Me despierto gracias a la incómoda posición en la que me encuentro, abro los ojos poco a poco, adaptándome a la luz solar, que entra por la gran ventana de atrás.
Me muevo solo un poco y al instante siento una fuerte punzada albergarse en todo mi cráneo. Cierro los ojos de inmediato y me recargo en el respaldo del sofá, del cuál hace nada, desperté.
Dios mío, ¿Qué hice ayer?
-Alex... -Lo llamó lo más alto posible, que me permite esta horrible jaqueca. No recibo respuesta -¡Alex! -Vuelvo a gritar, ganándome una horrible punzada.
-Alexander, no está aquí -Escucho a alguien decir.
Esa voz se me hace bastante conocida...
A ver, recapitulemos lo que sucedió.
Carlo me dio un trago, el cual casi le exigí.
Varios tragos más, que luego haré intento de recordar cómo los consumí.
Alguien me saco del bar, casi arrastras.
Yo vomitando.
Yo llorando.
Yo siendo consolada, por... ¡No! ¡No puede ser.
¿Qué demonios hice ayer?
-¿Cómo te sientes? -Me pregunta la misma voz, que aún que se de sobra quién es, aún no quiero abrir los ojos para corroborarlo.
Veamos, mi humilde departamento no tiene grandes ventanas, mucho menos sofás tan cómodos y grandes.
¡Y ni hablar del departamento de mi amigo!
Eso solo me queda aceptar que estoy en el mismo lugar, del tipo que me consoló.
-¿No piensas contestar?
Enumeremos lo que puede pasar, cuando abra los ojos:
1.-Me va a matar.
2.-Me va a matar.
3.-Me va a matar.
-¡Ey! ¿Qué ocurre? ¿Estás bien? -Me tenso al sentir que la persona, se a puesto de rodillas, en frente de mi.
Muy a mi pesar, abro los ojos y me encuentro con la mirada expectante de Aaron. Trago saliva, nerviosa.
No puedo ver sus ojos tan llenos de emociones y no sentir nada.
Ariana, por primera vez en tu vida, mantente en calma.
Me levanto apresurada, dejando a un confundido Aaron -¡Lo siento, lo siento! ¡De verdad, lo siento! -Exclamó.
Y hasta aquí llego mi intento de parecer indiferente.
Frunce el ceño -Tranquila -Me dice completamente relajado.
Pero no se dejen engañar.
Aaron Gámez, nunca está relajado.
El miedo invade mi sistema. Siento lágrimas aparecer alrededor de mis ojos, si pierdo el empleo, lo habré jodido —¡Lo siento tanto! —Exclamó atropelladamente —No se, porque lo hice, demonios. Yo necesito tanto el trabajo.
El hace una mueca —¿Cuanto tomaste? —Me pregunta.
—Bastante... —Le susurro completamente avergonzada.
—Carlos, no debió darte ningún maldito trago de alcohol, en todo caso sería él, el responsable.
Me pongo en alerta, mientras niego con la cabeza —El solo me dio un trago, los demás yo los conseguí por mi propia cuenta y si alguien debe pagar las consecuencias, soy yo, nadie me obligo —Le digo. Si, estoy consiente que confesando esto, estoy prácticamente despededida.
Pero no puedo construir felicidad, a base de la desgracia de otros.
—No se, si ya se lo dije o no —, empiezo hablar —Pero aveces es obligatoriamente necesario, escapar de la realidad y eso me paso ayer —Niego con la cabeza, ya con las lágrimas apunto de desbordar —Pero no. Se que esto no es ningún justificante para mi falta de responsabilidad... Al principio creí qué podría controlarlo, pero a los pocos minutos, solo pensaba en cómo mantenerme de pie y no qué en casa esta mi mamá muriéndose —Suelto una sonrisa amarga. Mientras que limpio con furia, una lágrima que logró escapar.
—¿Y diciéndome eso, que pretendes? —Pregunta y fijo mis ojos rojos, en su mirada —Acaso, ¿Mi lastima? —Escupe, sin ningún tipo de sentimientos.
Cierro las manos en puño, intentado inultimente detener las lágrimas que sin permiso se están deslizando por mis mejillas, una tras otra. —Solo estaba intentando explicarle mis motivos. Mire, usted y yo no somos ningunos tontos. Recuerdo perfectamente lo que sucedió ayer, por desgracia esta vez el alcohol no tuvo el efecto de siempre, y no olvide, como ayer le confesé en ese sofá, el peor de mis miedos.
—¿Sabes? Estoy harto de las personas, que creen que llorando, van a solucionar todos sus problemas...—.
—Yo también estoy harta. Harta de usted. Harta de la gente rica, que creen por tener más dinero, pueden humillar a quien se les plazca. Primero él doctor, qué aún pagándole todo el maldito dinero que pide, para el tratamiento de mi mamá, se cree con el derecho de menospreciarnos y luego estás tú, que te crees el maldito único hombre del mundo —Si me van a correr, al menos me habré desahogado —, pero no, no lo eres, solo eres un maldito egocéntrico, si, eres rico, millonario tal vez. Pero quizá esa sea tu desgracia, en mi ruina he encontrado grandes personas como amigos. Pero tú, dime, ¿de cuantas personas leales, crees que estás rodeado? Porqué cuándo el perro tiene hambre, soporta todos los malos tratos de su dueño —Se que mis palabras lo están enfadando, pero no me importa —Si no tuvieras dinero, ¿Cuántas personas crees que lograrían soportar tu mal humor? Estarías completamente solo... Bueno y ¿quien dice que no lo estas? Dudó que entre tanta hipocresía seas capaz de sentir apoyo... —Y en ese momento me calla.
Pero no cómo yo lo esperaba.
Con alguno grito o en lo peor del caso, con una bofetada.
Pero me callo de la mejor manera, que puedes silenciar a una persona.
Con un beso.
No sé en qué momento, fue que se acercó tanto a mi, o en qué momento perdí tanto el juicio para decir todo aquello. Pero si el resultado volviera hacer este, lo volvería a repetir una y mil veces.
Sé que el enfado lo debe estar carcomiendo por dentro, pero muy escondido. Porque sus labios en conjunto con los míos, no me transmite ningún tipo de agresividad.
Es tan lento, y su lengua bailando junto con la mía, que me hace olvidar todo.
Todo.
Excepto que con el que me estoy besando, es más y nada menos, que el mismísimo Aaron Gámez
Ya tendré tiempo para arrepentirme.
Pero mientras tanto, que sus labios no se separen de los míos...
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¡Hola! Hace algunos días me percaté que el capítulo que publiqué hace algunas semanas, se elimino la gran mayoría y al no tener otro borrador más el que está aquí en Wattpad, me fue imposible volver hacerlo igual. Por ese motivo es que verán diferente este capítulo, que en mi opinión fue más de mi agrado.
Les agradecería que votaran, o que me dejaran algún comentario.
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Te odio, mi amor.
RomanceTiene demasiados tatuajes, si. Pero no por eso, es el típico chico malo de todas las historias. El no tiene un pasado violento, pero si uno muy doloroso. El no boxea ilegalmente, por nada del mundo permitiría que su linda cara se viera afectada por...