Acciones Difíciles

676 69 1
                                    

El amanecer fue extraño para Snape, hacía demasiado tiempo que no lograba dormir más de dos horas y aún así levantarse como si hubiera dormido doce, pero hoy no tuvo problemas, miró la ventana y vio el amanecer, hace mucho no lo observaba, hace mucho no estaba calmo, era raro, no se sentía presionado, ni angustiado, estaba "en paz", pero una paz vacía, no sentía nada, pero eso le gustaba, tenía que estar así, para poder cumplir la tarea de Dumbledore.

Se dirigió al Gran Salón como solía hacerlo desde que llegó al colegio a desayunar junto a sus colegas, donde para su sorpresa junto a su puesto se encontraba Kathe, era extraño, ya que ella no acostumbraba desayunar en el Gran Salón.  Se sentó junto a ella y saludó a todos como de costumbre y a ella solo con una inclinación de cabeza, la cual fue respondida de igual manera.  Todo fue transcurriendo de lo más tranquilo hasta que llegó el director a desayunar, al verlo la mente de Snape volvió a inquietarse pero logrando mantener la compostura le respondió el saludo y continuo como si nada hasta haber terminado, se levantó y se dirigió a preparar lo que sería su ultimo día como profesor de DCAO.

Kathe al ver llegar a Severus a desayunar le fue bastante grato, y el notar el leve cambio de expresión en el hombre al darse cuenta que ella se encontraba ahí la hizo sonreír levemente, pero al ver llegar el director una pena la invadió, no por Dumbledore, ella sabía que él prefería eso a sufrir por la maldición provocada por el anillo, y lo respetaba, si no que  le daba pena el saber todo el odio y desprecio que tendría que cargar el hombre sentado a su lado, el saber como todo el mundo lo vería como el mayor de los traidores siendo que arriesgó todo por ayudar a Harry incluyendo el sacrificarse finalmente para asegurar la victoria, sin importar el porqué lo hacía, ella sabía que no era solo una causa común, sabía que era una promesa personal de él, pero el hecho de persistir a pesar de todo, para ella era algo para admirar.  Luego de un rato vio como él se levantó y desapareció en la puerta principal, y por alguna extraña razón quiso seguirlo, pero se contuvo y miró su plato a medio terminar.

-Aveces señorita Prince...es mejor dejar de mirar el plato, si el fin de ello es no mirar lo que queremos...-Dijo un director con mirada picara al notar lo sorprendida y sonrojada que se había puesto la mujer sentada junto a él

-No...se de que habla profesor...si me disculpa iré a la biblioteca...-Dijo una Hermione lo suficientemente incómoda como para quedar mentalmente en blanco.

Dumbledore por su parte le pareció muy graciosa la situación, pero a la vez un tanto preocupante, en el sentido de que esperaba de que eso no interfiriera de forma  riesgosa la misión.

Hermione caminaba pensativa en dirección a la biblioteca cuando sin querer choca con una joven de cabello alborotado y castaño, se reconoció de inmediato y noto que lloraba, se quedó paralizada pero rápidamente se percató de que había botado las cosas de la más joven con el choque y la ayudó a recogerlas sin mirarla a los ojos.

-Lo lamento profesora...no me fijé por donde caminaba...-Dijo la castaña más joven tratando de aguantar el llanto.

-Oh!, no te preocupes... yo tampoco me fijé muy bien que digamos...¿estás bien?-Terminó de ayudarla a levantar todo y la sujetó del brazo para ayudarla a levantarse

-No...-Pero justo en ese momento cruza por el pasillo Ron y Harry, pero al ver directamente al pelirrojo la expresión de su rostro cambió volviéndose fría-Estoy perfectamente bien...gracias-concluyó la chica frunciendo la boca y retirándose en sentido opuesto al de los chicos.

Ella simplemente se quedó sentada viéndose a si misma alejándose por los pasillos del colegio, trató de recordar porqué estaba tan sentimental es esas fechas luego de volver a ver a los chicos que miraban extrañados en dirección hacia donde había desaparecido su amiga recordó-"Ron"-sonrió para si misma y luego se levantó y dispuesta a continuar su camino a la biblioteca escucha que alguien la llama

Recuerdos de TerciopeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora