23 - La chica

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No podía deprimirme. Había sido yo quien rechazó el amor de mi mejor amigo Max, por eso no debía dar vueltas en mi cama con los sentimientos destrozados. A pesar de estar convencido de que mi rechazo fue el correcto, me dolía tanto. No podía evitarlo

Mi mente evocaba recuerdos que me hacían reflexionar. Pensaba en mis padres, mis amigos, en Max y...en Cristal. Recordarla principalmente a ella me ayudaba a sobrellevar el rechazo de mis sentimientos.

Mientras me miraba en el espejo, trataba de lucir como siempre, ya que mi semblante se veía alicaído. Respiré y expiré con calma para establecer mi ánimo. No quería que nadie se diera cuenta de mi lamentable estado de ánimo.

El timbre de mi celular llamó mi atención. Un mensaje de texto había llegado. Era el de Max.

"Ven, quiero que sepas quien es la chica que elegí", leí en la pequeña pantalla.

No me sorprendí que eligiera a una chica muy pronto, pero me lastimó. "Está bien, yo fui quien lo provocó", me dije dejando mi celular sobre el escritorio.

El aparato sonó una y otra vez, pero lo ignoré por completo. No iba a ir a su encuentro. El día se sentí muy cansado para mí. Solo desea estar recostado en mi cama sin hacer nada más que dormir y dormir todo el día.

—Caramel, baja, Max te llama por teléfono— me dijo mamá entrando a mi habitación.

"No quiero contestar"

Mamá se fijó en mi celular. Mi directorio telefónico mostraba las llamadas perdidas de mi mejor amigo Max, las cuales no contesté a pesar de haberme percatado cuando timbró varias veces. Antes de que ella hiciera preguntas, salí del cuarto para contestar el teléfono.

"Ven, quiero que sepas quien es la chica que elegí", me volvió a decir, y colgó.

Salí de casa. Fui al parque donde solía encontrarme con Max, el mismo lugar donde mamá me llevaba a jugar con los niños del barrio y donde conocí a Max por primera vez.

Max estaba sentando el pasto con el celular en sus manos. Se veía concentrado, muy serio. Era increíble verlo y a la vez tratar de comprender porque decía que yo le gustaba. Ya no debía pensar en eso...

Mi celular timbró e hizo Max se percatara de mi presencia. En la pequeña pantalla de mi celular vi el nombre Max. Me quedé mirándolo como un tonto, hasta que él me lo arrebató de mis manos y cortó su propia llamada.

—Yo te estoy llamando —dijo devolviéndome el celular.

—Hola —le respondí tieso, pero lo que en realidad quise hacer fue ofrecerle disculpas, preguntarle si estaba molesto conmigo por rechazar sus sentimientos, pedirle que me comprendiera...

—No te pongas nervioso, Caramel, aún somos amigos.

—Sí, gracias.

Al ver a Max, me hizo pensar que todo había sido un sueño. Él se veía tranquilo, como si nunca hubiese sido rechazado. Su semblante era el de siempre. Parecía que yo era el único que se estaba muriendo por dentro.

—Mamá piensa que estamos peleados porque no respondí tus llamadas. Lo siento, lo que pasa es que no me sentí bien después de anoch...—me detuve. Mencionarle la noche cuando lo rechacé no iba a ser nada bueno.

—No te preocupes, Caramel, está bien. Si no quieres que te llama al fijo, entonces responde tu celular, así tu mamá no volverá pensar que estamos peleados.

"Peleados"

—Esa palabra... no me gusta...

—Si no te gusta no la pronuncies. A mí tampoco me gusta cuando es contigo, porque con Caramel...

No me hacía bien estar cerca de Max.

—Me voy a casa— interrumpí.

—No, Caramel, espérate. Ayer decidiste elegir a Cristal, ahora quiero que sepas a quien elegí yo. Ya va a venir, no demora. Le dije que se encuentre conmigo aquí a esta hora para presentártela como mi enamorada.

—No es necesario, no quiero.

—Si lo es.

No permitió que me fuera.

A un lado del parque de vez en vez pasaba una que otra muchacha solitaria. Yo me quedaba mirándolas, creyendo que alguna de ellas era la chica que Max había elegido. No me di cuenta de mi actitud perturbadora, porque ellas se mostraban un poco intimidadas cuando se daban cuenta de mi mirada.

Intenté irme nuevamente. No quería continuar esperando a alguien que no deseaba conocer.

—Si Caramel no quiere conocerla, entonces solo debe pedírmelo—él me agarró del brazo, pero me alejé—. Yo te elegiré a ti si me dejas, porque solo te quiero a ti. Caramel, cuando te canses de jugar a los enamorados con Cristal, y decides amarme a mí, solo dímelo. Yo dejaré a quien este conmigo y te seguiré solo a ti. Siempre te voy a esperar, por eso no duces en confiarme tus sentimientos.

—No digas eso, Max, me haces daño.

—Te amo, Caramel.

Su "Te amo", resonó cuando una hermosa adolescente de largo cabello negro cruzó el parque hacia nuestra dirección. El leve maquillaje color rosa resaltaba su rostro delicado embellecido por una radiante sonrisa y mirada risueña. No podía ser ella.

—Hola —nos saludó dándonos un fuerte abrazo.

—Es ella —Max le sujeto por la cintura—, Clara, la chica más bonita del colegio.

—Hay, Max, gracias por el cumplido. Pero tu estas muy cariñoso hoy, ¿verdad? —ella estiró sus manos para aplastar las mejillas de Max, pero él lo impidió agarrando sus muñecas con delicadeza.

—Clara, eres la más bonita de todo el colegio, no te estoy haciendo ningún cumplido, es la verdad.

—No quiero sonar creída —se cruzó de brazos cuando Max dejó de agarrarla— pero sí, soy la más bonita. Soy la reina y ustedes, chicos, son mis plebeyos.

"Debe ser una broma, porque Clara es nuestra amiga", me repetía sin poder creerlo.

A Clara pareció gustarle Max desde la primera vez que lo conoció, pero por alguna razón no surgió nada entre ellos a pesar de que nuestros compañeros de clases no perdieron el tiempo especulando una relación entre ambos. A pesar de las habladurías, ellos nunca mostraron un interés tan marcado, ni mucho menos Max. Ellos siempre fueron únicamente amigos.

De tantas chicas, la eligió a ella. Max qué estaba haciendo con nuestra amistad. 

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |2DA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora