Capitulo 36

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-No podemos estar aquí-. Jenny me miraba con cara de asesina y sin previo aviso me golpeó el brazo derecho haciendo que ardiera del dolor.

-Maldita- susurré enojada -Deja de golpearme- Le pegué una bofetada en su mejilla.

Sé que golpear a una embarazada está mal, pero solo fue en la mejilla, nada malo.

-No deberías haberme golpeado- me empujó hacia atrás.

-Basta- Nos separó Nicolas. -Este no es momento para pelearse-

Jenny lo miró y comprensiva y me sonrió de lado. Yo por mi parte deje pasar el momento y me eché hacia atrás.

Estar aquí no me apetecía.

Nicolas, quien estaba vestido completamente de negro para la ocasión, visualizaba algún movimiento cercano a la cocina.

Los cocineros aún estaban realizando su trabajo tranquilamente, mientras nosotros nos escondiamos detrás del lavado.

A mi querida amiga se le había antojado unos pastelillos que *según ella* solo eran buenos en este hotel.

Su idea había surgido a partir de que le habían negado los pasteles por falta de unos ingredientes. Ella aseguraba que eso era una total mentira y que haría lo posible para tenerlos en su mano.

Mi hermano que siempre busca ocasiones así para poder aprovecharse y ganar algún tipo de beneficio para él, se ofreció a ayudar en lo que lo denominó un: "Hurto benéfico para embarazada*

Cuando llegaron a mis oídos con la idea del robo, me negué rotundamente. Pero un no para ellos no estaba en sus planes. Me habían arrastrado hasta aquí metiendome en su ilegal plan.

-Según mis cálculos ya deberían haber tomado el receso- exclamó Nicolas.

En las manos de mi hermano se encontraba un cuaderno con toda clase de información del hotel, incluyendo la cocina. Ni siquiera quiero preguntar de dónde sacó eso.

-Ahí se están yendo- dijo Jenny. Cada cocinero habían abandonado el lugar y se habían marchado sin saber allí se sufriria un futuro robo.

-Tenemos veinte minutos para hacer esto- dijo Nicolas quien se había colocado una mascara negra.

-Yo no haré nada- exclamé y me sente en posición de indio.

Nicolas y Jenny se miraron y sonrieron de lado. Me tomaron del brazo y me lanzaron en la escena del crímen.

Estaba sola en aquella inmensa cocina. Busqué a los demás y estos hacían ademanes para que siguiera avanzando.

-Empieza a buscar- gritaron.

-¿Qué?- pregunté mirando a mis costados -¿Y ustedes que harán?- Mi rostro ardia y los nervios empezaron a apoderarse de mi.

-Nosotros vigilaremos por si viene alguien- dijo Nicolas sonriendo.

Sin ganas pero nerviosa empecé a caminar en busca de aquellos pastelillos.

La cocina era gigante y en cada lugar que buscaba solo se encontraban utensilios y más utensilios.

¿Por qué Nicolas se había vestido de tal manera si no haría nada más que vigilar la entrada? Esos dos desgraciados me las pagarían. Van a ser mis sumisos por una semana entera, lo aseguro.

Caminaba a paso lento para no dejar ninguna pista de hurto y tomé un paño para no dejar huellas digitales. Nunca se sabe qué es lo que puede llegar a pasar aquí, y yo no quería ir a la cárcel siendo tan joven.

Mi niñero preferidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora