Capitulo 4

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-Tienes 10 minutos para decirme por qué has hecho lo que has hecho-

Nicolas estaba acostado tomando un té que mi tío le había preparado después de haberlo encontrado en el patio.

Julian y Alex me miraban desde la puerta completamente callados.

Yo no se como definir mi estado en este momento. Hasta hace un rato estaba muy preocupada, y ahora ese sentimiento se ha esfumado gracias a Dios.

Si él no hubiera aparecido, mis padres ya estarían de vuelta y yo ya hubiera muerto de un infarto. Sé que mis padres han dicho que Nicolas no es mi responsabilidad, yo no lo veo así. Todos los hermanos mayores son protectores o bueno, la mayoría y yo no soy la excepción.

Miro un poco angustiada a Nicolas. No podría estar enojada con él porque yo se lo que siente, yo sentí lo mismo que mi hermano. Ahora ese sentimiento de abandono ha disminuido, o por lo menos he aprendido a lidiar con él. Pero que yo lo haya podido manejar no quiere decir que Nicolas lo haga.

-Pequeño, puedes confiar en mi- digo segura. Nicolas me mira unos segundos y después a los dos hombres parados estáticos en la puerta de su habitación.

Noto que quiere hablar conmigo, pero no con ellos. Eso me hace sentir bien y sonrio por dentro. Que tu hermanito se sienta seguro hablando contigo es algo impagable.

-¿Pueden dejarme a solas con Nico?- pregunto y me levanto para cerrar la puerta. Ellos me miran sonriendo como si yo estuviera bromeando. -Por favor. Es en serio-

Julian deja de sonreír y asiente pero antes de ir se se adentra en la habitación y saluda al pequeño, éste lo abraza como si se conocieran de toda la vida. Y no les voy a mentir, mi corazón siente ternura al ver esa escena. Es tan lindo, Nicolas obviamente.

Una vez ya solos mi hermano y yo me siento a su lado y lo inclino hacia mi para acariciar su pelo. Nicolas al igual que con Julian me abraza fuerte.

-Pensé que estabas enojada-dice abrazandome cada vez más fuerte.

-No, claro que no- suspiro y beso su cabello. Amo el cabello de Nicolas, es demasiado sedoso, más que el mío. Bueno en realidad él es mucho mejor que yo. Desde lo físico, como lo intelectual. Estoy segura de que será un hombre hermoso y poderoso.

-¿Has llamado a mamá?- pregunta y se separa para mirarme. Sonrio al escucharlo, está preocupado porque no quiere que lo regañen.

-No- respondo aún sonriendo. Nicolas suspira aliviado y me devuelve la sonrisa.

-Perdón por haberte preocupado- toma mi mano y veo como sus ojos se empapan queriendo llorar.

-Ya está. Mi función como tu hermana mayor que te ama, es preocuparme- digo y seco las lágrimas que recorren su rostro.

-Gracias- dice y se tira a mis brazos.

-Tienes que prometerme que no lo harás nunca más. No sabes el susto que me di- exclamo y él asiente más tranquilo que antes.

Hace diez minutos estamos abrazados con Nicolas pero al parecer él no está del todo bien.

Mis padres nunca supieron lo mal que yo me sentía cuando me dejaban sola. Nunca me lo preguntaron y dudo que se lo hayan hecho a mi hermano. Tampoco estoy enojada con ellos. Un poco dolida a lo mejor, pero enojada no. Amo a mis padres a pesar de esa falla que tienen. Todos tenemos fallas y juzgarlos sería de mediocre.

-Sabes, yo te entiendo- rompo el silencio liberandome de mis pensamientos. -Cuando era pequeña hacia lo mismo que tú. Me escondía para que nadie me vea y porque estaba sola. Pero eso no quiere decir que esté bien. En cambio tu no estás solo, aquí estoy yo, para lo que sea. Un abrazo, un beso, un regaño, un consejo, un favor, dinero. No tienes que enfrentarte a esto solo. Yo soy tu hermana en las tristezas en las alegrias, allí estaré yo para compartir cualquier tipo de sentimiento contigo porque te amo y eres lo más importante en mi vida. También tienes a Alex y Julian- termino casi llorando. Nicolas me abraza fuerte y me da un beso ruidoso en la mejilla.

Mi niñero preferidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora