Esto si es real

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Me despierto y lo primero que siento son los brazos de Peeta que rodean mi cintura con delicadeza, para que yo no lo sienta. Lo agito un poco y al rato se despierta.

--¿Que pasa?- dice adormilado.

--Nada, es hora de levantarse.

--Ah, claro- dice volviéndose a la realidad.- ¿Tienes hambre?

--La verdad es que si, pero no te preocupes, Johanna fue a comprar algo para desayunar, me dijo eso anoche.

--Ok. Te espero abajo entonces.

--Si, bajo en seguida.

Voy al baño y me mojo la cara, Peeta no necesita hacerlo, siempre amanece con la misma cara que durmio, en cambio yo amanezco con cara de Zombie. Bajo y me encuentro a Peeta y a Johanna comiendo un pastel de moras.

--Buenos días descerebrada. ¿Haz dormido bien junto al panadero?

Rodeo los ojos y me siento a comer el pastel.

--Empezaré a reconstruir la panadería.- suelta Peeta.

--¡Que bien!- respondemos Johanna y yo al unisono.

--¿Cuando empezarás?- pregunto.

--Hoy en la tarde., unos amigos se ofrecieron como constructores, me ayudaran a levantar la panadería.

Johanna dijo que tenía cosas que hacer en el quemador, que por cierto ya no es un mercado negro, sino un mercado simple que conservó el nombre. Peeta quedó de juntarse a platicar con sus amigos sobre la reconstrucción y me quedé sola.

Mi hermosa soledad se ve interrumpida por la llegada de Haymitch que seguramente viene a sacarme algo de comida, como la puerta no quedó cerrada pasa y se sienta al frente mio y me mira con duda.

--¿Que pasa Haymitch?, ¿Se te perdió un ganso y me vienes a echar la culpa?- desde que llegamos Haymitch ha estado criando gansos, esto lo hace cuando se le acaba la reserva de vino y tiene que esperar al siguiente tren.

--No, vine a hablar de algo.

--Bien, ¿De que?

--De el chico, de Peeta.

--¿Que pasa con Peeta?- se perfectamente lo que pasa, pero no sé porque quiero evitar el tema.

--Voy a ser bastante directo contigo preciosa, el chico te sigue queriendo, vine a saber que es lo que sientes tu.

Me quedo en blanco, sin embargo algún día tenía que hablar sobre esto, y ese día llegó.

--Yo... Emm... Creo que también lo quiero.

--¿Crees que lo quieres?

--Esta bien, lo quiero.

Haymitch me sigue mirando, así que prosigo.

--Lo quiero, y cada día Peeta se me hace más indispensable, pero tampoco se si lo amo, ya que nunca he sentido ese sentimiento. Él espanta mis pesadillas cada vez que duermo con él.

--Yo diría que lo amas.

¿Lo amo?, probablemente si, no tengo el valor suficiente como para seguir hablando con Haymitch, así que salgo corriendo a afuera, como siempre, escapando de tus problemas, sé que no es la solución, pero ¿Que más voy a hacer? Corro y choco con Johanna.

--¡Ey!, ¡Mira por donde caminas descerebrada!

--Lo lamento, solo intentaba escapar de mis problemas.

--Eso no esta bien, escapar no es la solución, si tu tienes problemas los vamos a solucionar aquí y ahora.

--¿Aqui? Mejor en mi casa.

Emprendiendo El Vuelo Del SinsajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora