Capitulo 12

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Estaba amaneciendo en la cuidad de  Pompeya, las nueves grises en el cielo mostraban una proxima llovizna y el viento fuerte traía el frió penetrante del invierno, pero ya sea frió o templado, era  otro día mas de trabajo para la población. 

Las personas comenzaban a preparar sus cosas para comenzar el trabajo diario que traía alimentos a sus mesas. Parecía que iba a ser un día normal, tranquilo, como cualquier otro, pero lamentablemente no todos corrían con la misma suerte. 




Una señora se encontraba parada solitariamente bajo un árbol mirando como el sol iba elevándose mas hacia el cielo, mientras hacia eso, bajaba la mirada cada tanto para ver el camino de tierra por donde las personas y los caballos andaban para dirigirse al pueblo. 

No podía despegar sus ojos de ese camino, pues  por ese camino anduvo su hija antes de haber sido secuestrada. 

Comenzó a pensar en ella, en su pequeña hija, en donde podría estar, si se encontraba bien, rogaba que nadie le este haciendo daño o algo por el estilo. Tanto pensar en eso hizo que algunas lagrimas se escaparan de sus cansados y tristes ojos. En eso se acerca su segundo hijo mayor, Cecilio, quien despertó un poco antes de que amanezca y al no encontrar a su madre en su casa salio a buscarla. Se acerco a ella y la abrazo por la espalda al ver las lagrimas rodar por sus mejillas. 

                - Madre, perdón por no haber podido proteger a Melissa.- dijo conteniendo sus lagrimas, extrañaba a su hermana, y sentía que el tenia la culpa de todo lo que había pasado pues no pudo detener a esos hombres,  deseaba ser mas fuerte, mas alto, mas imponente para así proteger a su familia, pero lamentablemente, su realidad era otra. 

                - No , Cecilio, tu no tienes la culpa de nada. En todo caso yo tengo la culpa, pues yo fui quien los mando al pueblo ese día.-  sus lagrimas fueron en aumento al recordar.- Maldito sea el día en que los mande al pueblo... soy la peor madre del mundo.

              - No madre, no digas esas cosas.- abrazo aun mas fuerte a su madre mientras miraba el camino.- nadie sabia que pasaría ese día, nadie tiene la culpa.- rompió el abrazo entre ellos y la miro fijo a los ojos.- Tenemos que ser fuerte, por Melissa y por mis hermanitos. Hay que seguir adelante y hacer lo posible para encontrarla. 

              - Hijo, a pesar de ser tan joven eres tan ... maduro .- acaricio su mejilla mientras quitaba unos rastros de lagrimas. Se quedo unos segundos observando su rostro y dando un largo suspiro dijo- Esta bien, haremos lo que dices, va a ser lo mejor... Por cierto, gracias hijo. 




Abrió los ojos con pesadez comenzando a sentir un horrendo dolor por todo el cuerpo, el frió se calo en sus huesos y la humedad no ayudaba a que el dolor pasara, pues al pasar los minutos sentía que empeoraba ya que comenzaba a soltar unos cuantos estornudos acompañados de una tos rasposa que hacia arder su garganta. 

Abrió aun mas sus ojos y forzó su vista pero era inútil ya que estaba todo oscuro. No sabia que hacer, el dolor en todo su cuerpo la tenia inmovilizada, no resistió mas y comenzó a llorar las pocas lagrimas que le quedaban.

 Trato de sentarse pero al levantarse solo un poco su entrada ardió, y no solo eso, sentía algo húmedo entre sus piernas. El pánico entro en su cuerpo al no saber que era lo que había entre sus piernas, temió lo peor, creyó que ese hombre la había echo sangrar. Quiso bajar su mano para verificar si era sangre o no pero ¿como podría verificar si estaba en plena oscuridad? No podía ver nada. Trato de pensar en otra cosa ya que comenzaba a sentir miedo pero el dolor se lo impedía.

Comenzó a traspirar frió dando inicio a una fuerte gripe por lo que su temperatura empezó a elevarse. Su tos iba empeorando a medida que pasaban los segundos, ya no podía soportarlo mas, estaba muy débil. Empezó a ver borroso por la fiebre y finalmente cerro sus ojos cayendo en un profundo sueño, no sabia cuando iba a terminar esa pesadilla.






Amor o deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora