Recuerdos de Terciopelo

Mansión Malfoy

Este cap va dedicado a una persona muy especial, Fernanda, Gracias por las palabras, el apoyo y la esperanza para mis sueños ♡

Las cosas iban rápido, Febrero estaba terminando y todo se ponía cada vez más difícil, cada vez el ambiente estaba más tenso, y la sensación de que una guerra se aproximaba era poco a poco más fuerte, y por ello Hermione decidió ayudar a los más grandes a defenderse, tal y como lo estaba haciendo Snape el año escolar anterior, pero esta vez a escondidas, volviendo todo más complicado, pero ahora Hermione estaba decidida, por lo que nada la detendría con sus objetivos.
Las reuniones se realizaban en la noche, al término de las rondas nocturnas de Hermione, y el único lugar que podían ocupar era la Casa De Los Gritos, ya que era el único lugar que Hermione sabía que no estaba en vigilancia más que por ella y Snape, y como él no solía estar después del turno de la castaña y ella tenía que cubrirlo, no había mayor riesgo.  Días antes de empezar los entrenamientos Hermione fue a la Casa De Los Gritos y la cubrió con encantamientos protectores, y equipó con todo lo necesario para entrenar.  Hermione se había puesto de acuerdo con Ginny para juntarse en el puente colgante, le enseñó el hechizo para poder ingresar a la casa junto sus compañeros y luego quedaron para la semana siguiente.  Ya se estaban despidiendo cuando de sorpresa aparece Snape por un lado del puente.

- ¿Qué hace una Gryffindor merodeando a esta hora...fuera de su...sala...común...?- Preguntó fríamente Snape mientras miraba disimuladamente a la mujer detrás de la colorina.
- No se moleste director...yo ya la llevaba de regreso...tenía un castigo que cumplir y ya lo ha hecho...- Interrumpió la castaña seria, mientras rodeaba a hombre junto con Ginny que no emitía palabra.
Llegaron hasta la entrada de la Torre Del Reloj y le ordenó a Ginny que se fuera directo a su "Sala Común" cuidando de no ser vista.   Al asegurarse que ella se hubiera ido regresó al puente y vio que él seguía ahí, mirando el cielo, apoyando sus brazos en la barandilla del puente, ella sonríe un poco y se le acerca, adoptado la misma postura de él, se sentía tranquila la noche, lo cual era extraño, la tensión era algo diario, pero en ese momento era como si no existiese, un viento comenzó a recorrer los paisajes oscuros del lugar, y las hojas viajaban hasta chocar con el puente.

-¿Qué planea...?-Preguntó Snape, interrumpiendo el sonido de la naturaleza.
- Prepararlos...- Dijo sincera Hermione.
- Sabes que si alguno de...ellos se...entera, estas perdida ¿no?- Dijo molesto Snape.
-Eso no será un problema...tengo un...amigo...que resulta ser el director y estoy segura que...nos cubrirá...es un buen tipo ¿sabías?- Le dijo Hermione con una media sonrisa.
Él simplemente rodó los ojos, negó con la cabeza y sonrió levemente.
- Así que...¿tu amigo es el...director?-
- Sí...si quieres algún día te lo puedo presentar...aunque te advierto...es un poco gruñón y descortés con los desconocidos...y...las personas en general...- Dijo divertida la castaña, haciendo que el hombre la mirara de reojo con una ceja levantada. 

Se quedaron así unos minutos, compartiendo el silencio mutuo, dejando que la música de la naturaleza los envolviera;  el fresco de la noche era distinto, como si supiera lo que ambos adultos sentían en ese minuto en aquel puente, alejados, pero a la vez cerca de todos y de todo,  ambos se sentían en paz, tranquilos, precisamente con la compañía del otro.  Snape la miraba de reojo, y le encantaba verla descuidada del mundo, lo cual era muy extraño desde que se enfocó en su trabajo, le gustaba verla molesta, concentrada, decidida, le encantaba como ella hablaba, como resolvía las distintas situaciones y lo que le fascinaba era lo sabelotodo e ignorante que era, se sentía a gusto con ella, a su lado el sentimiento de soledad desaparecía, y el calor en su pecho florecía.  Recordó el beso, las indirectas de Dumbledore y lo que creía él, los sueños con Lily, y todos los momentos cercanos que tuvieron hasta éste día, y por eso se vio en la necesidad de decirle con palabras lo que sentía en su corazón, por lo que la miró con intención de hablarle, pero justo antes de decir las primeras palabras, la castaña da uno pasos hacia atrás y se muerde el labio el un intento de suprimir un grito de dolor.