Capítulo 9.

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Narra Aaron.

Salgo de la oficina a paso apresurado, y con las manos cerradas en puños. De esta niña me molesta, hasta su forma de hablar.

Pero que se haya emborrachado en mi bar, simplemente fue el colmo.

—¿Qué pasa, hermano? —Me pregunta Alejo, mientras que yo recorro con mi vista todo el lugar.

—Ariana, está borracha —Le respondo tajante. Él abre la boca incrédulo.

Junta las cejas —Puede que esa chica no sea mi persona favorita, pero nos ha demostrado que es muy responsable... —Comenta.

Vuelco los ojos —¿Qué? No me digas que ya está empezando a gustarte esa simplona —Lo atacó.

Ríe —No, para nada. Es toda tuya, hermano.

Resopló —No digas tonterías.

Observo a la chica, apoyándose en unos de los banquillos de la barra, haciendo inútiles intentos por ponerse de pie —¡Wow! Creo que está más que borracha —Dice divertido mi amigo, provocando que me moleste más.

Rápidamente me sitúo a su lado y la jalo del brazo con rudeza, importándome poco las miradas desaprobatorias que me dirigen algunos clientes.

La jalo hacia la salida, con Alejo detrás de mí, quien me dice entre dientes que no cometa ninguna tontería.

—Oye, suéltame, estúpido —Me dice atropelladamente. Si por mí fuera, ya le habría dado un golpe. Seré estúpido, pero no tanto.

Mi amigo llega segundos después, y me aleja de ella.

—Tranquilízate, Aaron —Me dice con voz dura —Enfadarte no te servirá de nada.

Sujeto el puente de mi nariz, conteniendo mis ganas de matarla. Pero esta chica me lo está haciendo jodidamente difícil.

Con tu física y tu química, también tu anatomía —Escucho que empieza a cantar -o a gritar- y la vuelvo a mirar, está moviendo las caderas provocativamente, ocasionando que varios chicos que llegaron se detengan solo a observarla —La cerveza y el tequila, y tu boca con la mía... YA NO PUEDO MAAAAS. YA NO PUEDO MAAAAS. —Gruño para mis adentros cuándo el grupo de imbéciles, le empiezan aplaudir, como si fuera una maldita ramera.

La vuelvo a tomar del antebrazo, mientras les dirijo una mirada fulminante a esos idiotas —¿Podrías dejar de hacer el maldito ridículo?

Vuelve a reír y empieza a bailar nuevamente, pero esta vez, muy junto de mi —Yo quiero estar contigo, vivir contigo, tener contigo una noche loca... UNA NOCHE LOCAAA... —Escucho Alejo reír a mis espaldas.

—Ya basta, ¡Maldita sea! —Exclamó, y de seguro muy enojado, porque logre que se quedara quieta.

—¡Ey,déjala! ¡Báilame a mi, chiquita! —Escucho que gritan entre la bolita de idiotas. Sin poder contener más mi enojo, me acerco con paso amenazante hacia ellos.

—Vuelve a gritarle así, y no habrá otra próxima —Le advierto —Desaparezcan de mi vista, si no quieren que les prohíba la entrada, en todos los malditos bares de la ciudad.

Sin esperar respuesta me acerco nuevamente Ariana, que en cuanto me aleje de ella, volvió a cantar —Que ironía del destino no poder cantarte, abrazarte y sentir la magia de tu olor...

—Cállate, ¡Carajo! Cállate —Exploto contra ella —No estás en un maldito mercado. 

Ella hace un pequeño puchero —Que lastima, yo quería comprarte la salchicha —Abro los ojos y ella empieza a reír nuevamente, acompañada por las escandalosas carcajadas de Alejo.

Te odio, mi amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora