Epílogo.

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Foto de Teresa y Coraline años depués.

Me levante con muy mal humor gracias a que la alarma de mi móvil sonó a las ocho treinta de la mañana y hoy es sábado. Puse un pie en el suelo con mucho esfuerzo, más bien, como si una pesa rodeara mi cuerpo.

Bajé a la cocina prolongando mis pasos en la escalera y contemplando las paredes de la sala. Unos rayos inmensos de sol entraban a través del cristal de los ventanales,era un día muy hermoso.

-Coraline, buenos días.-Dijo mi madre entrando vestida y lista para trabajar, los ojos verdes esmeraldas estaban decorados por sus largas y finas pestañas y su pelo dorado y liso por los hombros adornaban su rostro, era hermosa.

-¿Cómo estas mamá?-Pregunte sacando el cartón de jugo de naranja del frigorífico.

-Pues muy ajetreada, hay muchas actividades por hacer en el trabajo y pues como soy la jefa tengo que organizar todo y recibir apuntes. Por cierto tus amigos han llamado alarmados dijeron algo como luz o dar a luz, amiga o no se, en verdad son raros.-Mi sangre se heló por completo. ¡TERESA DA A LUZ HOY! Joder, tan buena amiga soy.

-Gracias mamá. Adiós mamá tengo que salir ahora mismo.-Salí corriendo por la puerta y tome camino hacía la casa de Teresa.

Al llegar me atendió su mamá en la puerta y yo entré.

-¡¿Y Teresa?!-Grité sin querer y luego me tapé la boca.

-¿Pero que pasa? ¿Teresa no estaba contigo?-Ups, creo que metí la pata. Teresa debe estar en el hospital.

-Uh, si, ¡Teresa ya he cumplido!, solo era un reto.-Dijo sonriendo nerviosa y saliendo otra vez por la puerta. Pude escuchar a la madre de Teresa diciendo ''Niños'' con tono de ironía.

Y ahora me doy cuenta de que estaba en pijama y con zapatos de dormir. Pero ya estaba cerca del hospital, no podía volver atrás. Luego de un rato de caminar al fin encontré el hospital que creo que estaría. Entre y el aire rozó mis brazos, ese aire que necesitaba desde hace un rato porque me encontraba bañada en sudor.

Me dirigí a recepción y le dije los datos a la mujer morena detrás del mostrador.

-Habitación 279, piso cuatro.-Dijo amablemente.

-Gracias.-Dije y fui al ascensor.-Habitación 279. Habitación 279.-Y así fui repitiendo hasta llegar. En el pasillo estaban Max e Ian sentados, esperando algo.

-Hola chicos.-Dije y sonreí.

-Hola Coraline ¿como estás?-Dijo Max.

-Hola cariño, ¿que tal?-Siguió Ian.

Los abracé y me senté.

-Me imagino que la puerta de en frente es la habitación 279 ¿No?

-Si.

-¿Y cómo está ella?

-Aún no han hecho nada, pero le están pasando agua oxigenada, aún no sabemos por qué, eso se lo ponen a las personas que corren riesgo de morir, pero ella está bien.

Abrí la puerta y allí estaba mi mejor amiga acostada en una camilla todavía con una gran panza.

-Teresa.-Dije acercándome. Estaba llorando.-¿Qué te pasa? Deberías de estar feliz, supongo.

-Debería Coral. ¿Como podré estar feliz, si se que las posibilidades de que muera son de noventa y seis por ciento?

-¿Qué? pero los chicos...-Me interrumpió.

-Les dije que estoy bien Coral, no quiero preocuparles y menos a Max que esta ilusionado ¿sabes cómo se pondría?

Y sin decir una sola palabra me rompí a llorar sin rumbo de parada, estaba agobiada, triste, destrozada. Simplemente, era nada. Mi mejor amiga puede morir.

A pesar de todo, ella es una dama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora