Capítulo Treinta

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Capítulo 30

Minutos después que Lucas se haya ido, llegó Bruno quien abrazó y beso fuertemente a su novia ya que la había extrañado demasiado, sin embargo la notó incomoda y tensa, sabía que algo no andaba bien.

— Mmm... ¿me tengo que preocupar por algo? – le preguntó él tomando una cierta distancia para inspeccionarla de arriba abajo.

— Quiero decirte algo – dijo ella con una risa nerviosa. –Vayamos al jardín, ahí vamos a estar tranquilos – propuso tomando la mano de su novio y guiándolo hacia el patio trasero.

— Mica si vas a dejarme... hacela corta – pidió con suavidad y dolor él, sabiendo por donde venía la mano.

— Nunca deje de amar a Lucas, solo me ocultaba hasta a mi misma – confesó ella luego de tomar una gran bocanada de aire para juntar coraje. – Lo siento Bru, no te mereces esto. Mereces alguien quien pueda amarte completamente y esa no soy yo.

— Yo tampoco puedo seguir engañándome, esto es algo que ni bien comencé a salir con vos sospechaba – contestó con melancolía y suma tranquilidad él. – Estuvieron juntos muchos años, no es algo que se olvida de un día para otro. Y aunque Lucas estuviera saliendo con Francheska, te seguía viendo con amor a vos, yo me daba cuenta.

— ¿No estás enojado? – indagó sorprendida Mica al escucharlo hablar.

— No podría, no hiciste nada malo, solo no pudiste llegar amarme como a él, no es tu culpa, lo entiendo – él sonaba tan comprensivo que a ella solo le daba más angustia la situación.

— ¿Por qué no pude enamorarme de vos? – se lamentaba ella haciendo que Bruno se riera. – Se me haría todo mucho más fácil.

— Por eso no te enamoraste de mí, lo fácil aburre – bromeó él para sacarle peso al momento. – Vamos a ser buenos amigos Mica, quédate tranquila. Y ahora... dale, vamos – dijo parándose de la hamaca donde se habían sentado y apurándola para caminar.

— ¿A dónde vamos? – preguntó ella no muy segura si hacerle caso.

— A dónde vas mejor dicho – la corrigió. – Voy a llevarte a lo de Lucas.

— ¿Qué? – exclamó horrorizada ella deteniéndose en la puerta antes de salir.

— Es momento que le digas a él lo que me acabas de decir – sentenció Bruno arrastrándola hacia el auto sin darle chances de discutir ni poner resistencia.

***

Bruno la había dejando en la entrada de la casa de Lucas, pero Micaela seguía dubitativa si golpear la puerta o no, todavía no se sentía segura para enfrentar sus emociones con él, pero el destino no le dio más opción, porque cuando ella se dispuso a darse la vuelta y volverse a su casa abrió la puerta Gloria sorprendida de ver a su ex nuera frente a la casa.

— Micaela, divina – sonrió la mujer. – ¿Qué hacías por aquí?

— Eh, vine a ver a Lu – respondió no muy segura ella.

— Me encanta que vuelvan a frecuentarse con mi hijo – acotó satisfecha Gloria – pasa, está en la cocina, yo salía hacer unas compras – le explicó y le dejo la puerta abierta para que avance y así lo hizo Micaela, caminando a paso firme hacia Lucas.

— Má, ¿te olvidaste lo que te pedí? – habló él cuando escuchó pasos en la cocina.

— No soy tu mamá – contestó divertida Mica al verlo cocinar. Lucas se giró sorprendido de golpe y quedo estupefacto al verla frente suyo.

— Pensé que estabas esperando a Bruno – dijo él recordando que horas antes estuvo en la casa de ella.

— Sí, en realidad estaba esperando enfrentarme a mi misma – le contó ella acercándose para ver lo que estaba haciendo él, al parecer una salsa que olía exquisita.

— ¿Se puede saber que salió de ese enfrentamiento que tuviste? – curioseó él lavándose las manos y dejando lo que estaba haciendo.

Ella lo miró, sonrió y finalmente lo besó, un beso que lo tomo por sorpresa pero que no dudo ni un segundo en seguir. — Que tengo ganas de cocinar con vos – le reconoció Micaela a su pregunta y supo que ya no había más nada que aclarar entre ellos, con eso, Lucas había entendido todos los sentimientos de ella. Y ambos no podían estar más felices.

FIN

La mala de la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora