Capítulo Diez.

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Tras decirle eso, Mateo sonríe, ¡sí, sonríe! No se aterroriza, ni sale corriendo, ni nada por el estilo.

- Vamos a ensayar esa estación de Vivaldi, mi niña. - Y aunque parezca raro, por primera vez, ese mi niña en su boca suena diferente. No parece un amor... familiar.

- Claro - Tuerzo la cabeza para dedicarle una dulce sonrisa y lo acompaño hasta el piano.

Rozamos los dedos en varias ocasiones, pero él parece no inmutarse... y yo, bueno, yo simplemente estoy en la gloria, en el cielo, sobre una nube desbordando felicidad. Teniéndo al hombre del que estoy enamorada conmigo.

Está anocheciendo fuera cuando nos damos cuenta de la hora que es.

- ¡Las diez de la noche! - Exclama mirando su reloj - Se ha pasado el tiempo rapidísimo, ¿verdad?

- Y tanto, contigo siempre es así... - Muerdo mi labio inferior cuando sus ojos coinciden con los míos.

- Tengo que irme, Ale. Mañana tenemos trabajo que hacer. Ha estado muy bien, la canción es preciosa y lo será más cuando tú la toques delante de toda la gente que estará viéndote.

- ¡Cállate! - Le pego un pequeño empujón en el pecho - ¡Vas a hacer que me ponga roja!

- No querría - Sonríe de nuevo, hoy no para de hacerlo y parece un niño feliz. Me encanta verlo de esa manera. - Hasta mañana, pequeñaja.

- Hasta mañana, Mat.

Ensayo la canción varias veces más, no quería admitirlo delante de Mateo, pero es realmente difícil.
Sin embargo, es preciosa, una perfecta elección suya que si yo la interpreto bien de principio a fin, puede emocionar a la gente. Sin duda, Mateo tiene buen gusto.

Bajo a cenar, aunque esta noche es algo raro sin él.
Igualmente, todo el mundo parece estar contento hoy, ¿qué tiene este día de especial?

- ¿Qué tal los ensayos, cielo? - Me pregunta mamá.

- Bien, mamá. Aunque tengo que esforzarme, el tema es complicado.

- ¿Cuál habéis elegido? - Ahora pregunta papá.

- Mateo me ha propuesto la estación de invierno, de Vivaldi.

- Es hermosa - Dice mamá con los ojos brillantes. Esta familia está loca con la música clásica.

- Lo és, hemos estado ensayando horas sin apenas darnos cuenta. - Digo emocionada - Espero que me salga bien el día de la actuación.

- No lo dudes ni un momento, cielo. - Papá me revuelve el pelo, burlón y yo lo fulmino con la mirada, sacándole la lengua.

***

Y tal como le había prometido ayer, hoy pasaría el día con Raúl. Hace tiempo que no nos dedicábamos una tarde, o una mañana.
Hoy mi mejor amigo comerá en casa con nosotros.

- Mila - Le digo a la mujer que ya está cocinando - Hoy tenemos un invitado más a comer, ¿vale?

- ¿Se trata de Raúl? - Me pregunta sonriente.

- Así es -Asiento, acercándome a la gran cacerola que huele estupendamente.

- Ese jovencito es muy bueno, Alejandra.

- Créeme que lo sé, Mila. Es el mejor amigo que pudiera tener. - Sonrío con solo pensar en él, si, mi Ra es simplemente increíble.

Lo saludo con un fuerte abrazo cuando llega a casa, nos sentamos a la mesa a ponernos al día, hasta que lleguen todos los que faltan.

Quiéreme si te atreves.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora