Mi mejor amigo Max y mi compañero de salón, Caro, nunca tuvieron ningún tipo de relación desde que empezamos a estudiar en nuestro colegio de la secundaria. Muchas veces compartieron espacios pequeños, como mi salón de clases. Max venía a mi salón con frecuencia, y en esas situaciones solían coincidir, pero Max nunca se fijó en Caro.
Caro nunca existió para mi mejor amigo, pero se hizo visible cuando mi mejor amigo se dio cuenta que los ojos de Caro se posaban con frecuencia en mí. Quizá nunca me hubiese importado que Max me hiciera notar ese detalle, pero me importaba, me daba miedo. Detrás de esa mirada se ocultaba toda mi torpeza, el cual me hacía sentir sucio frente a Max.
"Deja de mirarme, me incomoda", le reclamé por teléfono, con un tono muy serio. Decirle que Max se había dado cuenta no era la mejor manera de presionarlo, por eso no se lo mencioné, ya que de seguro Caro iba a decir tonterías.
—No lo hago apropósito, es solo que me gusta mirarte. Sueles sonreír cuando estas con tus amigos. Me gusta ver tu sonreír.
—No me gusta que me miras, es incómodo, además, no quiero que a nuestros compañeros se les crucen ideas equivocadas.
—Si quiero mirarte, lo haré, no puedes prohibírmelo.
—Te dije que no quiero.
Hubo una pequeña pausa. No se me ocurría nada para convencerlo de que desistiera de su comportamiento molesto. Si Max se acercaba a Caro para preguntarle sobre su manía hacia mí, podría descubrir, en medio de su cruce de palabras, que a Caro y yo nos encontrábamos enredados en una situación inaceptable.
— ¿Max se dio cuenta? —soltó con firmeza. Su tono de voz me sonó desafiante.
Colgué sin pensar.
Esperaba que al menos entendiera que sí, y que no se atreviera continuar con su manía de agobiarme más.
Esa noche no pude dormir. Di vueltas en la cama pensando en lo que podría pasar. Max se mostró serio cuando se dio cuenta que Caro me miraba, y conociéndolo muy bien, sabía que no se quedaba quieto cuando algo le molestaba. Mi amigo Max solía tener actitudes radicales que simplemente mostraba de manera imprevista, por eso temía que fuese controlado por la irracionalidad si se reunía con Caro.
Y sucedió.
Fue un terrible mar de miradas los que se posaron sobre Max y Caro en el recreo al día siguiente, y yo tieso de pies a la cabeza sin querer aceptar lo que estaba pasando tan de repente.
Aquel recreo Max, y mis amigas cristal y Clara, fuimos a sentarnos cerca al gran tragaluz que rondaba uno de los patios de nuestro centro educativo. Algunos compañeros se nos acercaron para conversar, una situación normal, ya que con frecuencia se nos unían compañeros de diferentes secciones a nuestro alrededor. No podía quejarme. Eran conocidos de Max, la mayoría de veces compañeros agradables, pero eso no ayudaba a mis ánimos.
Estaba contento, feliz, hasta que escuché unas risas provocados por empujones toscos, los cuales eran considerados como parte de la diversión de muchos compañeros. Mi sonrisa se desvaneció. Era Caro junto a sus amigos, quien, seguramente, venía de su salón de clases luego de escuchar el timbre del recreo. Él se sentó en el mismo lugar de siempre, cerca al lugar donde Max y mis amigas nos sentábamos.
Caro me miró, sonrió, y continúo su charla con sus amigos. Me sobresalte. De inmediato intente prestarle atención a la conversación de mis amigos, pero no puede. Sonreía después de las sonrisas de mis amigos para seguirles la corriente, asentía cuando alguien buscaba mi aprobación después de un comentario. Trataba de prestar mi mirada en ellos, en mis amigos y a los amigos de Max, para que nadie se diera cuenta que no estaba bien.
No debía voltear, no era la manera de comprobar si Caro había escuchado mi petición de dejarme tranquilo, pero lo supe...
Aún en medio de las risas de mis amigos, provocados por un comentario de unos de mis compañeros, Max se puso de pie después de mirarme. Todos se sobresaltaron. Sus miradas buscaron una explicación a la repentina seriedad de Max, pero no lo encontraron, al contrario, surgieron más preguntas cuando lo vieron dirigirse hacia el grupo de Caro.
Deseé desaparecer.
Los amigos de Max los siguieron, aunque no tan cerca, más bien de lejos, sin poder entender nada. Caminaron atrás de él para buscar una respuesta. Cristal y Clara se quedaron a mi lado. Se pusieron de pie exaltadas, incluso Cristal quiso pararse encima del alfeizar del tragaluz para ver mejor, pero clara no se lo permitió por temor a que se cayera.
Los estudiantes compraban golosinas en el quiosco, conversaban, se reían. Todas esas sonrisas se desvanecieron cuando vieron a Max parar al lado de ellos, con una mirada seria en su hermoso rostro de adolescente. Lo siguieron hasta verlo detenerse junto al grupo de Caro.
Los amigos de Caro, incluso él, Se sobresaltaron. Se pusieron de pie a la defensiva al no poder entender la repentina presencia de Max, además de su intimidante mirada.
—Aquí va a ver una pelea —escuché decir a Cristal, y en ese mismo instante se armó el barullo.
Sin decir ni una sola palabra, con todos a la defensiva, Max golpeo a Caro con mucha violencia. Me dolió el rostro al solo escuchar el horrible sonido como consecuencia del golpe que Max le propinó a Caro y la violenta caída que su espalda tuvo que soportar al caer al piso. Max no midió su fuerza, ni le importo que estuviéramos en el colegio.
Lo amigos de Caro se encresparon de la cólera, y los que siguieron a Max también lo hicieron, pero en actitud defensiva para que el grupo de Caro entendiera que, si se atrevían a provocar una respuesta injusta en contra de Max, ellos se involucrarían.
Caro se mostró colérico, pero no exigió una razón del ataque que sufrió, ni intentó devolverle el golpe que le dieron. Max tampoco dijo nada, ya que no fue necesario ninguna explicación con palabras. Caro pareció entenderlo.
Un profesor se acercó a ellos, seguido de otro y otros más. Todos, aunque no participaron, pero tan solo por aparentar que si lo hicieron, fueron reprendidos. Yo, aún tieso por lo que había pasado, vi como Max ere llevado a la dirección junto a los otros.
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AUN SIEMPRE SERAS TÚ |2DA PARTE|
Teen FictionCaramel es un joven un que recuerda momentos peculiares de las diferentes etapas de su vida. Esos recuerdos se encuentran marcados por su mejor amigo Max, un joven de ojos azules y de sorprendente belleza el cual atrae a muchas chicas. Max siempre...