En este momento estoy volando en un helicóptero de lujo pagado por el señor Hawking, me siento horrible, me quiero vomitar y sacar todo el emparedado de albondigón que me preparo mi madre, a pesar de querer devolver todo, tengo que admitir que la vista es impresionante, se ve lo verde de los árboles adornada con la escarcha y la fría nieve blanca combinado con la espesa y fría niebla, si observa más de cerca puedes ver uno que otro lobo corriendo por allí, es hermoso. Tengo algo de frío, si no fuera por las dos chamaras que tengo me estaría congelando, por desgracias el idiota de Daniel no me pudo acompañar ya que su familia se fue ayer después de dejarme, aún no me creo que Daniel sea hijo de Dominic Hawking un magnate, por dios él es descendiente por lo cual tendrá en sus manos todas sus franquicias, no me imagino la presión que tiene en este momento, su vida es un puto caos y dudo que sepa cómo manejar esas empresas, sé que tarde que temprano el padre de Daniel sabrá toda la verdad y harán algo al respecto.
- Señorita estaremos abajo en cinco- Gritó el piloto, yo solo asentí agradecida
Así fue en cinco minutos estábamos en la fría tierra llena de pesada nieve , estaba rodeados por hermosos Pinos, el aroma es delicioso, siento mi nariz congelada, mis labios tiemblan, hace un puto frío aquí, después de que me ayudaran con mi equipaje, el amable señor que por cierto su nombre es Michael me llevo en una camioneta enorme, gracias a Dios esta tenía calefacción y sentí como mis nariz quitaba el color rojo, traía puesto un pantalón pegado de chanda negro que abriga mucho, una blusa de cuello de tortuga blanca junto con un suéter color carmesí y una chamarra negra, mis botas me llegan hasta las rodillas, mi cabello está suelto, soy tan tonta ya que me bañé antes de venir por lo cual hay pequeños cristales en mi cabello congelado, por suerte traigo un gorro y guantes de lana blancos, Daniel me mandó un mensaje en la noche de que el clima era demasiado frío, por lo cual cambie mi maleta con ropa caliente
El auto después de diez minutos más o menos se estacionó, Michael me ayudó a bajarme
Pude apreciar la gigantesca cabaña, es jodidamente enorme y está hecha de madera, por fuera el hermoso jardín está cubierto por un gruesa capa de nieve, hay aproximadamente siete ventanales, son enormes, la cabaña es modernísima, espero que haya agua caliente en la noche, a un lado hay otra pero no están grande como la otra pero si igual de lujosa y hermosa, la enorme puerta de madera de la primera cabaña se abre dejando ver a una bellísima señora de unos 46años aproximadamente, lleva el cabello hasta los hombros completamente rubio, está igual de abrigada que yo, me sonríe de oreja a oreja, se acerca casi corriendo por el camino de madera negra
- Tu debes ser Katherine- me toma de los hombros y me besa ambas mejillas
- Así es- le sonrió tímida y titiritando de frio
- Eres igual de hermosa como te describe mi hijo- me sonroje al instante
- Gracias, un gusto- ella ríe, su voz chillona es igual que su risa
- ¿Pero ¿dónde están mis modales? - para de reír- Soy Dakota Hawking-
- Un placer- ella me toma de la mano
- Vamos a dentro chiquilla que aquí está congelado- me guio a la cabaña
Al llegar abrí la boca embobada, es hermosa, todo es de madera, en la sala principal hay tres enormes sofás color rojos pasión en medio hay un tapete de piel claramente sintética me agrada que cuiden a los animales, en frente del sillón de en medio hay una enorme pantalla de plasma, cerca de los sillones, hay unas largas escaleras de madera también, son muchas a decir verdad, en frente de las escaleras se encuentra una chimenea, está encendida por lo cual emite un calor que hace que me quite mi chamarra quedando en suéter.
ESTÁS LEYENDO
Danger
RomanceEl, el fuego que calentó su Artico Ella, el frío que congelo su infierno