Capítulo 17: Adiós a Rue...

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Katniss está devastada, se nota a simple vista. Aún no me creo que Rue ha muerto. Marvel, el chico del distrito 1, le arrojó una lanza luego de atraparla en una red y la pobre, indefensa y pequeña Rue murió en los brazos de Katniss, que no pudo hacer nada por salvarla, excepto matar al chico atravesando su garganta con una flecha. Era una herida profunda y seguramente rompió algún órgano vital. Impotente, Katniss le canta la canción de la pradera a la niña mientras la vida se escapa de su frágil cuerpo. Siento su impotencia. Es horrible.


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Siento un par de lágrimas que resbalan por mis mejillas, las dejo caer y apago el televisor, ya es tarde y debo acostarme. No quiero seguir viendo la repetición. Con lo poco que vi luego de que todos se marcharan de mi casa, ya fue suficiente. Me siento muy triste por la muerte de esa niñita del distrito 11, era tan frágil y menuda como los niños de la Veta. Es como si hubieran tomado uno de los chicos del barrio minero y lo mataran cruelmente sin motivo alguno. ¿Por qué? ¿Por qué tenemos que aguantar cosas como los Juegos del Hambre?

Justo ahora, después que toqué y canté aquella canción sobre la paz y la hermandad, en un mundo sin hambre ni matanzas entre los hombres. Fue algo muy arriesgado, lo sé.  Sin embargo, no me arrepiento. Menos ahora que Rue murió de esa forma tan injusta y sin sentido. Me tapo con la manta y me deslizo entre las sábanas, temblando no sólo de frío sino de impotencia. Es verano pero las noches han estado frescas así que me tapo hasta las orejas y cierro mis ojos esperando no tener pesadillas esta noche.

Cuando despierto, el día está radiante y hermoso, el sol brilla sobre las montañas, habrá salido hace poco. Me aseo y me visto para el colegio. Voy a ver a mamá antes de desayunar, aún duerme por los calmantes, bajo y le pido a Rose que le lleve desayuno más rato. "¿Mi papá ya desayunó?", pregunto aunque sé la respuesta. "Sí, se tomó su café o más bien se lo llevó a su oficina masticando un bollo de queso", me responde Hannah, afanada en la cocina. Tomo la leche, saco unos cinco bollos de queso de la panera y me los echo al bolsón del colegio antes de despedirme de ambas. Me voy caminando y masticando uno de los bollos aún caliente. Al llegar al portón me encuentro con Prim y los Hawthorne, entre medio de un montón de estudiantes más, algunos parecían consolar a Prim, como si Rue fuera su hermana o una de los nuestros. Todos detestamos los Juegos, pero hoy más que nunca. Abrazo a Prim espontáneamente, sin hablar, y casi la estrujo entre mis brazos, tratando de no llorar; luego me recompongo y le doy un bollo de queso, saco el resto y se los paso a Rory y a Vick, ellos tres me agradecen al instante, pero Gale vacila cuando le extiendo el último.

- Toma, Gale... antes que se enfríe del todo... 

- ¿Por qué haces esto, Madge? -me pregunta con frialdad.

- Sólo porque quiero... vamos, tómalo, es para ti, no seas orgulloso.

- No necesito tu compasión ni tu lástima, princesa Undersee -me espeta con la misma frialdad y voy a replicarle algo cuando al fin toma el bollo y lo guarda en su bolso-, pero se lo llevaré a Posy. 

Gale y Madge: Fresas en el BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora