-Capitulo 18.❤️

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Me encuentro camino a la finca de los padres de Max, en el auto de Max con Teresa y Ian. Estábamos planeando algunas de las cosas que haremos y eso, hasta de pronto un fuerte dolor de cabeza se ha apoderado de mi.

-Chicos, me duele mucho la cabeza.-Me quejo tocándome el lugar.

-¿Tienes algún calmante?-Dice Ian a Max, ya que Teresa ha permanecido en silencio todo el camino.

-Si, abre el pequeño baúl a tu izquierda y toma las que quieras. Abajo de ese hay un poco de agua.

-Vaya, estas preparado.-Dice Ian.

-Por estas mismas causas.-Afirma Max.

-Aquí tienes amor, bébela y recuéstate un poco te levanto cuando lleguemos.

-Gracias.-Ian es muy tierno pero, no siento tanto cariño como antes, es entonces cuando aveces pasa por mi cabeza terminarlo.

Escucho un sonido a mi lado y es Teresa la cual tapa su boca con la mano, parece que va a extraer toda la comida.

-¡Deténganse!-Gritó y Max frena en seco.-Quiere vomitar.

Teresa sale del carro y la ayudo recogiendo su pelo hacia atrás y ella se arquea dejando salir todo lo que antes era comida.
Luego de unos minutos entramos y nos ponemos en marcha.

Me quedo dormida, sobre el asiento y las piernas de Teresa.

-¡BAJEN, UN SEÑOR CON ARMAS NOS SIGUE, MORIREMOS!-Vocea Ian saliendo del auto como todos nosotros.

No puede ser, ese señor de nuevo.

-Te lo advertí.-Dice el señor riendo con una arma muy grande en la mano, la cual prepara para disparar, lo primero que se me ocurre es abrazar a Teresa que parece estar teniendo un ataque, pues respira muy agitado.

-¡Apártense!-Le dice el viejo a Max y a Ian los cuales están delante protegiéndonos.

Ellos no responden y el señor inmediatamente les dispara. El frágil cuerpo de Ian quedó en el suelo y el de Max al lado igual.

Esto no puede estar pasando.
La sangre corre alrededor de nosotras, las cuales estamos a punto de morir.

-Debiste morir, cuando te empuje a las vías, ninguno de ellos había pagado.-Dice soplando el arma.

-¡No le he hecho nada! Déjeme por favor.-Digo cargando el cuerpo de Teresa en el piso la cual casi se ahoga.

-Tu no, pero tú madre si. Dile adiós a tu amiga.-Dice disparándole en la cabeza a Teresa. Mi cara es inundada por un mar de lagrimas el cual no puedo secar, no sé qué hacer.

Me paro a manejar el auto pero no enciende, le doy a todos lados pero no funciona. Miro hacia mi lado y allí está el hombre apuntando mi cabeza, de pronto siento un líquido espeso y frío correr por mi frente.

-Fin del sueño.

¡NO POR FAVOR NO!-Digo sentándome de sorpresa en el asiento mientras que Max frenó de repente.

-¿Qué pasa Coraline?-Dice Max mirando por el espejo.

-Nada, solo he tenido un mal sueño. Un muy mal sueño en el que todos habíamos muerto gracias a un señor que he visto ayer en la parada del metro.-Digo respirando profundo.

-¿Conoces a ese señor?-Pregunta Ian.

-No, pero sé que no me dejará tranquila hasta verme muerta.-Digo sudando.

-No digas eso, solo ha sido un sueño.-Dice Ian.

Veo a mi lado y esta Teresa durmiendo.

-Me temo que hemos llegado.-Dice Max aparcando el auto.
Despierto a Teresa y bajamos.

Es un gran terreno, pero parece un palacio.
Hay una gran mansión más allá.

-Allí dormiremos.-Dice Max mostrando la mansión.-Entremos a dejar vuestras cosas.
-Y mi bella novia despertó.-Dice besando a Teresa.

-Ahora no, por favor.-Dice Teresa apartándose.

-Como quieras.-Dice Max cargándola para llevarla allí.

-¿Vamos?-Dice Ian dándome la mano.

Le sonrió y la tomo.

Al entrar, era lo más bello que había visto antes.
Max nos enseño nuestras habitaciones y ordenamos todo.
Nos ha dado la noche, recibo una llamada de mi madre.

-Mama.-Atiendo.

-Coraline ¿Cómo has llegado?-Dice preocupada.

-Muy bien mama, gracias.

-Bueno, te llamaba para eso hablamos mañana, te amo.

-Igual.-Digo colgando.

Baje del cuarto piso al primero, por el ascensor. Si lo sé, tiene hasta ascensor.

Encuentro a los chicos allí abajo en el sofá y otra mujer que parece ser la trabajadora en el desayunador.

Teresa y yo dormiremos juntas, pues esa habitación es del tamaño de mi casa.

-¿Terminaste amor?-Dice Ian a mi lado.

-Supongo.-Digo sonriéndole.

-Ella es Laura.-Dice Max señalando la mujer y le sonrió.

-Bueno, yo me iré a dormir estoy agotada.-Dice Teresa.

-Te acompaño.-Digo siguiéndola.

-¿No cenarán?-Pregunta Laura amablemente.

-No tenemos hambre, gracias.-Decimos sonriendo.

Subimos y nos ponemos el pijama, su cama queda a mi lado pero las separa una mesita de noche. Estamos cada cual en nuestra cama.

-Buenas noches Tere.-Digo apagando la luz.

-Buenas noches Coral.

A pesar de todo, ella es una dama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora