Reflejos

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Sora ha acordado con mi madre el llevarme de viaje por unos días, dice que tal vez olvidar tanta histeria podría hacerme sentir menos miserable. 

Mientras conduce un coche rentado mis pensamientos se dirigen hacia lugares inexactos, pensar que las mil veces en que aparecían los moretones en mis piernas... nunca llegué a especular que fuera a causa de un cáncer.

Después de unas horas de camino hemos llegado a lo que parece ser una cabaña familiar, unos cuantos árboles frondosos enmarcan su entrada, hojas marchitas sin barrer en las pequeñas escaleras que conducen a la puerta principal. Sora me había hablado que allí solía pasar sus veranos cuando su madre aún no había caído enferma, le traía los mejores recuerdos.

- Vamos a instalarnos en la habitación principal, misteriosamente la casa siempre permanece limpia gracias a unos vecinos que viven a unos kilómetros de aquí... quiero que descanses, hay algo que quiero mostrarte - besa mi frente y se retira a la primera planta, la habitación tiene una iluminación algo escasa pero perfecta, además de un calor humano muy acogedor, retiro mis zapatillas y me recuesto entre los edredones de algodón.

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Como de ensueño, atravesando unos metros entre el patio trasero nos hemos encontrado con un lago azul mágico, como ese que muestran en las películas que parece haber sido ilustrado en acuarelas vívidas, sentí mi corazón saltar de alegría, Sora toma mi mano y me lleva hasta allí.

- Deja todos tus miedos aquí, echa un vistazo - me ha dicho, el agua es perfectamente cristalina, como un espejo; logro ver las ojeras que enmarcan mis ojos por todas las noches de llanto, mi piel, aunque sigue igual de pálida, se ve cálida y esperanzada, dejo salir una sonrisa - eso, eso quiero que dejes aquí, deja que el agua se lleve todo lo malo, esa mujer hermosa que está en ese reflejo, esa es tu alma... ¿no quieres luchar por ella? esa mujer es lo más importante en la vida de muchas personas... como yo.

- Cielo... tengo miedo...

- Está bien tener miedo, pero no está bien que dejes que sea más grande que tus ganas de vivir, queremos ayudarte, deja todo aquí, que sea una promesa.

- Te lo prometo... - no sé si he mentido, no sé si en verdad estoy dispuesta a luchar por una causa perdida, sin embargo, jamás había logrado ver en nadie lo que veía en sus ojos, ella representa la fuerza que no tengo.

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Hemos hecho una fogata cerca al lago, cubrimos nuestros pies con una manta de lana y llevamos horas contando estrellas, podría quedarme aquí para siempre...


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