Capitulo 38

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-¿Podrás soportalo?- pregunté a Julian.

Estábamos en mi habitación, hablando acerca de mi plan para poder reconciliar a los hermanos Serrano.

Hoy sería la cena de la que Bruno me había comentado, y aunque no había sido desinvitada, obviamente Bruno no me esperaría. Pero yo iria de todas formas.

Había hablado con Julian para que mantenga mi nombre en la lista y así podría pasar tranquilamente al evento sin ningún tipo de problema.

El plan era muy simple. Yo iria a la cena haciendome pasar por la novia de Bruno, hablaría con sus padres, trataría de convencer en que su hijo era una persona responsable y buena, y Julian tendría que soportar aquello.

Luego, apareceria Sabrina, quien confirmó su asistencia y dio por sentado que diría toda la verdad. ¿A cambio de qué? De ser la capitana de Dragones.

Cuando me dijo aquello casi me demayo. El voley lo era todo para mi, siempre había sido la capitana y que me quitaran ese lugar no era nada agradable para mi. En un momento quise decirle que no, pero el rostro ilusionado de Julian por la reconciliación con su hermano fue más fuerte que mi pasión por el deporte, y estaba segura de que ya me ocurriría algo para llegar a ser capitana nuevamente.

A Bruno no le resultará nada gracioso todo aquello en un principio, de eso estaba segura y lo más probable es que no querra escuchar nada, pero si eso se daba, tenía un plan B.

Nicolas, Jenny y Alex estaban dispuestos a ayudar si fuese necesario.

Cuando la reconciliación se daría por finalizada, acudiriamos a los padres de Julian y le diríamos la verdad. Sabíamos que no sería nada fácil, pero debíamos confesar todo.

-Creo que si- contestó Julian.

Se sentó en mi cama y se echó hacia atrás quedando acostado.

-Necesito que mantengas la mente fría y que no te dejes llevar por impulsos- exclamé sentandome a su lado.

En las cenas obviamente habría música, y la música te lleva a bailar, y eso seguramente pasaría con nosotros.

-No es eso- suspiró -¿Y si no funciona el plan?- preguntó levantándose y posicionando sus manos en las mías.

Amaba a Julian, amaba su forma de ser, su amor por los que quería era inmenso.

-Funcionará- aseguré mientras le sonreia

-Este plan no es para nada rebuscado- se quejó.

Mi mirada poca amigable lo enterro, despertó y volvió a enterrar ya de inmediato sonrio amigable.

Era mi plan, y que él diga eso no me gustaba en lo absoluto porque claro él no había tenido ni una sola idea.

Era malo el plan, lo sabía, pero no necesitaba que me lo recordase.

-Pero es el único que se me ocurrió a mi solita, y tendremos que llevarlo a cabo aunque no te guste- me quejé y me paré de allí.

El horario se aproximaba y aún estábamos en mi casa hablando de lo complicado que sería. Julian estaba sumamente nervioso y eso me ponía de los pelos.

-Bien. Haré lo que tu me pidas, sargento- exclamó y me tomó por la cintura, me dio un beso en el cuello y me dio la vuelta para que lo mirase.

-Gracias por hacer tantos sacrificios por mi- dijo acercándose -Eres increíble, y aunque parezca algo loco, por eso estoy enamorado de ti.-

Mientras decía aquello, mi corazón latia a mil por hora y cada vez estaba más segura de seguir con él a pesar de todo las cosas que se nos vendrían encima. No solo eran sus padres y Bruno, sino también mis padres.

-Eres lo que inconscientemente buscaba en una mujer. Aunque te suene borde, quiero que sepas que nunca en mi vida te dejaré marchar, y que cada día de nuestras vidas las quiero pasar contigo. Hasta que seamos viejitos, prometo enamorarte día a día, asi no te cansaras nunca de mi- Tomó mi nuca y me acercó a él para besarme. -Gracias por darme la oportunidad de estar contigo- Sus labios se acercaron a los mios, y así nos unimos en un profundo beso de amor.

Las lágrimas salían una tras otra de mi rostro. Nadie nunca en mi vida me habían dicho semejante cosa, y que él, el amor de mi vida lo haya dicho me hacía sumamente feliz. Yo también quería pasar mi vida con Julian, y que él quiera lo mismo era la fantasía más grande de una mujer enamorada hecha realidad.

-Siempre juntos- respondi sin encontrar las palabras correctas. Luego de decirlas, me golpee mentalmente. Era malísima para expresar mis sentimientos, pero gracias a Dios, Julain sabía aquello y no lo tomaba a mal.

-Siempre juntos- dijo burlandose -Eres única- tomó mi mano y me llevó hasta la puerta de salida. Tomé aire, esperando que todo salga bien.

*******

La música de una banda de Jazz inundó mis oídos ni bien pisé el suelo de la mansión de la familia Evans.

La gente iba y venía en todas las direcciones siempre con una sonrisa en su rostro.

Julian se había alejado de mi ni bien llegamos a su casa, entrando sin mi compañía para que nadie nos vieran y nuestro plan empiece mal desde el principio.

Comencé a caminar en busca de Bruno, quien no parecía estar por ningún lugar. Había buscado en cada lugar de la mansión, pero nunca llegaba a ningún lado. Ya me estaba cansando de buscar, hasta que lo vi sentando aislado de la multitud, y como siempre fumando un cigarrillo. Caminé hasta él a paso lento, pensando cuáles serían las palabras perfectas para decir. Bruno no era nadie fácil de persuadir ni convencer y eso no me ayudaba. Aunque Bruno no era mala persona, en lo absoluto, era muy cerrado de pensamiento y no me escucharia así como así.

Mientras me iba acercando a él, solo a unos metros, Bruno levantó la mirada del suelo quedando toda su vista en mi. Tragué lento y seguí con mi paso lento, como si nunca quisiera llegar a él, aún sabiendo que en unos segundos estaría a su lado.

-¿Qué haces aquí?- preguntó ni bien llegué a su lado. Yo que estaba preparada para esa pregunta contesté de inmediato.

-Vine a terminar lo que empezamos- exclamé sentandome junto a él. Bruno suspiró pesadamente, arrojó su cigarrillo y se cruzó de brazos.

-No necesito más de tu ayuda- hablo en voz baja -No quiero meterte en problemas con tu novio- su mirada que antes estaba posada en las personas que se veían a lo lejos, ahora me miraban directo a los ojos. Sus ojos, que eran muy parecidos a los de su hermano, daban un aspecto de tristeza, algo que me mataba por completo.

-No me meteré en problemas- contesté tomando su mano. Bruno me miró confuso, pero en ningún momento hizo algo para alejarme -Julian sabe bien como son las cosas y está dispuesto a dejar que sigamos con esto-

-Claro, como no- río y se levantó del asiento. Me levanté junto a él y lo tomé por el gran brazo que tenía, y rogué porque me escuchara.

-Bruno, dejame ayudarte. Eres mi amigo, te quiero como tal y quiero apoyarte. Terminemos con esto de una vez por todas, por ti- mi voz parecía quebrarse y él al darse cuenta me acercó a él y me dio un abrazo que nunca pensé que me daría alguien como él.

-Bien- contestó seguro -¿Qué tienes pensado?- preguntó tomandome del brazo y llevándome hasta sus padres. -Lo haremos ahora y rápido así no te sientes tan incómoda por tanto tiempo- sonreí y abracé su brazo dándole un beso en su mejilla, a lo que él respondió con una sonrisa de lado.

Llegamos hasta el lugar en donde estaban los padres de Bruno, y al llegar allí no estaban solos. La desgraciada de Sabrina estaba ahí y eso no era nada bueno. Mi plan no saldría como había pensado.

Mi niñero preferidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora