Capitulo 25

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-Nunca me dijiste que tenías hermanos- exclamé en voz baja a Bruno. Este iba callado y mirando la ventanilla del auto. A veces cuando Gustavo, su padre le hablaba me daba cuenta que mi supuesto novio no le tenia respeto sino, miedo. Si, un chico como Bruno le tenía miedo a alguien.

-Nunca hablamos de nada- dijo en voz baja. Asenti con la cabeza y este volvió a su posición anterior. Mientras que su pierna se movía de arriba hacia abajo cada vez más rápido. Como si nunca quisiera llegar a su casa. Maria, por su lado, pareciera que estaba desesperada por llegar y estar con su hijo, ya que no paraba de hablar de él.

-Oriana, ya llegamos- dijo Maria exaltada. Reí interiormente, ya que yo ya había estado aquí.

-Mamá ella ya conoce la casa- Exclamó Bruno tomando mi mano y besandola. Esto me recordó a Frann y sentí culpa, mucha culpa. Saqué de inmediato su mano, de manera sutil. La madre de Bruno que nos estaba mirando se quedo pasmada por lo ocurrido, pero al darse cuenta que nosotros lo estábamos mirando se acomodó en su lugar.

Camino al interior de la casa, se veía a un grupo de personas que entraba y salía. Ellos llevaban en sus manos montones de flores y comida, manteles, entre otras cosas.

-¿Se festeja algo?- pregunté a Bruno y este solo levantó sus hombros.

-No lo creo- dijo mirandome y luego a su alrededor. Su mirada se posó en una de las personas que estaba por allí -¿Lo dices por todo esto?- hizo ademanes -Siempre es así. Mi madre los contrata para que siempre se vea todo 'diferente'- rió -"Hay que romper la rutina"- imitó la voz de su madre, pero no de una forma agresiva, sino con amor, como si hablar de ella fuera algo que le gustaba.

-Creo que es hermoso- dije sonriendo.

-Es una pérdida de dinero- se sumó Gustavo a nuestra conversación -Pero todo sea por complacer a mi mujer- terminó y tomó a su mujer de la cintura. ¿Cómo es que alguien que es tan duro con su hijo, fuera tan dulce con su mujer? ¿Sería así con su otro hijo o solo tiene problemas con Bruno?

Al llegar adentro, empecé a contemplar toda la casa. A pesar de que ya había estado aquí, no había tenido la oportunidad de mirar del todo la casa. No podía creer la cantidad de muebles modernos que esta tenía, y hasta me parecia que habían cosas innecesarias. A pesar de que mi familia también tuviese dinero, podía ver la diferencia entre mi familia y esta.

"Las aparencias es la doctrina principal de nuestra clase social" las palabras de mi padre me cayeron como un balde de agua fría.

Pasamos de la sala hasta el jardín, en donde allí se encontraba la cena ya servida. Otro grupo de personas aguardaban a un costado de la mesa con sus manos juntas hacia atrás. Siempre me pareció algo horrible, porque a nadie le gusta mirar como las otras personas comen. Y yo se los digo porque sé de lo que se trata, lo viví cuando nos perdimos con Jenny cuando fuimos de vacaciones a una playa fuera de la ciudad, y no podíamos encontrar nuestro hotel, ya que nos habíamos adentrado en una especie de bosque lleno de indígenas que pasaban como si nada, ni.siquiera nos miraban, solo los niños y estos nos trataban como un bicho raro. Estuvimos allí todo un día, hasta que apareció la policía y nos llevó de vuelta a nuestro hotel.

-Espero te guste la cena- dijo Maria que estaba sentado junto a su esposo.

La cena constaba de un primer plato simple de verduras, cortadas finamente y un par de cremas para mojarlas. Tomé una de ellas y lo introduje en mi boca, realmente sabia bien y no pude contenerme en comer otra rápidamente.

La conversación fluyó de manera natural, y tanto en tanto, Maria preguntaba a su ama de casa dónde se encontraba su hijo mayor, pero no obtenía una respuesta concreta. Gustavo, que siempre mantuvo su celular en mano, también habló durante la cena, pero nunca mostró un rostro alegre, sino que estaba serio como una piedra.

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