Problemas.

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-Papá...

-Megumi, tranquila...-dijo Syo, algo triste.

-Por mi culpa hice daño a Iori...

¿Por qué?

-Megumi...-Syo estaba al borde de las lágrimas.

Iori me soltó, me desplomé en el suelo.

Syo se agachó a mi lado.

-No es tu culpa...-dijo triste.

Me iba a tocar la cabeza, lo detuve.

-¡Es mi culpa!-le tenía agarrado de la muñeca y apretaba.- ¡Todos los que están a mi lado acaban sufriendo!-grité con los ojos llorosos.

-¡No es tu culpa!-gritó Syo.-¡Deja de pensar así! ¡Solo te haces daño a ti misma!

Todos mis hermanos se quedaron atónitos.

Comencé a llorar y corrí a mi cuarto. Me encerré allí.

(Pov Syo)

Ella es frágil, como el cristal. Sabía que pasaría esto, ella sigue echándose la culpa...

-¡Megumiiii!-grité y la seguí.

Corrí detrás. Pero se metió antes en el ascensor y no llegué a tiempo, esperé a la siguiente vez y subí a su cuarto. Entré sin llamar, me la encontré en el suelo y lloriqueando.

Se me giró a mirar.

-¿Sabes?-comencé.- Tu padre le encantaba verte sonreír, y... Puede que a tus hermanos también. Lo que intento decir es que deberías olvidar el estar sola y aislada, esos chicos te quieren mucho, sonríe, yo ya me voy.-la besé la cabeza.

Me fui de su habitación y bajé a despedirme de sus hermanos.

Todos me miraron raro.

-Bueno, me despido, espero que cuidéis a Mecchan por mí y por su familia, parecéis muy buenos chicos, ya se le pasará la tristeza...-dije amablemente.- Iori-kun, no me tengas ese rencor... Ya que pienso que eres el único que la puede entender completamente, ve a ayudarla ahora, por favor.

Me dirigí hacia la salida, pero el más pequeño me detuvo.

-¿One-san nos quiere?-dijo susurrando.

-Sí, pero no os ha contado todo lo oscuro de su corazón.-dije sonriendo, y me fui.

Ahora solo quedaba llamar al casero...

(Pov Megumi)

Syo de verdad me quería.

Escuché llamar. Iori pasó a mi cuarto, algo avergonzado.

-Hola, siento esto.-dijo triste.

-Iori, no pasa nada, no es tu culpa.

Se acercó y me resguardó en sus brazos, era muy cálido.

-Yo... También lo sigo pasando mal...-dijo en un susurro.

Nos quedamos así durante mucho tiempo.

Luego vinieron Masaomi y Kaname.

-Megumi, ¿estás mejor?-preguntó Masa-nii separándome de Iori y obligándome a mirarlo a los ojos.

-Más o menos.- respondí con la voz ronca.

-Bien...-Masaomi no parecía muy convencido.-Iori, Kaname, déjame con ella.-exhortó con voz suave pero autoritaria. Iori y Kaname se fueron.- Megumi, sabes que puedes confiar en nosotros, ¿cierto?-asentí.- Creo que no nos estás contando todo. Para aliviar la carga de cualquier corazón hay que apoyarse en tus seres queridos.-me pasó sus brazos por mis hombros para abrazarme. Escuchaba su corazón ir más deprisa, su mentón se apoyó en mi cabeza. Era como si todo lo pudiera olvidar en ese arrullo fraternal.- Quizás quieras saber que no nos has hecho daño a ninguno, que no te abandonaremos y que te queremos mucho.- Sus palabras eran lentamente pronunciadas y su calidez era muy reconfortante.

-Gracias.-respondí su gesto y me abracé a él también.

Creo que su voz y sus latidos me adormecieron, haciendo que no recordase nada después de eso. Debí dormirme.

Me desperté en mi cama, arropada por una manta. Miré por la ventana, debían de ser las tres de la tarde pasadas. Salí de mi cuarto y vi a Yusuke saliendo del suyo.

-Hola Yusuke-nii.-saludé.

-Megumi-chan, ¿estás mejor?-dijo algo tímido.

-Sí, mucho mejor. -sonreí. Yusuke me imitó y juntos fuimos al salón.

Al llegar, Ukyo estaba allí conversando con Masaomi, parecía agobiado.

-Deberías contar todo lo que sepas Ukyo.-Masaomi estaba muy serio, su voz suave, ahora severa y fría.-Sé que sabes algo que no nos has contado.

-Masa-nii, si quieres saber algo, preguntáselo a Megumi.-respondió Ukyo serio.

-¿Qué queréis preguntar?-bajé las escaleras.

Masaomi me miró algo serio, pero no como antes.

-¿Hay algo que no sepamos los demás que sabe Ukyo?-pregunto con voz suave.

Ukyo se ruborizó y se sentó en el gran sofá, con las manos tapando su cara.

-No, él sabe lo mismo que los demás.-dije ayudando a Ukyo, no penséis que lo hago por buena voluntad, solo lo hago para poder sacar beneficios.

Ukyo se sentó mejor en el sofá, parecía asombrado de que le encubriese. Masaomi me miró fijamente, sus ojos avellana parecían adivinar el pensamiento.

-Bueno...-dejó de mirarme y volvió a ser el de siempre.-Entonces ven, quiero hablar contigo.

En ese momento mi móvil sonó tan fuerte que se escucharía hasta en la otra punta del mundo.

-Un momento.- obsevé que el número que llamaba era el de mi madre...-Voy a cogerlo, parece urgente.

Yusuke que estaba en el sofá merendando, Ukyo y Masaomi callaron.

-Moshi-moshi?

-¿Es usted Megumi, la hija de Yoshikawa Momoka?- exigió saber la mujer desde la otra línea.

-Sí.

-Venga rápido al centro de internamiento de enfermos mentales Chiabi.-exhortó.

-¿Qué ha pasado?-pregunté sin querer realmente saber la respuesta.

-La señora Yoshikawa ha tenido un ataque de nervios.

-Ok... Voy.-Colgué.

¿Qué hago? Si le pido a Ukyo que me lleve, Masaomi querrá venir y yo no quiero que otro de mis "hermanos" sepa que mi madre está en cuidados intensivos, me da mucha vergüenza ya que ellos llevan una vida genial y maravillosa, pero yo en cambio...

Mi mente se quedó en blanco...

-Megumi-chan, ¿qué ha pasado?-preguntó Ukyo.

-Yo...

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Hola, perdón por tardar tanto. Por motivos personales, no he podido... X'V

Besos,

Pinky

La Hacker de los AsahinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora