Habían pasado tres semana desde la curiosa iniciación y tanto Hermione como Severus trabajaban sin parar, Snape fue nombrado director de Hogwarts, mientras que ella no quiso ser profesora para evitar cambiar mucho la historia, por lo que le solicitó a Voldemort el simplemente estar de ayudante para vigilar. Las clases ya estaban por comenzar y las noticias de que Harry Potter junto a sus dos amigos fueron vistos en el Ministerio provocó gran revuelo, por lo que Snape se vio obligado a actuar a la perfección su papel de Mortífago, mientras que Hermione tuvo que ser la mejor doble agente notoriamente para ambos bandos.
Era Domingo por la noche y se le informó a todos los docentes que asistieran a la oficina del director en media hora. Una vez todos ahí Snape tomó aire disimuladamente y miró a cada profesor que había sido su colega alguna vez directamente a los ojos.
-Como ya saben...las cosas han cambiado drásticamente en este colegio...y está demás decir...que el que siquiera piense en no seguir las...ordenes, no solo se despedirá de su...empleo-Finalizó Snape luego de darles todas las advertencias habidas y por haber tanto directas como indirectamente, cuidando de que los Carrow que, lamentablemente para él, estaban presentes, no se dieran cuenta.
Finalizada la reunión sin permitir que alguno que no fuera él hablara, les ordenó a todos que se fueran a excepción de la castaña quien no se movió de su lugar junto a la pequeña escalera atrás del escritorio.
Luego de que todos los demás se retiraran, Snape con un movimiento de varita cerró la puerta y se sentó en la escalinata frente al escritorio, apoyó sus codos en sus piernas y bajó la cabeza dejando que su cabello le cubriera el rostro.
Hermione pudo notar lo deprimido que estaba el hombre que aparentaba ser alguien que no era, le dolía verlo así, pero para lograr el objetivo era necesario, un poco dudosa esperando no molestarlo se acercó lentamente y se sentó junto a él a una distancia prudente.
-¿Por qué no te sientas allá?-Le preguntó la castaña indicando la silla del director con la cabeza
-No es mi lugar-Le respondió sin moverse.
Hubo un silencio sepulcral durante unos minutos, donde Hermione respetandolo optó por mirar su entorno, por un segundo vio el espacio que había en uno de los libreros más lejanos y recordó que pertenecía al libro que estaba leyendo tiempo atrás en la sección prohibida de la biblioteca, se inquietó esperando a que Snape no lo hubiera notado y se anotó mentalmente terminarlo y devolverlo a su lugar lo antes posible. También, simplemente con la mirada notó dos cuadros, aparentemente, tapados por un gran pedazo de tela blanca, pero con bastante polvo. Bajó la cabeza, y simplemente se quedó así unos minutos acompañando al hombre con postura derrotada junto a ella.
Pasaron varios minutos, en los que Hermione trató de pensar un plan donde Snape no se viera como el vil traidor, pero cada vez que creía tener algo, se daba cuenta de que era inservible a esas alturas del partido, por lo que al cabo de un rato simplemente se rindió.
- Debería irse...mañana inician las clases, y...el trabajo se volverá más pesado...de lo que ya...es-Dijo Snape con voz levemente ronca.
Ella no se movió, simplemente vio como el hombre se levantaba lentamente y salía del despacho a donde ella creía eran Las Mazmorras. Luego de ver desaparecer a Snape por el marco de la puerta volteó a ver nuevamente los que parecían ser marcos cubiertos por la tela, pensativa se levantó y quitó de un tirón la empolvada tela y vio dos cuadros bastante grandes, que para su sorpresa estaban vacíos, con su varita los acomodó en el pequeño espacio atrás del escritorio, bajo la escalera, se sentó y espero a que al menos uno de ellos fuera ocupado por su protagonista, pasados los minutos, mientras la luna recorría los campos nubosos, Hermione se fue quedando lentamente dormida. Ya cuando los últimos, débiles rayos de luna atravesaban la ventana donde la castaña de encontraba, iluminando su rostro, despierta de golpe asustada de que la hubieran descubierto, pero solo vio un rotro familiar frente a ella.
-Tiene un sueño bastante profundo señorita Granger...-
Los ojos de la castaña se cristalizaron.
-Oh, no por favor...no se ponga así,¿ no ve que me afecta también a mi?- Dijo el anciano con una leve sonrisa.
- Profesor...no sabe lo que me alegra...verlo...escucharlo-Dijo la castaña con un nudo en la garganta-Tengo tantas cosas que decirle...- La mujer se sentía emocionada por contarle todo, pero al ver que el anciano levantaba levemente su mano se detuvo.
- Lo sé... déjeme decirle que ha hecho un excelente trabajo hasta ahora, se ha unido a ellos y ha obtenido la confianza que nos faltaba, pero me temo que debe cuidarse mejor señorita Granger, nadie, absolutamente nadie debe siquiera sospechar...- Dice Dumbledore bajando la voz considerablemente, como si supiera que alguien podría escucharlos.
-Pro...profesor, le aseguro que nadie sospecha de mi más que Bellatrix y Alecto, pero no son más que celos...- Dijo despreocupada Hermione.
-¿Sabía usted que habla dormida?, aunque por su expresión puedo notar que antes no lo hacía, pero el ahora es lo que importa, así que tenga cuidado-Le dijo el hombre por sobre sus gafas de medias lunas.
Ella un poco incómoda al imaginarse hablando dormida prefirió cambiar de tema rápidamente.
-Sabe...me han ocurrido cosas extrañas, la última fue hace un tiempo, creo, trato de asociarlo a que no pertenezco...usted sabe, pero aún así no logro explicarme el que ocurran estas cosas, siento, que algo no está bien...-
Hermione le contó resumidamente todo lo extraño que le había ocurrido, le confesó lo del frasquito con los recuerdos, el libro, e incluso lo de su brazo y lo raro de su iniciación y lo que le tuvo que contar a Snape sobre su "pasado". Luego de unos minutos sin parar de hablar, termina dejando salir un pequeño suspiro en respuesta involuntaria del alivio por poder por fin contar todo lo que la intrigaba y ahogaba, en parte. Hubo unos minuto de silencio por parte de ambos, donde la castaña observaba al anciano director en el cuadro, mientras éste pensaba sin quitar la vista de un punto sin determinar.
-Creo...que se debe a que usted ha interrumpido mucho...en el tiempo, ha producido cambios, y parece que han influido bastante-Hubo un silencio- Ha roto muchas reglas Señorita Granger, y usted sabe muy bien que eso trae consecuencias...Lo único que le puedo aconsejar, es que utilice estos extraños sucesos a su favor...-
Ella le quiso seguir hablando, pero ambos sintieron que la puerta principal se abrió lentamente, por lo que Dumbledore le señaló una pequeña puerta junto al sillón para que se escondiera, ella en silencio le obedeció rápidamente y justo cuando ella junta la puerta Snape ingresa al pequeño espacio y se sienta frente al cuadro haciando sonreír al anciano.
- ¿Tengo algo que le causa gracia?-Preguntó molesto Snape.
-Para nada Severus...te estaba esperando ¿la trajiste?-Trató de desviar la conversación.
Snape saca su mano oculta en su capa y muestra la espada de Gryffindor haciendo que la castaña, que estaba observando por la rendija de la puerta se tapara la boca para no hacer ruido.
- Aunque te reitero, Albus, que es imposible que los duendes no se den cuenta de que es falsa...- Dijo Snape, con evidente duda ante lo que tenía que hacer.
- Lo sé Severus, pero sólo debes guardar la espada en la bóveda de Bellatrix sin dar explicaciones...- Dijo el anciano de lo más despreocupado haciendo que Snape se indignara.
Tratando de contener la evidente molestia, Severus apretó los labios, miró un punto fijo por un segundo, se levantó de su asiento y caminó a paso rápido hacia la salida.
-Después necesito que vuelvas...-Le dijo Dumbledore.
Él se giró y a la distacia asintió, sin lograr contener la pregunta que rondaba por su cabeza desde que entró y vio el pequeño sillón vacío.
-¿Cuándo se fue?-
-Despertó a los minutos después que te fuiste, charlamos, no mucho y luego ella se retiró...- Le respondió con una leve sonrisa en dirección a la pequeña puerta donde se escondía la castaña.
Snape no notó la acción del anciano, pero le fue inevitable sonreír al recordarla dormida, con ese aspecto de ángel iluminada por la tenue luz de la luna.
- Se te hará tarde...-
Dumbledore lo sacó de sus pensamientos y tratando de parecer serio, dio media vuelta y salió a paso rapido con la espada oculta bajo su capa.
Al cerrarse la puerta la castaña salio cuidadosamente del pequeño escondite un tanto acalambrada, se sentó nuevamente en el sillón y vio a Dumbledore soltar pequeñas risas que visiblemente trataba de contener.
- ¿Hay algo que le parece gracioso profesor?-Preguntó la castaña mientras desviaba la vista al cuadro que estaba detrás del de Dumbledore
- Me resulta curioso...como las personas se esfuerzan por negar algo imposible de...negar...- Dijo Albus más para si que para la castaña.
Ella al escucharlo, trató de disimular y, para su suerte una voz proveniente del cuadro de atrás la salvó. Sacó su varita y con cuidado movió el cuadro del eterno director y dejó a la vista el cuadro de atrás que mostraba a una mujer de piel cetrina y de cabello negro que la miraba bastante seria haciendole recordar a alguien en particular.
- ¿Me podrías decir quién eres?-
La castaña se quedó congelada al escuchar la voz tan fría de la mujer frente a ella, pero no podía dejar de mirarla a los ojos, ojos iguales a cierta persona, miró el borde de abajo del marco y logró leer Eileen Prince, donde al ver el apellido palidecio, cayó en cuenta de que ella fingia ser una Prince y sabía que engañar a Severus era una cosa porque él no vivió en ese ambiente, pero a su madre...era distinto.
-¿Usted es...la madre de Severus?-Preguntó la castaña sabiendo la respuesta.
La mujer asintió en espera de que ella también respondiera.
-Mi nombre es Kathe...rine...- Dijo dudosa la mujer de ojos miel.
Hubo un largo e incómodo silencio en el pequeño espacio donde Hermione se encontraba junto a los dos cuadros, donde el cuadro de la mujer la miraba fijamente haciéndola sentir más incómoda si eso era posible, mientras que por el otro lado Dumbledore miraba divertido a la vez que disfrutaba de un dulce de limón.
- Creo...que la señorita debe ir a trabajar Señora Prince...no es muy lindo que la mire tan fijamente...- Concluyó divertido Albus.
-Fue un...gusto-Dijo la mujer sin dejar de mirar como la castaña incómoda se retiraba del despacho-No puedo creer que Severus me haya traído aquí con usted, no quiero ofenderlo, pero de verdad un poco de silencio no me vendría nada de mal, en estos tiempos eso es algo bastante escaso...- Concluyó la mujer, esta vez con un tono más amable haciendo que Dumbledore se sonriera y siguiera comiendo sus preciados dulces de limón asintiendo a su pedido.
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Recuerdos de Terciopelo
Fanfiction¿Volver al pasado arreglará las cosas o las empeorará? Hermione ha vivido oculta durante 16 años buscando una solución para acabar con la tiranía de Lord Voldemort y sus seguidores, y al parecer volver al pasado ha sido la solución, ¿pero el ya ser...