Narra Julian:
¿Qué era lo que a Alex tanto lo angustiaba? Miles de hipótesis cruzaron en mi cabeza.
La posibilidad de una Jenny embarazada, de una Jenny que la habían engañado, de una Jenny psicopata que quería abusar de mi amigo y hasta una Jenny con una enfermedad de transmisión sexual pasaron por mi diminuto cerebro con unas pocas neuronas funcionando. Tengo bien en claro que debía dejar el cigarrillo, y como un futuro doctor debía dar el ejemplo y sé que si sigo así, a los 40 ya no tendría ninguna linda neurona haciendo corriente.
La mirada de Alex aún después de unos varios minutos, seguían fijos en el suelo. En ocasiones traté de buscar qué era lo que lo atraía tanto, pero desgraciadamente no hallé nada. A lo mejor Alex todavía tendría amigos imaginarios. Sonreí al recordar mi niñez y ese ejército de amigos invisibles que tenía. Esos si eran buenos tiempos. Con la sonrisa dibujada en la cara, traté de llamar a Alex de dónde sea que en este momento se encontraba.
-Alex- dije una y otra vez, pero aún así él no respondía. Sin saber que hacer y ahora un poco asustado, lo tomé de su poco cabello rubio y lo jale hacia atrás, dejando su rostro a merced del cielo. La luz del sol hizo que mi amigo cerrara de inmediato sus ojos y así pude ver que unas cuantas lágrimas brotaban de sus ojos. Lo solté sin esperar ni un respiro y este se quejó de aquello. Alex estaba llorando, y eso para mi era demasiado. Ver a un hombre llorar es grave porque eso quiere decir que llegó a un punto en dónde se ve ahogado en su tristeza y ya no puede contenerse. En ese punto ya te vale madre que se burlen de ti hasta el día que llegue tu muerte. En ese punto uno solo quiere llorar hasta morir ahogado en un mar de lágrimas.
Me golpeé con disimulo la cabeza tratando de librarme del colapso de estupidez en el que había entrado. Mi madre decía que mirar tantos dibujos animados me harían daño, y puede ser que esté en lo cierto.
-¿Eres idiota o qué?- preguntó Alex que recién había caído en cuenta que era yo el que lo había tomado por el cabello.
-Definitivamente ninguno de los dos- dije seguro. -Que yo sepa, me llamo Julian Serrano- volví a hablar con una sonrisa que podía llegar a contagiar a cualquiera menos a mi dolido amigo.
-¿Qué mierda te pasa a ti?- preguntó alterado -¿Has estado mirando toda la noche los dibujos animados, no es asi?- Ese había sido un golpe bajo. Que mi madre me regañara es una cosa, pero que mi amigo lo hiciera, eso, eso no era posible.
-Si- musité enojado -Pero también he hecho algo peor- largué un bufido al recordar mi no tan horrible encuentro con la causante de mis pesadillas -Hablé con Sabrina-
Alex pareció no haber comprendido lo que en realidad significaba aquello, pero luego de unos largos instantes lo comprendió.
-No me digas- exclamó estupefacto -¿Qué te ha dicho? Esa chica es muy maldita ¿No te ha lastimado, verdad?- preguntó mientras sobaba su roja nariz. Claro, Alex estaba llorando y yo aquí queriendo dar lastima.
-Nada importante- musité desinteresado -Ahora dime qué es lo que te pasa a ti- Alex rodó los ojos y de inmediato sacó otro cigarrillo de su abrigo y empezó a fumarlo sin perdón.
-Jenny está en un estado algo.. inesperado- comentó como si quisiera borrar lo que había dicho.
-No me digas que es lo que estoy pensando- grité llamando la atención del público que luego de lanzarme miradas de horror, siguieron con sus vidas.
-Si- dijo Alex tras una larga sesión de mirada con mirada
-Cuando uno tiene una pareja estable tiene que tomar precauciones- dije sin saber que decir. Alex asentia mientras rascaba su nuca -Uno nunca sabe lo que la otra persona puede llegar a tener. A mi primo le pasó lo mismo, pero pudieron curarlo con unas medicinas. Lo que nadie le ahorró fue la vergüenza que sintió al tener que ir a comprar los medicamentos- suspiré angustiado. Hanzel era una buena chica, pero claro que traía su sorpresa y le dio un regalo de cumpleaños adelantado a mi primo -¿Qué es lo que tiene Jenny? ¿Gonorrea?- pregunté a mi amigo quien me escuchaba atentamente. El rostro entumecido de Alex me asustaba. Era difícil lidiar con ello.
-Jenny parecía una chica sofisticada. Pero bueno, vaya sorpresa. Aún así me cae bien. No deberías terminar con ella- suspiré una vez más -Tu también debes ir al especialista- inquirí como buen amigo que soy.
-¿QUÉ?- preguntó en un super grito mi amigo. Sus ojos grandes parecían salir de su órbita. En ningún momento quise fastidiarle, yo solo quería ayudar. Tragué saliva y lo miré unos segundos ya que este no reaccionaba.
-Jenny no tiene ninguna enfermedad- musitó enojado -Jenny está embarazada- susurró y buscó con la mirada a su sobrino, esperando que no haya escuchado nada que no debía saber por ahora.
Me sentí un completo inútil al darme cuenta que había dicho miles de barbaridades en apenas 15 minutos. Era obvio que Jenny no tenia nada de aquellas enfermedades. Eso sería grave y me alegraba por amigo al no tener que lidiar con eso.
Ahora lo que no comprendía era el problema que se hacía Alex con el embarazo. Más allá que los dos son algo jovenes para formar una familia, estoy seguro que les irá de maravilla. Tanto Alex como Jenny son personas extraordinarias y por más que ahora no tengan la base soñada que se requiere cuando se tiene una familia, sé que saldrán a flote y serán una gran familia.
-Mi madre me tuvo a los 16 años- dije seriamente -Fue algo difícil para mis padres tener que tomar la responsabilidad de tener un hijo siendo tan pequeños. Ellos tenían dos posibilidades: 1. Hacer un aborto, el cuál es el paso más sencillo y rápido para salir de los lios, pero a la vez la más cruel y dolorosa acción que existe en el mundo con la que tendrían que cargar por el resto de su vida, o 2. Tener ese hijo no deseado y tomar el borte, los remos, y remarla hasta tierra firme. Los dos sabían que era difícil el trayecto, pero también sabían que si estaban juntos todo iría bien. Y asi es como estoy aquí contigo ahora. No soy la gran cosa, pero soy una persona al fin y cabo. Mis padres no podran ser los mejores padres, hacen el intento. Mi padre es un maldito mandon, pero bueno, él me sostuvo siempre- terminé mi discurso del año, que creo que fue más largo que el que di cuando salí rey de la promoción y el del casamiento de mi tío, y el de unos cuántos más.
Alex por su lado contemplaba cómo jugaban los niños en el parque.
-Es difícil- musitó -En ningún momento pensé en no hacerme cargo, pero aún así necesitaba pensar- dijo echando su espalda atrás -Me alegra que tus padres hayan optado por tenerte, y por que seas mi amigo- sonrió y pegó su puño contra mi hombro izquierdo. Rei y miré a Nicolas, el que me hizo acordar a Oriana.
-¿Y Oriana?- pregunté al instante
-En casa con Bruno- dijo sin interés -Ella no sabe nada de esto-
-¿Con mi hermano?- pregunté enojado. Sabía que era su novio, pero aún así dolía que ella estuviera con él, ahí en el lugar en donde nos dimos un beso.
-Si ¿Sabías que se conocen?- preguntó riendo. Al parecer se había compuesto -Por lo que escuché ella está ayudandole en algo, y creo que es algo grande- hablo de prisa -No pude averiguar más, ya que mi móvil empezó a sonar y tuve que salir de detrás de la puerta para que no me vean- reímos los dos imaginando toda esa escena.
-ELLOS DOS SON NOVIOS- inquirí con la mandibula tensa. Alex me miró interrogante y río
-Claro que no. Ellos son amigos, ella lo dejo bien en claro muchas veces en la conversación que yo espié-
La ficha me cayó de un momento a otro. Y como si hubiese ganado la lotería, me sentía el hombre más dichoso de la tierra. Ella no estaba con mi hermano, y todo esto era una farsa hacia mis padres. Más allá que ella aún seguía estando con Francisco, sabía que yo podía ganarle. Yo había prometido no meterme con ella por el amor que sentía a mi hermano, pero ahora eso ya no era así. Ella no es mi cuñada. Y Aunque Bruno se merece unas cuantas palizas por hacerles creer a mis padres que tenía una ejemplar y perfecta novia, ahora no me importa. Estoy tan contento que hasta podría abrazar a los asquerosos árbitros del mundial de fútbol.
-Deja de sonreír- dijo Alex a mi lado. Traté de contenerme pero no podía. Cambié de tema para no seguir con esta felicidad a flor de piel y evitar que Alex me golpee al descubrir lo enamorado que estoy de su sobrina.
-¿Qué le dijiste a Jenny?- pregunté aun sonriendo
-Nada. Salí corriendo- respondió en tono de pregunta.
-Tienes que irte ya- dije sin pensarlo y salté de mi lugar. Estaba feliz y quería que todo rl mundo lo esté.
-Dame la dirección de Jenny y vé a buscar a Nicolas que yo conduzco-
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Mi niñero preferido
Ficção AdolescenteEstaban enamorados. Se notaba por la forma en que se miraron entre si... como si tuvieran el secreto más maravilloso del mundo entre ellos...