Diario - I

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Quisiera poder explicar el sabor amargo de una lágrima, darle sentido a una espera insensata con más cosas en contra que a favor.

Darle vida a un cuerpo lleno de dudas hasta la raíz, verle una sonrisa inoportuna a la oscuridad, encender una luz por la muerte cercana, rogar porque esta sea lejana, beber un último trago con sabor a optimismo, fumar un último cigarrillo con aliento a esperanza, limpiar cada tristeza del rostro de mi amada, huir lejos de la distancia distante, palabras abiertas, es un enjambre.

Se ha hecho una habitación especial en mi corazón, allí he aguardado por años esperando limpiar las telarañas, allí guardaré mis anhelados deseos, porque sé qué podría avecinarse, sé que es posible obtener una respuesta, sólo una, al menos.

No más nudos en la garganta, no más sabor metálico entre mis dientes, no más desiertos en mi piel.

Se muere un poco cada día, pero también es una nueva oportunidad de renacer.

¿Renaceré?, eso espero, porque de seguro estaré más muerta de lo que estaba ayer.

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