C R Y B A B Y [39]

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La lluvia caía a mares fuera de la casa de Liv, la hermana pequeña de Rubén. La señora Benet servía dos pequeñas tazas de Té de tila para calmar los nervios de la niña, que temblaba con fuerza en el sillón.

— ¿Donde le has encontrado? —Preguntó la abuela de Rubén.

—No creo que deberían saber... —Murmuró mirando de reojo a Liv acurrucada en el sofá—. Sólo que escapó de su infierno. —Suspiro al igual que Benet—. El... el me contó que Liv y su Madre habían muerto.

Benet negó tomando un sorbo de Té—. Creímos que así había sido, unos días después, su madre había despertado del coma que había tenido, no le habían dicho nada a Rubén ya que sería más fácil para él. Si no despertaba era mejor que supiera por adelantado. —Bajo la mirada—. Héctor nos aviso que Rubén había desaparecido, que no le encontraban y no tenían idea de donde pudiera estar.

Guillermo cerró los ojos unos segundos, recordó las veces que Rubén le contaba que se sentía olvidado por sus familiares, que nadie le quería y por eso jamás le habían buscado.

— ¡Mi pequeño se había perdido! Enseguida tomamos un vuelo a Madrid desde Noruega. Tantos años buscándole y jamás apareció. —Hizo una pausa tratando de tranquilizarse —. Unos días después, Rouse, su madre, despertó. Su embarazo se compuso pero su Madre, jamás aceptó el tratamiento para su cuerpo. Murió en el parto, dejando a Liv con nosotros. Desde ahí, vivimos aquí. —Las lágrimas caían de su rostro al igual que las de Liv—. Esperando cada segundo que entre por esa puerta... que regrese...

Los sollozos no la dejaban continuar y Guillermo entendió el dolor que tenían al perder a su niño, a su hermano. Agachó el rostro sintiéndose traicionero por lo que iba a hacer. Tenía miedo de confesar a lo que había venido en realidad.

***

Salió por la puerta azotándola detrás de él. Estaba molesto, encabronado. No quería verle la cara a Miguel por lo que le quedaba de vida. Avanzó perdiéndose por las calles frías de Madrid, pero aún así, habitadas por bastante gente caminando apurada o tranquila.

Cielo oscuro sobre él, varias estrellas se dejaban ver a los lejos al igual que la bella Luna llena. Su mano ardía, sólo la había vendado y salió casi corriendo pasando a un lado de Miguel y Beatriz en el sofá.
No quería recordar a la vil zorra sobre Miguel, besando sus labios con lujuria.

La odiaba, cuanto la odiaba. Y se prometió a si mismo que la mataría y le haría tragarse sus palabras antes que le abriera la garganta a la mitad. Necesitaba golpear, dañar a alguien y sabía perfectamente cómo tranquilizarse. Avanzó por el paso de marcha, cruzando la calle y entrando a una pequeña tienda. Al entrar, un señor de alta edad atendió su pedido.

—Unos cigarros por favor. —El señor asintió estirando su brazo hasta el anaquel donde los guardaba.

—Siete euros. —Saco su billetera extendiendo el dinero y saliendo del lugar con los cigarrillos en mano.

Estaba tenso y jodidamente molesto. Para que decía cosas tan lindas, para que le mintiera de esa manera, si iba a tener a aquella zorra detrás suya. Sólo había una forma de acabar con esa mujer, y es matándola, sacándola del camino. Porqué le había reclamado o guerra y eso obtendría, la guerra.

Encendió el cigarro, colocándolo entre sus labios e inhalando el humo a su boca, para después soltarlo. Sintiéndose tranquilo, des estresado.
Miro al rededor, la gente caminando los pequeños niños siendo tomados por sus madres y/o padres. Negó reprimiendo los recuerdos de su madre. Se sentó en una banca, aún con el cigarro en mano.

No quería volver y ver a Miguel enrolladlo con Beatriz en la cama. Prefirió quedarse a observar la Luna, las estrellas y las personas alegres en la calle. Respiraba hondo sintiendo el aire fresco en sus pulmones, la libertad siendo tomada por él.

Había dejado pasar tanto, y siempre le gustaba observar por la pequeña terraza del antro a la Luna. Tan bella como siempre, comentando con ella como si de una amiga se tratará.

Bajo la mirada unos segundos para después levantarla y encontrase con algo que lo puso a temblar. Creyó que era su imaginación, cerró los ojos y los volvió a abrir mirándolo unos metros lejos delante de él. Tembló con agresividad al verlo hablando con... ¡¿Samuel?! Se levantó mirando fijamente al chico de ojos achinados y mejillas gordas.

Era Guillermo, su mejor amigo en el infierno.

¿Debería ir y arriesgarse a que lo agarren? O, ¿quedarse y huir lo más lejos posible?

______________

Me retiro, escapo y no vuelvo...

Quería actualizar "Baby boy", pero no llego la inspiración. DDDD:

Los quiero mucho por el apoyo y por los 8k votos<3 enserio.

¡Nos vemos a la próxima! 

cry baby ↮rubelangel™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora