C R Y B A B Y [35] ⚠

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—Estoy buscando a un familiar... soy nuevo y no conozco muy bien la ciudad. —Tomó un sorbo de café—. ¿Podrían ayudarme?

—Guille, aquí en Madrid hay bastante gente, créeme será difícil. —El chico de gorro azul suspiro—. Pero te ayudaremos en lo que podamos.

La rubia sonrió alegre ofreciendo su ayuda al igual que Luzu. Guillermo se sintió afortunado al encontrar personas así en una ciudad tan sofocada de Gente. A pesar de todo, existía gente que daba sin cambio a nada, y el, lo acababa de descubrir.

Se sintió observado, y claro, algunos hombres enviados por Colmillo se situaban en las mesas de aquel "Starbucks", cuidando que no hablará de más o tratará de huir. Claramente Colmillo ya sabía quién era la pareja amable que ayudaba al chico de ojos achinados. Varias personas miraban a los hombres con exagerados tatuajes en los brazos y rostros cansados. "Drogadictos" -pensaban.

—Muchas gracias por ayudarme, de verdad lo digo. —Sonrió tímidamente tomando de su café.

***

Tomó el cuadernillo tratando de terminar la tarea de hoy en la preparatoria. Cristian había llamado para preguntar la falta de Miguel; tuvo que inventar algo. Rubén se dispuso a jugar con la consola de Miguel, pero por obvias razones, no entendía muy bien los controles.

—Oye... Miguel. —Susurro dejando el mando de lado—. ¿Ya has terminado?

Miguel levantó la cabeza del libro de Química avanzada que sostenía con las manos—. No, ¿Necesitas algo? —Se levantó del escritorio andando hasta la cama donde se encontraba Rubén.

—Te necesito a ti. —Murmuró con las mejillas coloradas, Miguel rio besando castamente su mejilla.

— ¿Que quieres hacer? —Sus dedos acariciaron las piernas blanquecinas de Rubén, quien sólo tenía unos bóxers (de Miguel) y una camiseta blanca hasta los muslos.

Las recorrió con sus manos. Eran suaves y ningún vello se asomaba. Rubén mordió su labio a gusto. Se sentía increíble los toques de Miguel a su cuerpo. Sus manos calientes pasando por su piel. Acercó los labios rojizos al cuello de Miguel, donde se dedicó a dejar besos por toda la zona.

—Eres tan... hermoso, Rubén. —Sus ojos se encontraron al igual que sus labios. Se subió sobre las piernas de Miguel, pasando sus brazos detrás de su cuello—. Quiero hacerte mío.

Rubén jadeo sobre sus labios húmedos. Recostó a Miguel en la cama subiéndose sobre él, justamente en su cadera. Se inclino hasta su cuello, donde comenzó a repartir besos húmedos. Poco a poco sintió el pene erecto bajo el, aprovecho la situación moviendo sus caderas sobre él, frotando su trasero con suavidad sobre su pelvis.

—Rubén... —Jadeo juntando sus labios, enterrando su lengua, tocando la del castaño.

Su corazón latió con fuerza al mirar los ojos azabaches de Miguel. Sintió un ligero movimiento en su estómago. Sintió las mariposas de las que tanto hablaba su abuela cuando era pequeño.

"—Algún día te enamoraras y sentirás las mariposillas revoletear en tu estómago. —Habló mientras regaba las rosas blancas en el jardín de su patio—. Quiero verte feliz con alguien que realmente merezca la pena, Rubén.

— ¿Mariposas? Abuela, eso es muy tonto. —El pequeño castaño rio tomando un trago de su limonada.

—Podrá ser tonto, pero es real."

Miguel lo observó; pensativo. Miraba su rostro tranquilo, las lágrimas se asomaron por sus grandes ojos verdes. Sus cálidas manos acariciaron su espalda y cabello castaño, tratando de despertarle de donde quiera que esté. Rubén trago saliva volviendo en sí. La mirada del peli-negro frente a él, inhalando con fuerza.

Soltó el aire retenido sobre el rostro de Rubén. Sus labios se encontraron de nuevo, tomando el inferior entre los suyos, abriéndolos y cerrándolos sobre los de Miguel. Metió su húmeda lengua encontrado la contraria, compartiendo un beso húmedo pero lleno de amor y nuevas sensaciones.

— ¿Por qué te quiero tanto? —Susurro sobre sus labios—. ¿Por qué te necesito tanto? —Miguel lo miro fijamente—. ¿Por qué no puedo irme, correr por las calles libre? ¿Por qué Miguel?

Cerró los ojos recostando su cabeza en la almohada. Rubén recostó su cabeza en el pecho del pelinegro. Subía y bajaba escuchando los fuertes latidos de su corazón. Lo quería, lo necesitaba, no podía dejarlo. Su rostro tranquilo mientras con sus dedos recorría la espalda del castaño, transmitiendo paz y tranquilidad.

—Tal vez no tenga una respuesta a tus preguntas, Rubén. —Suspiro—. Pero quiero quedarme a tu lado para resolverlas.

Asintió cerrando sus ojos.

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¿Recuerdan cuando dije que tenía 40k leídas? Pues no... son 33k ;-;

Pero, calma, calma... que es ¡Fabuloso!

¡ALTO! ¿DOS CAPITULOS EN EL DIA, SIN PEDIR COMENTARIO? CÓ! Bueno, bueno... un pequeño... agradecimiento... :3

No hay demasiado salseo por hoy, pero os dejare con las ganas 7u7

¡Osquiero!     

cry baby ↮rubelangel™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora