Capítulo 19: Cielo Estrellado

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- ¿Para qué quieres todo eso? Tú lo tienes todo... eres la hija del alcalde –me interroga Gale ya fuera de su casa, cuando me acompaña de regreso a la mía.

Le explico que el pisapapeles es para mi padre, para su escritorio; el cofre lo puliré y lo pintaré para mamá, con la lana tejeré algo y los libros son lectura para el verano. No puedo estar todo el día tocando el piano, sin hacer nada productivo.

- ¿Que no tienes suficientes libros en tu casa? ¿sabes tejer? No me imagino una princesa tejiendo algo...

- Ya me he leído todos esos libros, estos los leeré en el verano... y claro que sé tejer, Gale, en el colegio nos enseñan y Hannah también me enseñó hace años... aunque no sé tejer puntos muy complicados todavía.

- Pero tú puedes comprar lana nueva en la paquetería...

- Pero este color no lo tienen, Gale. Por eso lo compré... me tejeré una boina y una bufanda para el invierno, combinará con mi chaqueta azul –digo, pensando ya en el frío -. El Quemador es un lugar muy pintoresco -comento entusiasmada, luego de la visita.

- No dirías eso si te hubiera tocado ver una pelea o a Cray bebiendo...

- Bueno, supongo que tú me hubieras sacado de ahí, en tal caso...

Gale se encoje de hombros y no contesta, sigue caminando como si nada, creo que sonríe pero no logro discernir si es una sonrisa de complicidad o una mueca de sarcasmo porque vuelve el rostro hacia el otro lado. Gale parece reacio a continuar con la conversación y yo no insisto, lo noto tenso. Creo que no le agradó que entrara aunque fuera un corto rato a su casa (por cierto, una muy pequeña y humilde, más de lo que esperaba) y tomara el té que su madre me ofreció con tanta gentileza. Sus hermanos también fueron agradables y la pequeña Posy es un encanto de niña... ¡le preguntó a Gale si yo era su novia! ¡Qué no hubiera dado yo porque dijera que sí! Sería la chica más feliz del mundo si hubiera contestado positivo: "Madge y yo estamos saliendo" o algo por el estilo. Sin embargo, para Gale sólo soy la amiga de Katniss, así me presentó a los suyos. Debo conformarme con eso por ahora. Al menos, es mejor que cuando sólo era una clienta o, más atrás en el tiempo, cuando aquellas primeras veces que él y Katniss nos vendían fresas, él pronunciaba mi nombre como si estuviera chupando un limón demasiado ácido. Su antipatía conmigo entonces era notoria, pero yo me auto engañaba que no me importaba. Una tarde, estando a punto de cumplir catorce años, les pregunté si querían venir el domingo a comer pastel por mi cumpleaños. "¿Y por qué nos invitas?... ¿para qué querríamos venir a tu casa?", recuerdo que me espetó Gale con dureza. "Bueno, somos amigos...", empecé a balbucear con timidez. "Tú eres sólo una clienta, Madge, no confundas las cosas", me replicó con frialdad. Obviamente al otro día no aparecieron y celebré mis catorce años con mis padres, Zira y Hannah, como siempre. Después, a solas en mi cuarto, lloré y lloré a mares. Ahí recién caí en cuenta que estaba total, estúpida y perdidamente enamorada de un chico que no me hacía el menor caso.

Ahora, he avanzado de ser una clienta a ser la amiga de su amiga. 

- Este, oye Madge, ¿de dónde la sacaste? -me pregunta Gale interrumpiendo un rato de silencio.

- ¿Qué cosa? -pregunto yo de vuelta, confusa.

- La canción... esa que cantaste y tocaste al piano... ¿dónde la aprendiste?

- ¿Me escuchaste? -le consulto, nerviosa y avergonzada que me haya escuchado, luego me recompongo y agrego-: Creí que ya te habías ido porque no quisiste leche con galletas... por orgulloso.

- Bajé a la cocina y Hannah insistió, mientras me preguntaba por Bristel, te escuché cantar y tocar... ¿dónde la aprendiste? 

- Me la enseñó mi abuela... es una canción muy antigua.

Gale y Madge: Fresas en el BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora