Capítulo Veinticuatro.

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Quiero dedicar éste capítulo a dulceMol. Por leer todas mis historias y agregarlas a sus listas :) ¡Muchas gracias!

A regañadientes, me arreglo y visto para la estúpida cena de la que no me puedo librar, haga lo que haga.
Lo único bueno es que ahí tendré a Mateo, para mirarlo sin parar. Sin duda es el mejor de los paisajes, y pronto lo tendré todo para mí.

Cuando bajo a la cocina no hay nadie, ¿a qué hora es la cena? Creía que me habían dicho a las nueve...
Subo a la segunda planta, donde oigo las típicas voces de reunión de papa, esta vez bastantes calmadas.
Me asomo con cautela y miro hacia donde siempre suele estar Mat, que hoy tampoco falta.
¡Oh, Dios! Está escuchando a papá, concentrado y con un bolígrafo en la boca, por favor, que alguien me haga ser ese bolígrafo... está guapísimo con uno de sus trajes negros y bien peinado.
No me creo que ése hombre pueda ser mío, es perfecto.

Miro mi reloj, son las ocho y media, supongo que me he dado demasiada prisa, y eso que no tenía ni tengo ningunas ganas de esa cena.
Siempre puedo pasar la media hora restante mirando a Mat, bueno, la siguiente media hora y toda la vida.

Papá es el primero el levantarse, supongo que dando por concluida la reunión, por lo que antes de que me pillen ahí, me escabullo a la planta de abajo.
Unos cinco minutos después están ahí, papa y Mateo, por supuesto, acompañados por un hombre de unos cincuenta años, con gafas y pelo cano, y otro muy joven, ¿ese chico también hace negocios? ¡Tendrá veinte años! Imagino que el otro hombre, su padre, lo ha metido pronto en todo esto.

- Estás preciosa, cariño - Papá me besa la cabeza - ¿Y tu madre?

- Arriba - Le indico con la cabeza - Ya sabes lo nerviosa que se pone con estas cosas - Él sonríe, entendiendo perfectamente lo que quiero decir.

- Bien, entonces os presentaré primero a vosotros - Me señala los dos hombres - Éste es Joaquin, director de empresas Lemans y lo acompaña su hijo, Ángel. Ahora subdirector. Ella es mi hija Alejandra.

- Si, pronto me quitará el puesto - Sonríe el padre - Encantado, Alejandra, tienes un padre muy hábil en los negocios.

- Hola - Sonrío amable - Lo sé, parece estar casado con ellos y no con mamá - Todos ríen.

Ángel, el chico de unos veinte años, también me estrecha la mano con una cálida sonrisa. Me mira con sus profundos ojos marrones. Me fijo en su barba de dos días que le sienta bastante bien.
Mamá aparece por fin el la cocina, disculpándose por el retraso. Ya podemos empezar a cenar.

Rozo cada vez que puedo la pierna de Mat, que se tensa y hace que me divierta, ¿algo bueno tendría que tener esto, no?

- ¿Cómo veis el setenta por ciento para nosotros y el restante para vuestra empresa? - Pregunta papá, aunque solo ellos cuatro saben de qué porcentaje hablan.

- ¿Solo un treinta? - Joaquín, el padre, frunce el ceño - Es demasiado poco, Jesús - Le dice a mi padre.

Pongo los ojos en blanco, mirando a mamá, ¿es que no pueden discutir estas cosas en una de sus múltiples reuniones?
Aguanto aproximadamente una hora más, hasta que por fin todos terminamos y dejamos a los cuatro hombres solos.

- Buenas noches, mamá - Le digo cuando ella se va a su habitación y yo a por mi guitarra para tocar un rato.

- No te acuestes tarde, Alejandra - Se despide también.

Y eso hago, enciendo el calefactor para poder salir al porche sin pasar frío, ya que las noches del mes de Octubre son casi de invierno. Cuando mi cuerpo comienza a aclimatarse al calor y los dedos me responden, comienzo a tocar las primeras notas, ensayando una canción que tengo en la cabeza desde hace días.

- Todas las noches me acuesto y te busco en mi cama, y tú nunca estás pero sé que mañana ya nunca podrás olvidarte de mí... - Escuche esa canción en la película Tengo ganas de tí, y es justo cómo me sentía al principio con Mateo, por lo que me encantó, me sentí completamente identificada.

Noto una presencia, sonrío sabiendo que es Mateo, pero al terminar la canción y ver a Ángel, el hijo de aquel hombre y próximo socio de papá, se me borra, ¿qué hace aquí?

- Vaya, Alejandra - Suspira, haciendo una mueca divertida - No sabía que tocabas la guitarra, y tan bien...

- Me acabas de conocer, ¿cómo íbas a saberlo? - Vaya, he sonado demasiado antipática, yo no soy así - Perdona... me has asustado.

- No, perdóname tú, he salido un momento, te he escuchado cantar... y he venido sin poder evitarlo. Siento haberte interrumpido.

- No pasa nada - Le sonrío, esta vez más amable.

- Volveré dentro - Suspira, revolviéndose el pelo castaño - Estas reuniones me agotan, necesitaba despejarme.

- Puedes quedarte aquí si quieres, no es ninguna molestia.

- Me quedaría encantado, sin duda, tu compañía es mejor que la de tres hombres hablando de negocios sin parar. - Sonríe, y pienso que antes no me había fijado, pero es muy atractivo. - Pero... debo volver, mi padre quiere meterme en este mundo cuanto antes... - Dice cabizbajo.

- Bueno... pues encantada, Ángel.

- Encantado yo, Alejandra, un gusto oirte.

Veo como se despide, no me había fijado, pero Mateo estaba en la puerta, viéndonos. Lo saludo con la mano, pidiéndole que se acerque, él espera que Ángel esté dentro para venir.

- ¡Hola, Mat! - Exclamo feliz al verlo tan cerca, le dejo un beso lento en la mejilla cuando se sienta a mi lado.

- Cuidado, pequeña. - Mira hacia la puerta - Nos puede ver cualquiera...

- Pues que nos vean - Sonrío, acariciándo suave pelo.

- ¿Qué hacía ése aquí? - Frunce el ceño, haciendo un gesto con la cabeza.

- Ha salido a despejarse... - Me encojo de hombros

- Ten cuidado con él. - Dice serio.

- ¿A qué te refieres?

- A lo que te he dicho, Alejandra - Sigue con su tono serio y ahora autoritario - Que tengas cuidado.

- ¿Por qué? - Miro su cara, intentabdo averiguar lo que piensa - ¡Estas celoso! ¿Es eso?

- No - Mira hacia otro lado, haciéndome reír, me tiro a sus brazos, que enseguida me acogen, rodeándome la cintura.

- Pues yo creo que sí.

- Crees mal, Ale. No estoy celoso - Acaricia mi labio, mi mejilla, todo con una lentitud y suavidad que siento que estoy flotando con sus caricias, noto como se acerca a mi oído y susurra - Pero quiero que siempre cantes para mí, eres mía, mi niña preciosa.

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Ooh, nuestro Mateo enamorado y protector <3 ¡Qué mono!
Lo tenéis en multimedia, ¿quién no querría ser el bolígrafo? Jajajaj.

También os dejo la preciosa canción de "tengo ganas de tí". Espero que os guste.

Gracias por leer.

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