Capítulo 31

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Toqué una y otra vez aquel marco de la ventana, no podía explicarme en que momento había arrastrado mis maletas hasta la casa de Jhoyssel. Dos días llevaba encerrada en ese lugar sintiendo que toda la vida que había construido fuera de allí era una simple y llana ilusión.

De todas las cosas que podrían consolarme ahora era que Thomas y All estaban bien y si para que eso siguiera siendo así tenía que estar cerca de Jhoyssel lo haría una y mil veces.

Llovía a cántaros y yo sólo observaba las gotas que golpeaban el cristal de la ventana que se aventuraban en una carrera para ver quien lograba llegar al final, el frío calaba hondo en mis huesos y sentí la necesidad de tener a Thomas cerca, brindandome el calor que su cuerpo emanaba, que con sólo tenerle cerca hacía que mi piel entrará en calor sin él ni siquiera intentarlo.

No sabía nada de él desde la noche que nos vimos en mi casa y realmente mi cuerpo pedía sus caricias, sus besos, que sus ojos aqua se inundaran en los míos y me dieran la paz que tanto necesitaba.

- Tienes que bajar a comer - hablaron detrás de mi, pero ni siquiera me digne a mirarle - anda, no hagas las cosas más difíciles

- No tengo hambre - suspire y recoste mi cabeza sobre el cristal de la ventana - dile a Jhoyssel que se puede meter su comida donde mejor le quepa

- No creo que eso le agrade mucho - avanzó hasta mi - No quieres verle enojado - puso su mano en mi hombro - Haz esto más llevadero

- No - lo mire - No quiero hacer esto llevadero, porque eso implica a acostumbrarme a esta mierda y jamás permitire que esto suceda

- Míralo por el lado bueno - trato de mediar

- ¿Lado bueno? - solté una carcajada - por favor Emerson, tu sabes que esto no tiene un maldito lado bueno, además ¿Por qué mierda tengo que ser yo? Tantas chicas en el maldito mundo que quizás quisieran estar aquí ¿Por qué yo? Si lo odio más que a Adela y eso es demasiado

- es sencillo Alex - se sentó en el borde del sillón - porque le interesas, siempre le has interesado

- ¡Por favor! - me burle - si sólo ahora vengo a saber de su existencia, ni siquiera le conocía

- Pero el a ti si - torció una sonrisa

- ¿A que te refieres? - uní mis cejas

- ¿Recuerdas como iniciaste en esto? - asenti con la cabeza - ese día Jhoyssel estaba en el Bar conmigo, te vimos con tus amigos, bailar, disfrutar, él no dejaba de observarte y me ordenó acercarme a ti y tenerte cerca, fue por eso que te persegui tanto para que aceptaras entrar en este mundo

- Eso es tan psicópata - me levanté - él está enfermo Sarco - empecé a caminar de un lado a otro - ¿Por qué sólo hasta ahora aparece?

- Siempre ha estado aquí - se levantó igual - Pero tú nunca lo has visto

- ¡Esto es estúpido! - lleve mis manos a mi cabeza - Ahora resulta que es un estúpido acosador

- No tanto así - sonrió - digamos que sólo está enamorado de ti

- ¿Enamorado de mi? - solté una carcajada bastante sarcástica - Eso no es amor, eso es una obsesión, es un maldito enfermo

- Quizás - se encogió de hombros - por lo pronto, ve a cenar

Rode los ojos y acepté bajar a cenar. Una mesa para dos estaba en el centro de la sala, Jhoyssel me miro con una enorme sonrisa y quise arrancarle los ojos para que dejará de observarme.

- Gracias por bajar - se levantó y me ofreció la silla vacía

- No lo hice por ti - me senté en la que minutos atrás el estaba sentado, así que el se sentó en la que me había ofrecido - tengo que comer ¿no? No me voy a morir de hambre por ti

Al Final Del TúnelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora