Bajo Las Mismas Verdades

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Hermione tuvo un día bastante normal dentro de lo que se podía, entre clases leía acerca de los Horrocrux para aclararse ciertas dudas sobre como destruirlos ya que pensaba que quizá erraron en algo, pero para su frustración no lograba hallar nada acerca de ese tipo de magia en los libros de la biblioteca, por lo que necesitaba hablar con Dumbledore urgentemente.  

Según sus cálculos quedaba un día, para que las cosas se complicaran realmente, le dolía, le asustaba, pero no tenía opción, era su obligación el estar lista, su amigo Draco confió en ella, y no le fallaría, debía lograrlo, pero el no encontrar un momento para hablar con el anciano director la desesperaba, sentía que había perdido su toque de sabelotodo con el pasar de los años y que por más que lo intentaba le daba la impresión que no sacaba nada más que lo básico para "sobrevivir" en ese tiempo, se exigía, o más bien se sobre exigía, y para lograr su objetivo se vio obligada a ser como en aquellos años de estudiante, leer y estudiar como si no hubiera un mañana.  Al caer la tarde, luego de casi no ayudar a Snape con las clases y de buscar información que le sirviera optó rotundamente a visitar el despacho del director sin previo aviso, con la esperanza de encontrarlo, y para su suerte ahí se encontraba.

-Profesora Prince, me alegra verla...por favor pase...-Le dice Dumbledore al verla en la puerta

-Vengo sola profesor...-Le dice con el fin de que la llame por su verdadero nombre

-Eso he notado señorita Granger-Le sonríe sutilmente mientras ella se sienta frente a él

-Profesor...necesito saber sobre los Horrocrux, verá, al no encontrar nada me he visto forzada a pensar que a pesar de que... se destruyeron...no se, es un pensamiento que me ha dado vueltas estos día profesor al leer lo que Harry nos contaba cuando los estábamos buscando...que a pesar de destruirlos quizá... faltó uno, uno que no teníamos contado, uno que escondió muy bien y que fue el único que no descuidó...¿cuántos eran los Horrocrux que quería hacer profesor?- Terminó preguntado a un director bastante intrigado por lo que la mujer acababa de decirle 

Pasaron unos minutos de silencio total, donde la castaña lo miraba expectante.  El anciano luego de mirar un punto fijo como tratando de recordar abre un cajón de su escritorio y saca un libro con un agujero en el centro y un anillo con una piedra negra, y los deja en el centro del escritorio para que la mujer frente a él los viera con detenimiento.

-Siete, él quería hacer siete, le resultó, no cabe dudas, pero el que me lo pregunte me intriga,¿cuántos destruyeron ustedes?-Le dice el director con cierto deje de preocupación por el tema

-Seis señor, y con Harry eran siete...Además lo otro preocupante es que en esos momentos tenia la Varita de Saúco y...matando a Snape le correspondió, dejando aún más en desventaja a Harry que además no usaba su varita...-Dijo Hermione dejando aún más pensativo a Dumbledore

-Dice que con Harry eran siete...y que tenía mi varita.  Claro, al ser Severus el que mate, él matándolo o bien desarmándolo haría que la varita le correspondiera, eso es un problema que no consideré, y créame que eso me frustra y me decepciona de mi persona, pero de eso le pido que no se preocupe que lo corregiré, y  en cuánto al los siete Horrocrux, me atrevería a aconsejarle que busque un octavo, o bien dicho según Tom el séptimo...-Dijo el anciano, pero al notar la cara de confusión de  la mujer con lo que parecía un trabalenguas de enumeración trató de corregirse-Verá señorita Granger, Harry la noche en que Voldemort lo fue a matar y la maldición le rebotó por el sacrificio de Lily, él se volvió el Horrocrux...-

-No planeado... -Terminó diciendo la mujer-¡Pues claro!, Harry era el octavo, nos faltó uno, ahora sólo tengo que encontrarlo y destruirlo antes de la batalla...debe ser algo muy personal de él, por algo Harry nunca lo escuchó, debería tenerlo siempre consigo... creo profesor, que el haber entrado a su círculo ha sido de lo más beneficioso...-Dijo la castaña con una leve sonrisa, levantándose de la silla para despedirse e irse a su dormitorio 

Recuerdos de TerciopeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora