capítulo 37

617 55 30
                                    

Siempre imaginé que mi cumpleaños número dieciocho sería el más feliz de mi vida, me había imaginado que iría a un super bar y tomaría hasta que perdiera la conciencia, me drogaria y quizá tendría sexo con uno que otro chico. Pero eso ahora no era así y para ser sincera tampoco quería que lo fuera, muchas cosas habían cambiado ya.

Estaba en un punto donde sentía que mi propia vida no me pertenecía, estaba amarrada a lo que pudiera pasar mientras todo ese cuento de Sombra se solucionaba, pero ¿cuánto tiempo duraría eso? No tenía ni la más mínima idea. Había pasado de ser la chica rebelde, incontrolable, que hacía lo que se le diera la gana a una chica sumisa y sometida a un hombre que decía protegerla aunque yo no supiera bien de que se me protegía pues no me había topado de frente con la situación planteada.

- ¿Interrumpo? - giré mi cabeza hacia la puerta para encontrarme con un Jhoyssel divertido, la seriedad de su cara había desaparecido

- Podría estar desnuda - llevé mi mano a mi frente - ¿Por qué nunca tocas?

- No acostumbro a las visitas en casa - entró y cerró la puerta - así que por lo general siempre entró sin permiso

- Pues ahora las tienes - me senté en la cama - ¿Qué quieres? - ordene mi cabello con mis dedos

- ¿Puedes acompañarme un momento afuera? Quiero enseñarte algo - se rasco el cuello

¿Por qué cuando los chicos están nerviosos hacen eso? Y ¿Por qué estaría nervioso Jhoyssel? Él siempre se veía como un hombre muy seguro.

- Está bien - me levanté y él sonrió

Bajamos las escalas y salimos de casa, la verdad iba sin muchos ánimos, sí, era mi cumpleaños, pero no era una motivación.

Una vez fuera de casa me crucé de brazos, Jhoyssel me miro sobre su hombro y me hizo una seña para que esperara. Dos minutos después Emerson apareció en una motocicleta y aparcó frente a nosotros.

- Ven acá - me hizo señas y yo me acerqué - ¿La recuerdas? - señaló la motocicleta

La repare unos segundos y lo comprendí, era mi motocicleta, esa misma que había dado por pérdida el día en que Emerson me había chocado, pero ahora tenía un color diferente.

- ¡Oh Dios! - tape mi boca - es mi motocicleta - chille emocionada

- Así es - asintió Jhoyssel metiendo las manos en sus bolsillos - digamos que se le han hecho algunos arreglos - formó una línea con sus labios - feliz cumpleaños Alex

- Gracias - lo abracé. Tardó unos segundos en devolverme el abrazo pero me rodeó con sus fuertes brazos y presionó su barbilla contra la conronilla de mi cabeza

- Te lo mereces - se separó un poco de mi para mirarme a los ojos - ahora ve, da una vuelta

- ¿Yo sola? ¿En serio? - pregunté emocionada, hace ya un buen rato que no salía sola

- En serio, sólo ten mucho cuidado y no te quedes hasta muy tarde

- Gracias - recibí la llaves y me subí, extrañaba eso.

El rugir del motor, la vibración en mis manos y brazos, la brisa alborotando mi cabello era lo que me hacía sentir vivía.

Esa sensación tan familiar de sentir que a pesar de las muchas dificultades uno está vivo y puede sentir, puede anhelar y puede disfrutar.

Tomé la ruta que hace mucho quería tomar, tenía que ver a Thomas, quería saber si aún sentía ese hormigueo en mi estómago y si mis mejillas ardían como cuando lo veía siempre.

Al Final Del TúnelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora