Emprendiendo El Vuelo Del Sinsajo

Siempre

...Diviso un muto, corro, sin embargo me da alcance y me tira al suelo mordiéndome la cara y clavándole sus garras en el pecho. Intento buscar los ojos de Clove o de Glimmer, pero la mirada es piadosa, es ahí cuando me doy cuenta de que los ojos del muto no son de un tributo, son de Prim.

  Empiezo a gritar de una manera desgarradora y el muto parece comprender mi sufrimiento, así que me da una mordida fatal...

  Me despierto gritando esperando a alguien, ese alguien no llega, aún estoy asustada y paralizada por la pesadilla, hay veces que no logro distinguir lo que es real o no, lo que es una amenaza o no. Trato de imaginar una vida donde todos lo que quiero están vivos, Prim y Rue jugando y comiendo caramelos en la pradera, Cinna haciendo algún hermoso vestido, Finnick enseñándole nudos a Mags, o mi padre cazando en el bosque junto a mi. Una lágrima cae por mi mejilla terminando su recorrido mojando mi Cama.

  Aún llorando me bajo de la cama y me doy un baño de agua fría para despertarme, tengo un hambre gigante como para comerme un pastel entero, lo que me recuerda que Peeta dejo unos panes para Sae, tomaré uno y los demás se los dejo a Sae.

  Ya abajo veo que Sae se llevo sus panes dejandome dos, además dejo hecha la comida con la ardilla famélica que conseguí ayer. Me como los dos panes y decido ir a dejarle la bandeja a Peeta.

  Llego rápidamente y tocó su puerta.

--Hola Peeta, Te traigo la bandeja de los panes.

--Ah, gracias, ¿Comiste alguno?

--Si, estaban deliciosos, gracias.

--Bueno, adiós.- digo rápido.

  Voy en dirección a mi casa y veo que en el poco tiempo que he hablado con Peeta se ha formado niebla que no me deja ver. Fiada en mis instintos camino derecho y rápido, todo iba bien hasta que mi cabeza choca fuertemente con un poste. Me tiré un buen grito y un buen golpe que me deja mareada y en el suelo. Siento unos pasos atrás mio y me volteo, todo me da vueltas así que me resulta imposible ver quien es. Me empiezo a parar y alguien me ayuda, es Peeta.

--No no, yo puedo pararme, tu vete a tu casa, estoy bien.

--¿Segura?

--Si.

  Me paro con cuidado y noto que sigo mareada, incluso más que antes, camino lenta y dificultosamente pero después de dos metros caigo desmayada en el piso.

...

  Despierto en mi cama y con una bolsa con hielos en mi cabeza. Estoy recuperando la conciencia y encuentro a Peeta a mi lado. Me quedo mirándolo, noto sus largas pestañas, ya que esta dormido. Abre los ojos de par en par y me sobresalto.

--Peeta, ¿Que me paso?- él me mira confundido y luego sonríe.

--Al parecer cuando ibas camino a tu casa te golpeate en la cabeza, yo intenté ayudarte pero tu me lo negaste, caminaste algunos pasos más y te desmayaste.