Capítulo 34

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Colgué, y me devolví hacia dónde estaba Gerard. Me senté a su lado, nuevamente. 

— ¿Qué quería, ahora? — Preguntó riéndose.

— Joder. —  respondí, acurrucándome a él.

[...]

Pasamos el resto de la tarde, y noche, viendo películas y series, hasta que decidimos dormir. Por más que insistí que durmiera conmigo, quiso dormir en el sofá, así que, no discutí más, y me adentré a mi habitación para cambiarme por una pijama, que consistía en unos bóxers que yo misma compré, y una sudadera de Jimmy.

«Lo sé, algo muy leve para una noche fría, pero me gusta»

[...]

Me desperté, estirándome. Me revolví en la cama, y estiré mi mano, aún con los ojos cerrados hacia la mesita de noche, que se encontraba a un costado de mi cama, para tomar mi celular, y ver la hora.

12:46.

«Sigue siendo temprano»

Iba a volver a dormir, pero unas molestas voces no me dejaban hacerlo, así que, me levanté perezosa y molestamente, descalza.

Llegué a la sala, medio adormilada, y rápidamente, el escándalo bajó de intensidad. Al parecer, me habían visto.

— ¿Cuál es todo éste escándalo? ¿No ven que trato de dormir, coño? — dije, tallándome los ojos, para después abrirlos.

— Sí, ya lo notamos. — dijo la muy reconocible y sarcástica voz de Syn.

— Mierda, ¿No tienes nada bueno que hacer, aparte de fastidiarme? ¡Estás intenso, últimamente! — dije, caminando hasta el sofá, donde mi tiré, y me acurruqué, para recuperar mi sueño.

— ¡Sky! ¡Levántate! — escuché la voz irritante de Hannah.

— ¡No! — respondí, moviéndome.

— ¡Sí! — escuché unos pasos acercándose que, apuesto mi vida que son los de ella.

— ¡No! ¡El doctor dijo que reposara! — hice un silencio, recordando ese momento con más claridad. — Que diga, la enfermera.

— ¡Eso no significa que debas estar sin comer, ni hacer nada, aparte de dormir! — dijo, halándome por las piernas. — ¡Sky! — alargó mi nombre.

— ¡Mierda! ¡Sí jodes! — dije, incorporándome. — ¡¿No tienes clases las cuales asistir hoy?! — dije, poniéndome las manos en mi cara.

— Nope. — respondió.

— Sky, yo me voy, tengo que arreglar mi cosas de la facultad. — dijo, Gee, desde atrás.

— Está bien. — dije.

Gee se me acercó, me dió un beso en la comisura de los labios, y se fué.

— ¿Qué fué eso? — preguntó Hannah, mirándome pícara.

— "Eso", ¿Qué? — pregunté, haciéndome la estúpida.

— Sabes a lo que me refiero, pendeja. — me miró, esperando que dijera algo. — Te besó en los labios...

— ¡No! ¡No, no, no, no, no! — dije, levantándome.

— ¿No? ¿Y porqué yo sí lo ví así? — dijo, siguiéndome.

— ¿Yo que sé? — dije, yendo hacia la cocina. Ví a Syn cocinando. Por un momento olvidé que estaba aquí, también. Me dirige al refigerador, y lo abrí. — No me besó, ¿Ok? — le dije a Hannah. Saqué el jugo, y lo llevé hasta el "mostrador" de la cocina, y busqué un vaso, quedando al lado de Syn. — ¿Porqué tan callado? — le pregunté, ésta vez a Syn.

— ¿Qué? — parece que estaba perdido. — Ah. no sé, ¿Será porque no tengo de qué hablar? — dijo, volviendo a su actitud sarcástica.

— Ok, ok... — dije, rodando los ojos. — Alguien despertó con el pie izquierdo. — dije, sirviéndome jugo para después, guardarlo en el refrigerador, y volver al sofá con Hannah. Sólo escuché su bufido. — Bueno, y ya que me interrumpieron mi sueño, ¿Qué tienen en mente? No puedo salir de casa, al menos que sea para ver a Amy, así que.. — dije, y luego tomé de mi jugo.

— Bueno, en realidad, no tenemos ni idea... — dijo Hannah.

— Y Syn. — lo llamé, y después de unos segundos, estaba a mi lado. — ¿No haz tenido alguna carrera o algo?

— Sí, pero no he ido.

— ¿Qué? ¿Porqué?

— Porque tú estás en reposo. — dijo mirándome.

— ¡Aww! — dijo Hannah.

— Aveces pienso que eres muy estúpido. — dije, antes de reírme. Él sólo bufó y miró a otro lado.

[...]

Ya había pasado mi semana de reposo y, aparte de las veces que fuí a ver a Amy, antes de que Hannah y Syn invadieran mi apartamento, solo fuí una vez más, para ver sobre su salida, y llevarla a casa, dónde me prometió "no beber", pero sé que no será así, y si en un caso me equivoco, la cagará de una u otra manera. Lo que se me hizo raro fue que, después de que Syn y yo lleváramos a Amy a su casa, no lo ví más. Me preocupé, pero los chicos me decían que él estaba igual que siempre, y que no le pasaba nada pero, hace falta en mi vida diaria, con sus fastidios, o solamente su presencia. Parece que en estos 4 años que llevo de conocerlo, me acostumbré a él, y ahora no sé qué hacer. Pero bueno.

También fueron los chicos a invadir mi privacidad todos los días, uno por uno, pero ya hoy es jueves, y estoy en la universidad, justo en la cafetería junto a Jimmy y Frank, comiendo como los grandes.

— ¿Han sabido algo de Syn? — pregunté, después de tragar.

— ¡Que él está bien, mujer! — exclamó Jimmy, con la boca llena, haciendo que algunos trozos de comida cayeran en la mesa.

— ¡Sí, pero no lo he visto como por 5 días!

— ¡Bueno, no sé qué le habrás hecho! — dijo, volviendo a comer de sus papitas.

— ¡No le he hecho nada! — exclamé, dejando de comer.

— Pues, al parecer sí, ya que, lo he visto en todos esos 5 días, y qué raro que a tí no, si se la pasaba detrás de tí, fastidiándote. Le habrás hecho algo. — dijo ésta vez, Frank.

— ¡Que no le he hecho nada! — dije, levantándome. — Me largo. — exclamé, tomando mis cosas. Odio que me contradigan, cuando sé que tengo la razón, y más cuando no me creen.

«Vete a la mierda, Frank»

Caminé hasta el salón donde me tocaba mi próxima y última materia. Entré al salón, y solo habían un pequeño grupo de personas en una esquina del salón, hablando. Me senté en otra esquina, y saqué mi cuaderno, para dibujar, escribir, ¡Lo que sea!

Estaba dibujando un rostro, no es mi especialidad dibujar, pero no se me da mal, tampoco. Escuché que alguien más entró y sentí deber verlo; y así lo hice. Era Syn, y se encaminaba a otra esquina, contraria a la que yo estaba, después de verme, así que, me levanté, y le seguí. Iba a sentarme en la silla que estaba al frente de él, pero había una chica ya sentada.

— Quítate. — le dije a ésta. Me inspeccionó de pies a cabeza y volteó la mirada. — Mira, zorrita, ¿Eres sorda o te haces? Te dije que apartaras tu sucio y virgen culo de la puta silla, ¡Ya! — le dije, haciéndola parpadear a causa de mi tono. Y sé que tengo la mirada de Syn en mí. La chica me vió, nuevamente, y se levantó, fastidiada. — Gracias. — le dije, cínica. Me senté. — ¿Porqué coño me haz estado evitando éstos últimos días, eh? — me miró Syn, y frunció el ceño. — ¡Responde! ¿Qué te he hecho?

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2345678908284649 siglos después :v

xx.


Jet Black Heart (Synyster Gates)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora