CAPÍTULO 17

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            EL ENFRENTAMIENTO


Me desperté en la cama, sintiéndome relajada, me tomo unos segundos recordar los eventos pasados, es cuando me enderecé de golpe y salí en busca de mi padre. La casa parecía vacía, ¿Acaso se habían ido sin mí? Escuché ruidos provenientes del jardín y al asomarme por la ventana vi a una mujer. Sus cabellos pelirrojos eran largos y lacios como agujas, llevaba puesto un vestido blanco con un fajón plateado y sandalias a juego. Cuando me acerqué a ella se volteó sonriendo con calidez.

Sus ojos verde esmeralda me veían con amabilidad, unas tupidas pecas cubrían su rostro. Era realmente hermosa, su piel blanca lucia y tersa, el viento movía sus rojos mechones, me llegó un aroma a rosas que provenía de ella.

-Hola Agatha. _Me saludó, con voz suave y delicada.

-Hola. _Contesté aun admirando su belleza.

-Soy Asaliah, me da mucho gusto conocerte.

-"Asaliah" _Repetí. – ¿Eres otro ángel cazador?

-No, pero soy muy amiga de Haziel y me pidió como favor especial que te cuidara en su ausencia.

-No necesito niñera y no debió irse sin mí.

-No te enfades con él, se preocupa por tu bienestar.

-No tomó en cuenta mi opinión. _Me sentí de verdad indignada.

-Lo comprendo Agatha, pero más que una ayuda, hubieras sido una carga.

Sus palabras me dolieron, pero analizándolas bien, tenía razón.

-Aun así, él no debió noquearme para irse sin que me diera cuenta.

-Él dice que eres muy testaruda, no tuvo otra opción.

Me sonroje por lo escuchado, no podía enojarme ya que es verdad.

-¿Cómo sabré que estarán bien? ¿Tienen alguna probabilidad?

-Confiemos en el Supremo que esta enmienda se lleve a cabo con éxito. Además tiene la espada de Miguel, es poderosa, los protegerá.

-¿Por qué estás realmente aquí Asaliah? Acaso mi padre no confía en mí y temió que lo desobedeciera yéndome al inframundo por mi cuenta.

-Sus razones tuvo, sólo confía en él, además aunque quisieras tú no estás autorizada a cruzar.

-¡Esto es tan sofocante! _Exclamé impotente.

-Entremos, no queda más que esperar. _Me regaló una sonrisa llena de comprensión.

Suspiré para mis adentros, esperaba de corazón que ambos regresaran con bien, y lo más importante, en compañía de mi madre.

*****************

Nos tomó unos segundos acostumbrarnos a la oscuridad, la espada de Miguel comenzó a brillar iluminándonos el camino. El suelo parecía moverse, crujiendo a nuestro paso, cuando alumbré a los pies, el panorama fue desagradable, miles de gusanos negros cubrían el piso, con apariencia repugnante y otras alimañas que ni siquiera puedo describir por su deformidad. Me alegré que Agatha no viniera, me la imagino devolviéndose en este punto.

Un profundo olor a azufre inunda los alrededores, tan penetrante que lastima mis fosas nasales, miré a Reivel de reojo, luce inquieto y no lo culpa, nos estamos embarcando en una misión suicida.

A lo lejos se escuchan lamentos que me erizaron la piel, deprimentes y desgarradores. Según nos indicó Miguel la espada nos guiaría y así fue, parecía tener vida y me indicaba por dónde ir.

ENTRE SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora