algo que yo no quiero permitir. ¿Qué hago aquí? ¿Qué estoy haciendo en la entrada de mi casa, cuando mi hogar está en otro lugar?

La puerta se abre sin yo tocarla, y ahí aparece mi mejor amigo, confuso, desorientado.

–¿Qué haces aquí? ¿Qué paso?– pregunta asustado.

–Ella quiere estar sola– susurro y entro.

Voy hasta el mueble y me tiro. Caigo acostado a lo largo. Javy se acerca.

–¿Jared, que demonios? ¡¿Cómo se te ocurre dejarla sola en este momento?!– me reclama.

–No quería hacerlo– me defiendo.

–¿Por qué lo hiciste?– Javy esta incrédulo.

–Por cómo me lo pidió. Realmente parecía necesitarlo.

–Jared, no sé si lo sabias, pero, las mujeres comúnmente piden lo contrario a lo que realmente quieren.

–Alice no es ese tipo de mujer. Javier, ella ha perdido a sus dos padres. Es muy duro para ella. Quizá solo necesita aceptarlo, y para hacerlo necesita estar sola. Yo iré mañana a primera hora. Solo será una noche. Además, no será mucho tiempo.

Ya son casi las siete de la noche.

Javy parece no estar de acuerdo. Finalmente, se va de la sala sin decir nada. Creo que se ha ido a su habitación. No le doy importancia. Me quedo mirando el abanico de techo por mucho tiempo. Hasta que recibo una llamada de mi madre.

–Lamento mucho lo que ha pasado. Tu padre y yo pensábamos ir, pero como John nos dijo que el funeral seria hoy, decidimos mejor quedarnos acá.

–Hicieron bien. Hubiesen gastado mucho dinero.

–Eso es lo de menos. ¿Cómo esta Alice?– mi madre está muy preocupada, y eso me hace sentir peor.

–Nada bien. Me pidió que la dejara sola. Creo que tiene una lucha en su interior.

–¿Qué dices? ¿Sola? ¿La haz dejado sola?

–Sí. Me lo pidió, y pues... yo no quería, pero ella... bueno, realmente lo necesitaba.

–Pero, estas en su casa... ósea, ¿la has dejado sola en su habitación o algo así?

–No, estoy en mi casa, y ella está en la suya.

–¿Jared, pero en que estás pensando? No puedes dejar sola a esa pobre niña.

–Mamá ella me lo pidió. Tuve que hacerlo– he comenzado a llorar.– Es la primera vez que me grita, en una mala forma... y yo...

Hay silencio.

–Lo siento mucho Jared.

–No, nadie siente las cosas, no como yo.

Tampoco como ella. Ese es el problema. Si al menos pudiera sentir lo que ella siente, si pudiera robarle todo su dolor. Pero, mi amor al parecer no es suficientemente fuerte como para poder consolarla en estos momentos.

Rosas Blancas y CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora