Capítulo 41

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Caminé una y otra vez por mi habitación mientras mordía mi uña del pulgar. ¿Que haría para poner a salvo a All sin afectar a Jhoyssel?

Piensa idiota, piensa.

Entre un rango de uno a cien, yo tenía noventa  posibilidades de fracasar, sólo tenía el día de hoy y mañana para hallar una solución en la que saliera victoriosa, menos de cuarenta y ocho horas tenía para hacer lo que fuera.

Caminé durante horas de un lado a otro en mi habitación ideando el tan dichoso plan y lo único que se venía a mi mente  eran las mil maneras de matar a Roberth.

Perdí varias horas pensando y pensando aquel plan, pero como si lo hubiera pedido la idea llegó a mi cabeza, no era un gran plan, pero era lo único que se me había ocurrido, quizás moriría intentándolo, pero al menos intente hacerlo.

Pero primero, lo primero.

Bajé rápidamente hacía el cuarto que Jhoyssel le había asignado a Sharon, era mucho más pequeño que el mío y estaba en la planta baja, amé ver la cara que hizo al darse cuenta de ese detalle.

La puerta de su habitación estaba semi-abierta así que la empuje de golpe y entre como una diva, ella estaba en ropa interior y se sobre saltó al verme, había que reconocer que tenía un cuerpo de muerte, pero yo también estaba segura de lo que tenía.

- ¿Que carajos haces aquí? - espetó furiosa sin intentar cubrirse - lárgate de una vez

- No, la que se va a largar es otra - caminé  y me senté en su cama - Puedes ir cogiendo tus cositas y te me vas largando ahora mismo - chasquee los dedos y ella soltó una carcajada

- ¡Ay por favor! No seas ridícula ¿Acaso olvidas quien es la arrimada en esta casa? - se plantó frente a mi así que me puse en pié

- Parece que la que lo acaba de olvidar es otra - esboce una sonrisa - no he sido yo la que ha venido a rogar que me dejen quedar aquí ¿Verdad? Tampoco he sido yo la que se ha hecho pasar por la prometida de un hombre para el cual no eres más que un maldito estropajo que ya ha desechado

- ¿De que estas hablando? - su rostro mostró confusión

- Si, ya sé que fuiste la prometida de Jhoyssel, recalquemos que esa palabra es de tiempo pa-sa-do - pausé la palabra - no tiene repercusión en el presente, también  se que lo dejaste plantado el día de su boda ¿Todo por qué? Por estar entre las sábanas de su hermano y que ahora vienes a mendigar un techo donde pasar la noche porque Roberth se cansó de usarte como el juguete que eres

- Eres una... - lanzó su mano a golpear mi cara, pero se la detuve a tiempo

- Ni se te ocurra ponerme un dedo encima, por que no sabes de lo que puedo ser capaz - la miré directo a los ojos, una chispa de maldad estaba creciendo en mi interior

Sharon soltó su mano de mi agarre y me miró con mucho odio, respiró profundo y dejó salir una risa irónica que me hicieron sentir ganas de hacer que se la tragara con un golpe.

- Si, bien, sabes todo eso, felicitaciones - aplaudió hipócritamente - ¿Que quieres que haga? Tú  estas perdida, Jhoyssel aún me ama y el hará lo que yo le diga, porque siempre ha sido un arrastrado a mis pies

- Eso era porqué no me conocía - le guiñe el ojo - él  aún no conocía lo que era una verdadera mujer y le tocó conformarse con - la mire de abajo hacia arriba - menos

Intentó responderme pero no fue capaz de hacerlo, sólo se quedó observandome unos segundos mientras yo dibujaba una sonrisa diabólica en mi rostro.

Al Final Del TúnelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora