CAPITULO 29

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                     LA TRAMPA

Después de un agotador día de entrenamiento en el cual nuestros nuevos aliados y yo participamos, estaba cansada, me dolía cada músculo de mi cuerpo, pero valía la pena ya que personalmente, lograba grandes avances. Ya dominaba a la perfección el fuego celestial, y empezaba a lograrlo con mi don, podía convocar al viento sin dificultad y canalizarlo, pero aún me costaba un poco el agua y la tierra. Intenté obtener un pequeño temblor pero sólo logré que Adriel terminará sepultado en una montaña de polvo, lo cual no le agradó nada y pasó maldiciendo el resto de la mañana.

Sebastián y Mara resultaron ser personas agradables, nunca los traté en la aldea, además muy hábiles en el uso de su don y la pequeña Agnes, me preocupa tanto su bienestar, sin embargo, su poder es asombroso.

Hemos estado tan ocupados entrenándonos que Reivel y yo casi no compartimos tiempo a solas. Desde el beso que intercambiamos la última vez, apenas y nos vemos dentro de la misma casa, y al final del día me siento tan cansada que solo deseo dormir. Él por contrario siempre está lleno de energía, desearía tener un poco de su vitalidad.

Me siento debajo de un frondoso árbol, refrescándome, hace calor, el viento trae una cálida brisa húmeda que huele a lluvia, cerré los ojos dejándome invadir por la tranquilidad, de vez en cuando interrumpida por la melodiosa risa de las ninfas jugando con Adriel. Ellas no me eran del todo desagradables, incluso Triccia y yo nos llevábamos bien, pero Rei no confiaba en ninguna, y prefería mantenerlas a distancia.

-¿Puedo acompañarte? –Una voz que conocía perfectamente me sacó de mi contemplación.

-Claro. –Respondí a Reivel embozando una amplia sonrisa.

-No hemos podido conversar, quiero proponerte algo, pero está en ti si aceptas o no. –Me declaró muy serio.

-¿Y qué sería? –Le consulto.

-Se acerca nuestro enfrentamiento con tu gente, y aunque estás usando el relicario, sin este eres vulnerable ante Adiraet.  Si por alguna razón lo extravías, quedarás expuesta a él.

-Lo sé pero no hay nada que podamos hacer. –Le expreso con resignación.

-Hay una manera y no es la que conocemos. –Lo miro con los ojos abiertos como platos.

_ ¿Cuál otra? No comprendo.

_El Gran Sabio me hizo una revelación por medio de sueños.

_ ¿Qué? Dímelo _Mi corazón palpitó con fuerza, no pudiendo disimilar mi emoción.

_Es simple en realidad, tan simple que no se nos hubiera ocurrido. Jeremías estudió las antiguas escrituras, no la biblia que conoces, lo que no ha sido escrito para el hombre, y encontró que la marca de un demonio puede ser removida bebiendo la sangre de un ángel.

_La sangre de un ángel. _Pronuncio en un susurro.

_El ser celestial debe ofrecértela, y yo estoy dispuesto a hacerlo.

- ¿Lo harías? –Pregunto anonadada.

-Esa es mi proposición. _Curva los labios en una sonrisa, mirándome con el rabillo del ojo.

Abrí la boca sorprendida, me levanté caminando al lado opuesto, él me sigue.

-Esto es repentino. _Toco mi pecho.

-Lo sé, pero es eso o Adiraet. –Frunce el ceño.

-¿Y cómo se supone lo haremos? ¿Hay algún ritual de fondo?

ENTRE SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora