C R Y B A B Y [8]

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Lo vio entrar y su corazón latio, ese que no paraba de latir al ver al chico en sus pensamientos. Recordó lo que su madre le habia respondido.

»Cuando el corazon late al mirar a alguien, es por el nerviosismo y el afecto que le tienes a dicha persona. Osease, que te gusta«

Eso había dicho su madre y se negó a si mismo a creer esa tontería, el no creía en esas boberías. También su madre le habia preguntado, quien era esa chica que hacía latir mi corazón. No respondió con sólo escuchar »Chica« y al darse Cuenta que estaba mal, también le pidió que le dijera la verdad sobre eso. Se negaba a creer que su corazón latia con fuerza porqué se había enamorado de Rubén. Eso era imposible.

*

Caminaba inquieto; su rostro se veía cansado, tenía unas ojeras obscuras debajo de los ojos y sus ojos amenazaban con cerrarse cada seis segundos. Me acerqué pero al instante me arrepentí al ver a Diego y a sus amigos caminar hacia el.

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Diego llegó y con fuerza golpeó la mesa donde Rubén se encontraba haciéndole saltar en la silla espantado. Esté lo miro con odio y tomo su cabello castaño en su mano apretando y jalandolo hasta atrás.

-Hola bebé lloron! -Grito en su oído. Rubén cerró los ojos fuerte y tembló.

Rubén se soltó levantándose de su asiento. -Déjame... -Susurro apretando los puños. -Por favor.

-Vaya, Vaya... te vas a defender tarado! -Sus manos empujaron de los hombros a Rubén, moviendole de su lugar.

-Dejémoslo... -Susurro Samuel detras de Diego. -La maestra puede llegar.

Diego asintió y Rubén por primera vez se sintió afortunado. Se volvió a sentar pensando en el padrino quien los había abandonado a el y a su Madre. Recordó el como le gritó su madre, diciendo que se fuera a su habitación. En la mañana no encontró a nadie y había ido a la escuela sin comer, sin ver dormido y sin saber de su madre.

El timbre sonó un par de horas después. Todos corrieron y Rubén, como no había traído nada, se quedó sentado mirando sus manos. Diego suspiro y avanzó a la salida del aula, no le habia hecho daño y eso lo agradeció mucho Rubén.

Miguel espero a que se vaciara el salón para poder hablar con Rubén. Se acercó ya con su lonche en mano. Rubén levantó la vista para encontrarse con el moreno delante suya. Bajo la mirada ocultandose de el.

-Hola. -Saludo recibiendo un asentimiento por parte de Rubén. -No saldras a comer? -Rubén Negó.

-No... No he traído nada. -Susurro con un hilo de voz.

Miguel vio sus ojos humedecer. Miro su emparedado en su mano y luego miro a Rubén, quien mordia su labio, tratando de cubrirse con su capucha. Puso el lonche en la mesa compartida.

-¿Que? -Pregunto el castaño levantando la mirada.

-Es para ti, Come.

-N-no... es tu-tuyo. -Pestañeo mirando el delicioso sándwich en la mesa. Trago saliva.

-Seguro no has desayunado antes de venir, comélo. Esta delicioso. -Susurro.

Rubén sonrió, una diminuta sonrisa se formó en su pequeña boca. Miguel sintió su corazón later con fuerza; esa sonrisa, esa que siempre había querido ver. La mano pálida de Rubén tomó el emparedado, sacandolo de sus envoltorios, lo llevo a su boca, masticando gustoso. Su mano desocupada cayó en la mesa y Miguel la tomo, entrelazando sus dedos con los de Rubén terriblemente nervioso.

Rubén no se dio cuenta, estaba comiendo el delicioso emparedado hecho por "Flora". Miguel lo miro una vez más y Rubén lo miro mientras otro sonrisa salia.

Miguel entendió, que lo que sentía era cariño por Rubén.

Rubén pensó que Miguel podría ser ese amigo que tanto deseo.

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»Me imagino a un pequeño y hermoso niño Castaño. Curioso y en busca de felicidad y paz para si mismo. mientras un chico lindo, listo, Cariñoso y peli-negro se enamora perdidamente de él.«

cry baby ↮rubelangel™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora