Miedo

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¿Qué hace Daniel a fuera de mi casa? A penas iba a reprocharle cuando me interrumpió

- Vámonos, preciosa- solté una enorme carcajada

- Ni loca me voy contigo- Me traté de voltear y caminar directo a mi casa, pero Daniel me sostuvo del brazo deteniéndome

- Vamos, princesa- me quité su mano bruscamente

- Para empezar, no me llames princesa tengo nombre, segundo, no me voy a subir al carro de un extraño - el solo se limitó a sonreír

- Eso no decías ayer- di un paso hacia atrás de la sorpresa

- Ayer eran casi las tres de la madrugada y estaba totalmente sola, querido- su apodo lo dije en forma sarcástica, pero creo que no entendió

- "Querido", me agrada, pero prefiero "Bebé" "Amor" cosas así- dijo en tono burlón mientras levantaba sus cejas

- Adiós Daniel- de nuevo mi intento de irme fue en vano

- Vamos hermosa- de nuevo rodé los ojos

- No, ni si quiera sabes a qué fiesta voy a ir yo- me sentí orgullosa por mis palabras

- Ahí es donde te equivocas, todas las chicas asistirán y de seguro tú no serás la excepción-

- Yo no soy "todas" quizá solo vaya a cenar pizza o a tomar un café- el río un poco

- No vas a tomar un café vestida así - mis labios formaron una pequeña sonrisa

- Nos vemos Daniel- me detuvo, otra vez

- Vamos, me debes un favor, ¿recuerdas? -

- Los favores no se reprochan, ¿sabías? - el rodó los ojos

- Yo sí, así que vamos-

- Ya te dije que no, Sabrina vendrá por mí en unos minutos, no quiero detenerte más, así que puedes irte ya - soltó una carcajada

- No-

A lo lejos vi como el Mazda de Sabrina acercarse a mi casa y ella como siempre hizo sonar el claxon tres veces

- Te lo dije, ve el lado bueno- Miré a una Sabrina muy sorprendida – Quizá nos veamos en la fiesta-

- Me iré solo si aceptas estar conmigo al menos treinta minutos en la fiesta, te recomiendo que aceptes está oferta tu amiga se ve desesperada- Le tendí la mano

- Trato, ahora vete- Estrechó mi mano y se fue

Tomé mi bolso y mis llaves, me aseguré de cerrar las tres puertas para poder salir, Sabrina no dijo absolutamente nada cuando subí al auto

- ¿Qué hacía Hawking aquí? - Rompió el silencio después de unos cinco incomodos minutos

- Me entregó unas cosas que olvidé en su auto ayer que me trajo a mi casa. – Sabrina me miró con los ojos bien abiertos, parecía que le había dado la peor noticia de su vida

- ¿Te trajo a tu casa ayer? ¿Por qué? -  La miré incrédula

- ¿Por qué? ¿En serio lo preguntas? - No puedo creerlo- Porque tú te pusiste ebria y me dejaste a la deriva, estaba sola, sin señal y con muchísimo miedo, él se ofreció a llevarme, era eso o que algún loco me raptara en la madrugada- Me cruce de brazos

- Ya te dije que lo sentía, es solo que Daniel no me da buena espina, tiene una reputación de mierda y tú eres una chiquilla ingenua-

- ¿Disculpa? Creo que ya es hora de que me vayas bajando de esa idea de niña tonta, tengo dieciocho años, ya estoy grande para saber lo que está bien y lo que está mal-

DangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora