Capitulo XXIV.

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Piers.

—¿Que mierda fue eso? -pregunte, todavia aturdido por el ruido. —Hay parlantes en las luces de la calle, Adam, ¿Alguna informacion? —Si, señor, en un minuto. —¿Luces de la calle? Estamos en un maldito desierto Chris. —Mira a tu alrededor, idiota. -Mire a donde el miraba. Mas alla de la casa una gran calle con luces se abria camino, como si el desierto se acabara de repente. —Extraño -dijo Claire a mi lado. —Los parlantes emitian un sonido demasiado fuerte para el oido humano, ellos los controlan. —Gracias, Adam. Salgamos de aqui. ¿Leon sigue sin comunicarse con nosotros?
—No hay señal en los intercomunicadores, señor.
—Mierda. Vayamos con cuidado, ese lobo podria volver en cualquier momento. Por cierto, gracias Claire -dije, abrazandola.
—No hay de que, camarada. Una capitana debe mantener vivos a sus hombres, ¿No es asi? -dijo dandome una linda sonrisa. Le sacó la gorra a Piers y se la puso, simulando ser un soldado. Piers sonreía otra vez y Adam la miraba embobado. Si no fuera de ayuda ya le habria pegado una patada en el culo. La lluvia seguia cayendo, y nos dificultaba la vista. Un viento empezo a soplar, pero no era un viento normal. Nos obligo a frenar y tomarnos de los postes de luz.
—¡Chris, me estoy volando! -gritó Claire. -Piers intentó llegar hasta ella, pero un brazo de dos metros lo tomo por la cintura y lo levanto en el aire. —¡Piers! Mierda -dije, viendo como mi amigo forcejeaba para soltarse. El monstruo, con un movimiento de su mano lo dejó inconsiente, y lo lanzo contra el suelo. Llegamos hasta el con dificultad y lo sostuvimos lo mejor que pudimos. El monstruo se fue despacio, y con el tambien se fue la tormenta. —Piers, ¿Me oyes? -dije, palmeandole la mejilla. Claire apoyo su oido en su pecho con lagrimas en los ojos. -Esta respirando, tenemos que sacarlo de aqui. -dijo, intentando levantarlo. —Aqui, dejame a mi. -dije, cargando con Piers hasta la casa mas cercana. Claire forzo la puerta como habia visto hacer a Piers, y entramos. Cogimos unas mantas y las pusimos en el suelo junto a una chimenea que prendimos, y deposite el cuerpo de Piers alli. —¿Crees que se va a despertar? —Si, no te preocupes. Fue un golpe en la cabeza, pero va a estar bien. Paso por cosas peores. —Bien. Ire a ver si hay algo de comer. -Claire se fue por el pasillo, y minutos despues volvió con unas manzanas, un recipiente con agua y un paño.
—Fue lo unico que consegui -me dijo, lanzandome una manzana. Se agacho junto a Piers y mojo el paño en el agua, pasandoselo sobre la frente. Se le estaba empezando a formar un horrible moreton justo sobre el ojo derecho. —¿Que habra pasado con Adam? -No lo se, un segundo estaba a mi lado y al otro desapareció. -Piers empezó a toser, y Claire lo puso de costado dandole palmadas en la espalda.
—¿Que...? ¿Que pasó? -dijo llevandose una mano a la cabeza y haciendo una mueca de dolor. -
—Fuiste el juguete de una criatura del infierno, nada de que preocuparse -dije con una sonrisa de alivio. —¿A donde fue Adán? —Adam -lo corrigió Claire con exasperacion. —Lo que sea. No me caia bien ese tipo. —¿Por que sera...? -dije dandole una mirada de complicidad. —Porque huele a mofeta muerta, por eso. —¡No es cierto! -lo defendio Claire, frunciendo el ceño- huele a... perfume de hombre. Usa una colonia importada. —Que dulce, Claire. Todo un principe. —¿Como sabes que tipo de colonia usa? -le pregunte acusadoramente. Claire se sonrojó, y miro para otro lado. —Nada importante. Una vez fui a su casa, queria mostrarme... -Me tape los oidos para no escuchar.
—No quiero oir los detalles, ¿Bien? —Eres un estupido, Chris. -Dijo, lanzandome una almohada. —Oh no, haz comenzado una guerra -dije, lanzandosela de vuelta. Claire rió intentando esquivarla, y me la lanzó otra vez, con tan mala punteria que termino dandole a Piers. —Joder, Claire -dijo mi amigo, lanzandole la almohada con una sonrisa en el rostro. Era extraño estar haciendo una guerra de almohadas como si no estuvieramos en peligro, como si todo fuera normal. Pero disfrutaba de estos momentos, porque eran los unicos momentos de paz que habiamos tenido en semanas. Piers me lanzó una almohada que fue a parar a la chimenea. —¡A la mierda! -Corrió hacia la cocina, o al menos intento correr, y trajo una olla con agua que lanzó al fuego para apagarlo. Cuando el incendio terminó todos nos miramos y empezamos a reir.
—Ese golpe en la cabeza realmente te afecto, amigo.
—Callate, Chris. -dijo acostandose y cerrando los ojos con una sonrisa en el rostro.

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