Ideas de Porcelana

Sincronía

El sol se asoma desde un esquina de las montañas, ilumina sus cabellos lilas, hace una mueca de desagrado al sentir la luz directo en sus ojos. Sonrío, se ve hermosa recién levantada.

- Porcelana... pudimos haber muerto de hipotermia - dice al notar que hemos dormido a la orilla del lago.

- Tengo cáncer, la hipotermia es uno de mis menores problemas - digo riendo, a pesar de que le disgusta el comentario comparte la risa - vamos adentro, siento que tengo tierra en todo mi trasero y es incómodo, además llevo días sin fumar... - deja escapar una mirada fulminante y me ayuda a levantar.

- Anthony dijo que tenías que dejar el cigarrillo.

- Sora, tú también fumas, no te hagas la de doble moral, además... no quiero cohibirme en nada, quiero vivir, sólo así sabré que podré morir tranquila. Ayúdame a vivir.

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Hemos vuelto a caer dormidas sobre la cama de huéspedes, el agua de rosas de la bañera había sido un relajante perfecto, Sora ahora llevaba su cabello rubio, se veía aún más sexy... no entiendo, no entiendo cómo es posible que ahora la vea de manera diferente, que ahora sienta que no puedo estar lejos de su mirada, lejos de sus cálidas manos, me hace sentir cosas que no podrían ser explicadas.

- Porcelana, ¿te dije que tenemos chimenea? - dice medio dormida, se tropieza con un estante de roble y sobre su cabeza caen tres libros - joder... eso sí me despertó... ¡eh! ¿leemos?

- Me encanta la idea, pero dejé mis cristales mágicos en casa, lee para mí.

- Perfecto, escogeré uno y te veo en cinco abajo, prepararé el fuego, ponte algo de ropa, te vas a resfriar - mi mira de pies a cabeza y siento como se ruborizan mis mejillas - anda, lenta.

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"Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio adonde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, que tú plantaste, tú estarás allí. No importa lo que hagas – decía – en tanto que cambies algo respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después de que separes de ello tus manos. La diferencia entre el hombre que se limita a cortar el césped y un autentico jardinero esta en el tacto. El cortador de césped igual podría no haber estado allí. El jardinero estará allí para siempre". 'Farenheit 451'  - Ray Bradbury.

Es como si ese pequeño párrafo escogido al azar me diera un mensaje... lo que siempre quise desde pequeña y lo que siempre he querido, perdurar. Que pase el tiempo que deba pasar, pero que nunca muera mi recuerdo, a pesar de que mis restos no hayan dejado ni un gramo de polvo. Sora leía ese fragmento y éste lograba meterse en las grietas de mi desajustado corazón. He encontrado una respuesta, he encontrado y recordado el motivo por el cual hice aquella promesa de luchar aún conociendo el final.

- Es uno de mis escritores favoritos... - dice al cerrar el libro - no sé tú, pero yo tengo un poco de hambre - se gira y torpemente cae sobre mí al resbalar con una alfombra, el cigarrillo que tenía en mi mano resbala y se pierde en la chimenea, dejando un rastro de humo entre las dos, tal vez tres centímetros entre su boca y la mía... ¿por qué? ¿por qué se ha acelerado tanto mi pulso? ¿por qué su respiración está agitada y nerviosa?. Sus ojos no dejan de mirar los míos atravesando la cortina de humo que lentamente se va desvaneciendo - eres hermosa Porcelana...

- Hablas mucho...

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Sugar lips...