Capítulo 23.

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Capítulo dedicado a sazasazazazazazazaAs gracias por tus hermosos comentarios♡.

Si alguien más quiere una dedicación no duden en pedirla, para mi es un honor.

A leer♡♡

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Aun qué debería sentirme culpable por entregarme a un hombre qué no tiene ningún respeto por la dignidad femenina, qué le da lo mismo estar con una o con otra, me siento feliz, y eso ocasiona qué me sienta mal.

De esas veces qué eres feliz pero sabes qué no debes estarlo, tienes esa pequeña culpabilidad dónde no tienes idea de qué hacer, si reír o sencillamente ponerte a llorar.

Por favor, diganme que alguien más se ha sentido así.

—¿Ahora qué éstas pensando? —Me pregunta Aaron, sacandome de mi extraña, pero hermosa culpabilidad.

Dios, soy tan coherente.

Lo miro y niego con la cabeza —En nada, creo qué debería irme a casa.

Él vuelca los ojos —Siempre tratas de huir de mi, ¿Es qué no soy una agradable compañía? —Pregunta con sarcasmo.

—Yo no soy millonaria, tengo con un trabajo qué cumplir.

—Cierto, tu jefe podría despedirte.

Arqueo una ceja —No creo qué lo haga, sólo estoy siguiendo órdenes.

Y cómo si hubiera dicho lo peor del mundo, él se levantó velozmente de la cama, dándome una bonita vista de su espalda y un poco más abajo, abre una puerta, por lo qué logro ver, es un baño, lo confirmó cuando escucho la regadera.

Muy confundida por su actitud, busco mi ropa, y en menos de diez minutos, estoy lista para huir.

Pero mi plan de escape es arruinado por el mismo hombre qué entro a la ducha.

—¿Te vas? —Me pregunta desinteresado.

Asiento con la cabeza —Si, pasaré primero a mi casa...

—Espera 5 minutos, yo te llevare.

—No es necesario...

—Yo te llevare, en fin qué tú sólo sigues ordenes —Eso me sonó a reproche, pero ¿A qué se refiere?

No le discuto nada —Bien, te espero en la entrada —Sin esperar respuesta, salgo de la habitación.

Me encuentro con Alana, sentada en uno de los sofás, viendo bob esponja, en la gran pantalla.

Pol fin se despieltan —Comienza hablar —Tengo un latote aquí sola.

Suelto una risa —¿Y porqué no entraste a la habitación de tu tío?

—Lo hice, pelo estaban dolmidos...

Está a punto de decir algo más, pero Aaron la interrumpe —Vámonos.

La niña frunce el ceño —¡Tío! No me he quitado mi pijama y tengo hambre.

Te odio, mi amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora