Capítulo 5

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En Multimedia Irene

Entre a la biblioteca y ese lugar daba pena, era tan silencioso, tan deprimente, no entendía como era que a algunas personas podía gustarle siquiera venir a un lugar así y peor aún a leer libros, algunos de historias de amor o narraciones pero más aburrido aún era leer historia, filosofía, ciencia y cualquiera de esa índole cuando yo a duras penas leía las revistas de chismes y y las que más les dedicaba tiempo era a las revistas de modelos. Eso si valía la pena.

Pero lastimosamente en esa vieja biblioteca no se encontraban este tipo de revistas, las únicas que habían eran sólo de política y ese tema y yo somos enemigos de nacimiento. Saqué un cigarro y lo puse en mi boca cuando senti mi celular vibrando. Lo saque de mi bolsillo y contesté.

- ¿Quien jode? - contesté con suma pereza

- Hey Alex - se escuchó una voz varonil - hablas con Daxón ¿Me recuerdas? - guarde silencio unos segundos para tratar de recordarlo

- ¡Ah claro! Tu eres el chico de el Bar la quinta ¿no? - pregunté sin saber si era precisamente él

- el mismo - senti que sonreía aunque no podía verlo - ya que llevas tanto tiempo sin venir quería invitarte a ti y a tus amigos a una fiesta el viernes, es él cumpleaños del jefe y va por lo grande, con todo pago, no se si te animas

- Cuenta conmigo - acababa de decir en pocas palabras que habría bebida gratis y a eso nunca se le dice que no - y por supuesto con mis amigos

- ok nos vemos - colgó

Ese chico aparte de ser muy bueno en su trabajo como Barman, también era muy bueno en la cama ¿Qué como lo sé? Bueno, cosas que pasan en el diario vivir.

Al menos en todo este infierno, una buena noticia, es decir, sabía que el viernes había fiesta porque con los chicos jamás perdonabamos un viernes, pero bebida gratis bueno, eso es algo que anhelar y amar.

- Creo que ha terminado tu castigo - escuché detrás de mi así que giré inmediatamente

- Por primera vez puedo decir que me alegra tener tu trasero en este Instituto - le dije a Margara mientras me levantaba de la silla

- Te dije que algún día tendrias que aceptar que me necesitabas - río con autosuficiencia

- Si, si, como digas - tomé mi mochila - yo me largo

- Tienes que pasar por donde el Director - puse los ojos en blanco y Asenti

¿Ahora que estupidez me diría ese viejo panzon? Me obligue a caminar hasta su polvorienta oficina. Después de una larga conversación sobre mi comportamiento y bla bla bla me dijo que regresará a mis clases y no sabía que era peor, si estar en la biblioteca sin mover un músculo o regresar al salón de clases a escuchar todo tipo de voz, cual de todas la más estresante.

Entre sin pedir permiso a mi clase de Francés y me senté en mi lugar.

- A ver señorita Goulding ¿En su casa no la educaron? No puede entrar así como así a mi clase

- Pues si quiere me largo y ya - alce los hombros - no hay problema

- Ganas no me faltan, si no fuera por evitar un problema con el Director, si fuera por mi hasta del Instituto la hubiera echado ya

- Sería todo un honor - le sonreí hipócritamente mientras él bufaba

- ¿Qué haces aquí? - pregunto Sac a mi lado - no se supone que era hasta mañana tu castigo

- Regresó Margara - saque una goma de mascar y la comí - así que se acabó mi castigo

- Por fín Doña Verruga hace algo bien - exclamó Isabel al otro lado mío

Al Final Del TúnelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora