Capítulo 41: Juegos de Seducción

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Vick y Rory vinieron por Posy para llevarla de vuelta a casa en la Veta, no quise ser descortés y los hice pasar a la cocina para un vaso de leche con galletas. Sin embargo, me dio la impresión que Gale deseaba que sus hermanos y Posy se fueran pronto para quedarnos nosotros solos. Como eso no ocurrió, porque los chicos se tomaron su tiempo bebiendo la leche, Gale anunció que se iba a cazar al bosque y se dirigió a la puerta de la cocina.

- Deja la otra puerta entreabierta... volveré más rato, princesa -se despidió casi susurrando mientras yo cerraba y lo veía marcharse por el camino.


Como una media hora después los niños se fueron y subí a ver a mamá, estaba leyendo un libro. Interpuse una piedrecita en la puerta de la escalera de emergencia, que no se notara que estaba apenas junta. Volví a la sala y practiqué piano casi una hora, hasta aburrirme, esperando a Gale. Pensé que tal vez habría subido directo a mi habitación y me esperaba ahí. No estaba. Fui a chequear a mi madre otra vez, ahora tenía un fuerte dolor de cabeza y me pidió agua para tomar un analgésico y que le cerrara las cortinas porque el sol del atardecer le molestaba, junto con señalar que no tenía ánimos de cenar y que la dejara dormir. Cerré la puerta y bajé a la oficina de mi padre, me asomé preguntando si subiría a comer conmigo. 

- Imposible, Madge, lo siento, pero tengo que permanecer aquí porque estoy esperando llamadas del Capitolio con noticias importantes -me contesta con cara larga-. Lo siento, hija... mándame una bandeja para acá.

Me hago la víctima resignada pero por dentro salto de alegría. Una vez que mamá se duerma, las empleadas se vayan y con papá en su despacho... Gale y yo estaremos a solas. Además, si papá espera noticias importantes del Capitolio, debe ser por Katniss y Peeta, porque están a un paso de ganar, ¿por qué otra cosa sería? 


Ya son las ocho, Hannah y Rose se van, pelo papas, limpio un pollo y verduras destinados a un estofado para la cena. Ya no sé en qué más matar el tiempo esperando a mi enamorado. Espero que no venga demasiado tarde.

Volví a mi cuarto casi saltando los escalones de ansiedad. Decidí cepillarme el pelo y lavarme la cara para retocar mi maquillaje, también me cambié de ropa por un vestido más coqueto para cuando llegara Gale. Elegí un vestido negro muy simple, cuello subido redondo, sin mangas y a medio muslo. No tiene botones ni cierre, me calzo el vestido por arriba, la tela se ajusta a mi cuerpo y cuando saco la cabeza por la abertura, el espejo me devuelve la imagen de Gale con una maliciosa sonrisota estampada en sus labios, metro y medio detrás mío, apoyado en la puerta cerrada de mi habitación. Doy un respingo, sorprendida, ¡sí que es silencioso!


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- ¡Bonito vestido! -Me sonrojo de inmediato. Su voz es ronca y seductora-. Aunque me gusta mucho más ver lo que hay... debajo.

Gale y Madge: Fresas en el BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora