Capítulo 17.

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Cuándo logró zafarme de la paranoia y advertencias de mi amigo, por fin, puedo salir del restaurante, no sin antes tomar mi bolso con mis pocas pertenencias.

Casi media hora después, llegó al edificio. En la recepción se encuentra el anciano amargado, qué me atendió la vez pasada —Buenas tardes —Saludo —, soy Ariana Villegas, el señor Gámez, me pidió que viniera...

—Él ya la está esperando, suba, esté el código qué la llevara directo a su departamento —Me tiende un pedacito de hoja con cuatro números impresos. Le agradezco con una sonrisa y subo de inmediato.

Entro despacio, logro escuchar algunos ruidos, pero no percibo de donde provienen, la sala de estar, esta vacía, la puerta de la cocina esta cerrada.

Me quedó quieta en mi lugar, planteándome la idea de ir a buscarlo, pero eso no será necesario... Gracias a Dios.

Sale corriendo una niña, con algo entre sus manos qué no logro distinguir, con un disgustado Aaron detrás de ella —¡¡Dame mi celular!! ¡Maldición! —La niña entra a la cocina, escuchándose por todo él lugar, las carcajadas de la pequeña, y las maldiciones del adulto.

Decido entrar a la cocina, segundos después, y veo qué Aaron, esta forcejeando con la infante, para que le regresé el aparato.

Carraspeo para hacerme notar, y Aaron voltea, dándose por vencido.

—Por fin llegaste —Me dice aliviado —Tienes que ayudarme a controlar a este monstruo —La niña arruga la nariz, ante su calificativo.

La pequeña, da unos pasos para observarme mejor. Por lo qué puedo notar, no tiene más de 4 años.

Ella tiene la belleza, qué yo no he logrado obtener en mis casi 20 años de edad.

Qué injusta es la vida

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Qué injusta es la vida.

¿Tú quién eles? —Me pregunta, provocándome una sonrisa.

—Soy Ariana, ¿Tú, cómo te llamas? —Le contestó.

—Alana de oveja —Frunzo el ceño, ante su respuesta.

Aaron, ríe —Es tan tonta, cómo su madre —Dice bajito, y yo le dirijo una mirada desaprobadora.

—¿Eles la novia de mi tío?

Esperen un momento, ¿Aaron, tiene hermanos?

Ay, no...

Díganme, por favor, que no pregunto lo que creo que acaba de preguntar.

Dios, son tan lógica.

Niego con la cabeza, sintiendo cómo se acumula la sangre en mis mejillas —No sabía que tenías hermanos —Le comentó a Aaron, tratando de disipar el momento tan incómodo qué se acaba de formar.

Te odio, mi amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora